1. Una nueva oportunidad

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Esperó el grandioso día de los Juegos Extremos al igual que el resto de sus fanáticos, no por las ansias de participar, sino más bien en tener el lujo de estar en primera fila para presenciar la mayor humillación de su enemigo, Max Goof. Ansió tanto en quitarle su estúpida confianza y verlo lloriquear en la derrota; se lo merecía después de su osadía en retarlo. Se supone que ganaría de nuevo, y al final no solo perdió contra el equipo 99, también lo perdería todo.

En medio de la pista de patinaje fue eliminado por culpa de su papá, Goofy Goof, un viejo cuya torpeza es tan natural que duele. Llamó a su hermano gamma y él tuvo el atrevimiento de ignorarlo en vez de acudir a su rescate. La ira dominó su ser al haberse quedado atrás. No iba a permitir que su rival ganara, ni que su secuaz se llevara la victoria; solo él debía ser el que llegara a la meta y por eso estuvo dispuesto a encender los cohetes que ocultó en la patineta de Max para sacarlo de la competencia, pero fue noqueado por la herradura en acto sobre-protector paternal. No sirvió de nada, pues su barbilla logró presionar el botón que lo activaría.

El resultado fue un desastre que alarmó a los espectadores, Max y Tanque estrellaron con la gran X hecha de tela y el fuego de los cohetes se propagó. Quedaron atrapados y el responsable indirecto solo se dedicó a avanzar, ignorando el hecho de que dos vidas seguían en peligro. A pesar de la dificultad, su enemigo se ganó el trofeo y de una manera justa. Max no le tenía rencor por el incidente, sin embargo, con Tanque fue diferente por defraudarlo y peligrar su vida. En venganza, lo expulsó del equipo de los Gammas de la manera más patética posible, siendo pateado por los aires. Al final entendió a la mala que se lo merecía; literalmente pudo ocasionar una tragedia, solo que fue demasiado tarde para entenderlo y tuvo que asumir su castigo.

Sus trampas fueron descubiertas y su reputación cayó por los suelos. Se ganó el odio de sus rivales, quienes antes asumían en ser unos fracasados e invalidaban sus constantes esfuerzos, se enteraron de que eran expulsados por su culpa. Sus admiradores dejaron de idolatrarlo después de saber la cruda verdad y el incidente de los cohetes. Las chicas ya no se le acercaban con motivos de captar su atención, su verdadero ser les producía asco y preferían alejarse. Los únicos que aún lo respetaban eran sus profesores, de allí comenzó a apreciar un poco las clases porque al salir del aula perdía la tranquilidad. Era ignorado o lo fastidiaban en los pasillos.

La vida universitaria se convirtió en una pesadilla.

Pasó todo un mes en soledad, el abandono le generó una severa frustración que perjudicó su autoestima frágil. Ser el líder de los Gammas, el grupo más conocido referente al skate, es el mayor privilegio que lo hizo especial y lo perdió. Tampoco era un ganador por sus malas acciones y lo peor de todo, ya nadie lo notaba. Detestaba el haberse convertido en una sombra, no llegaba ni a los talones de aquel Bradley que muchos alababan y en sus ilusas cabezas era un ejemplo a seguir. Se quedó en el pasado y era doloroso en el fondo. Aún faltaba mucho para graduarse, por lo que no tendría una vida fácil allí.

En cierta parte extrañaba a sus amigos, era los únicos con quienes pasaba buenos momentos y practicaban en equipo. Los trató mal al siempre considerarse superior, siendo un líder que los manejaba a su antojo y los tenía bien entrenados al igual que unos perros. Es entendible que dejaran la habitación que compartían, solo que no podía acostumbrarse al vacío y al silencio.

Se recostó en su cama, apagó la luz de la lámpara y solo se quedó mirando a la ventana. Había tenido un mal día y difícilmente conciliaría el sueño; tal vez se desvele una noche más haciendo lo único que podría hacer, leer los libros que pidió prestado para subir algunas notas.

Solo le quedaba ser paciente, algún día sus compañeros olvidarán sus fechorías y lo dejarán en paz. Aun así, no le gustaba ser evadido, ansiaba tanto tener su popularidad de vuelta y más que nunca luego de ver que su rival se hacía más conocido. Si hay algo que no se lo perdonaría nunca es ser vencido por un novato, uno que está estudiando con su padre en el mismo lugar y tiene de amigos a unos perdedores; no había nada destacable en él y lo está superando en relevancia.

Avanzando a un futuro mejorWhere stories live. Discover now