❤ CAPÍTULO 6 ❤

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Desde que recibí ese mensaje de Ivan me encontraba flotando en una especie de nube, había logrado responderle, aunque varias horas después y luego de una larga charla con Caro, pero todavía me sentía demasiado ansiosa por como estaban tomando el c...

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Desde que recibí ese mensaje de Ivan me encontraba flotando en una especie de nube, había logrado responderle, aunque varias horas después y luego de una larga charla con Caro, pero todavía me sentía demasiado ansiosa por como estaban tomando el curso las cosas.

¿Esperaba que alguna vez un artista que amaba me respondiera? Desde luego que no.

¿Me incomodaba todo esto? En parte.

Me consideraba una persona aburrida en extremo sin nada interesante que decir o aportar, y desgraciadamente, siempre dudaba de que las intenciones del resto fueran completamente sinceras conmigo, pero a diferencia de mi entorno, Ivan no me conocía, al menos no al cien porciento, y...  quería creer que su acercamiento era ser más sincero.

—¡Cuidado niña emo! —escucho que gritan desde el lado izquierdo en cuanto logro cruzar las puertas del salón de gimnasia.

A penas logré esquivar un balonazo que a todas luces iba dirigido a mi rostro. Al observar en la dirección de donde fue lanzado como un misil, vi a Drake Wilson y Amber Evans, junto a su séquito de inadaptados sociales riéndose a sus anchas de mi.

Cualquiera en mi situación posiblemente se hubiera parado con firmeza y les hubiera dicho unas cuantas verdades, pero ese no era mi caso. Les tenía miedo, mucho miedo.

—¡Ey, cara de mono! —gritó Caro desde atrás, ella acababa de llegar, inmediatamente tomó el balón y les enseñó el dedo corazón— Como te logre dar con la pelota créeme que ni tus padres te van a reconocer de lo feo que vas a quedar.

Ella blanqueó los ojos al sentir mis manos sobre su brazo, con un gesto de la cabeza le pedí que fuéramos a las bancas a esperar a que viniera la profesora, y por suerte me hizo caso.

—Un día de estos no la van a contar —me dice ella mientras truena sus dedos—. Estoy a nada de cometer una locura —confiesa, y la observo visiblemente preocupada. Caro es extrema, mucho, y tal como ella dice es capaz de cometer una locura—. Tengo un amigo que trabaja en una carnicería, podría pedirle la cabeza de un cerdo y se la ponemos en...

—Caro...

—Bien, bien, nada demasiado drástico —diciendo esto, ella comenzó a atar su larga cabellera castaña en una coleta superior.

Me la quedé observando mientras sonreía. Caro era una belleza exótica, siempre lo fue incluso cuando éramos niñas. Su madre era peruana y su padre mexicano, y gracias a esas hermosas raíces latinas que poseía siempre lograba resaltar a donde fuera por encima del resto; su piel era tostada, tenia los ojos de un color marrón claro, casi de tonalidad miel; era alta, delgada, atlética y su cuerpo se había desarrollado tan bien que aunque la mayoría no lo confesara abiertamente, más de uno tenía un crush con ella.

¿El problema para muchos? Su personalidad. Caro era enérgica, quizás a veces en exceso, no podía estar demasiado tiempo sentada. No sentía vergüenza ni miento. Era demasiado franca y directa, al punto que si algo no le parecía te lo hacía saber, aunque la gran mayoría de veces jamás tenía el suficiente tacto para hacerlo.

Viaje a las estrellasWhere stories live. Discover now