Avanzando a un futuro mejor

4. Un mal comienzo

La nueva convivencia fue la más tortuosa para el trío de amigos que adaptaron malas costumbres. Primero fue con Goofy, el que les llamaba la atención por su desorden y se involucraba en su privacidad; actualmente se mudó a otra habitación y está ocupado en sus propios intereses, pero no tardó en llegar su reemplazo. El sustituto no es el padre de ninguno de ellos y se comporta como un adulto aburrido y estricto, sumándole el hecho de que es más autoritario y de auras amenazante. Si fuese una competencia para saber quién es el entrometido más molesto, preferían mil veces al papá de Max que al mismo Bradley.

Aquel sujeto se rehusó a adaptarse a su estilo de vida y ya les mandaba que fueran más responsables; porque ya son adultos y su desagrado de presenciar el desastre en cada visita. Y si eso no fuera suficiente, ¡los despetaba a las 7:00 de la mañana! ¡Para entrenar! Aparecía al igual que un fantasma, sin permiso y sin aviso, y ya los levantaba con el sonido chirriante de un silbato. PJ y Bobby se preguntaron sobre quién fue el traicionero que le dio la autoridad de ser un entrenador indeseable. Sospecharon de Max, sin embargo, él también se veía estresado y hasta los superaba. Sintieron lástima con él, ya que fueron testigos de su pesadilla existente; su nuevo amigo se comportaba aun más extraño cada vez que se le acercaba.

Recordaban aquellos sucesos bochornosos a la perfección. La actitud de Bradley se volvía más ¿dulce?, por así decirlo.

En los días en que los profesores se convertían en los villanos y los atacaban con un sinfín de tareas complejas, Bradley ayudaba a Max en sus deberes.

En la cafetería, se tomaba la molestia de llevarle su orden a su mesa.

Algunas veces lo acompaña en sus caminatas.

En otras ocasiones, cargaba su pesada mochila.

Ya solo falta que realmente le agrade lavar sus toallas después de usarlas en el entrenamiento.

Si antes dudaban que se tratara del mismo patán que conocían; ahora estaban totalmente desprotegidos bajo la inseguridad. Lo vigilaron en secreto, sin embargo, no conducía a nada sospechoso; o es que Bradley se dio cuenta y se ha vuelto más precavido para no ser descubierto. "¿Qué es lo que trama?" Es una pregunta que se repiten diaramente.

Después le decían a Max sin rodeos que se lo buscó; de nuevo los condena a pasar una prueba complicada sin pensar en lo que ocurrirá después, y todo por sus buenas intenciones.

— Si no fuera un hombre, yo diría que sería una fanática enamorada —comentó Bobby—. Al no ser que tengas suerte hasta con los chicos... y si lo piensas, te has ganado al más "galán" de la clase.

— ¡Eso es absurdo! —le contestó Max, avergonzado y molesto—. No vuelvas a decir eso.

Hasta PJ estuvo de acuerdo con esa comparación, por más ilógica que sonara, y todo por culpa de Bradley. No lo conocía para nada, así que no podía deducir sus preferencias a la ligera. Por otro lado, su amigo de la infancia es hétero y lo ha comprobado; su enamoramiento por Roxanne fue tan notorio pero con un triste final, eran dos compañeros de secundaria que no se volvieron a ver. Una lástima ya que, según él, hacían una buena pareja.

"¿Y si es por eso que se unió al equipo?", se preguntó y negó con la cabeza, riéndose tímidamente. "No, no, ya me estoy creyendo las ocurrencias de Bobby. Esos dos no dan pinta de ser gays... aunque... de todas formas, no creo que Bradley se interese por Max, si son enemigos y se odian a muerte... o bueno, lo eran". PJ perdía la certeza poco a poco, a medida que seguía cuestionándose.

Para la desgracia de Bradley, su falsedad llegó a un extremo en que se generaban malos entendidos. Y su intención principal era asegurarse de ganar la próxima competencia. Evaluó a los novatos y puso a prueba sus habilidades, llegando a la conclusión de que su enemigo sigue teniendo una naturaleza tan competente, igual que un Gamma. Sus amiguitos no son tan nefastos como creía, pero no alcanzaban a su mismo nivel y Max prefería echar a perder su potencial por lealtad y esas cosas que lo detienen.