Capítulo 7: Donde hay malentendidos y un vals

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Memo no esperó a Messi ese día. Ajeno a lo que había presenciado Lionel decidió que la neta le iba a doler caminar al lado del morrillo de sus sueños sabiendo que esas pulgas no iban a brincar en su petate. Nomás se fue a su casa y le dejó dicho con el Hirving que se tenía que apurar para irle a ayudar a sus papás en el puesto de tortas.

Hirving ni le tuvo que decir nada al argentino precioso, porque Leo se fue bien encabronado a su casa pensando en que Guillermo solo lo había estado ilusionando para después salirle con esas mamadas. La verdad es que por un momento hasta pensó en abandonar el equipo de fut solo para no tener que toparse al rizado a causa de lo enojado que estaba, pero un zape y tres gritos de Kun lo hicieron volver a la realidad y determinar que la verdad no era prudente dejar algo que le gustaba tanto solo porque uno de sus compañeros era un idiota. Mejor haría lo posible por estar a lo suyo y dejar que el mundo girara a su alrededor.

Paco Memo se levantó temprano al día siguiente, incluso antes de que sonara su alarma y eso lo encabronó, porque no se pudo volver a dormir y en su lugar solo se quedó hecho bolita entre las cobijas. Agarró sus audífonos que siempre dejaba en su mesita de noche -que quien sabe como seguía si era más vieja que la casa misma-, los conectó a su teléfono y se los puso para pasar el rato en lo que tenía que levantarse.

No hay motivo para decirnos adiós tan pronto

Cantaba Jósean Log, y mientras el morrillo pensaba en que quizá y las cosas no salían ahorita como él quería, pero podían salir después acomodadas a su modo. Quizá no todo estaba perdido con Messi, quizá solo le hacía tantita falta más comunicación, conocerse más, decirle que si querían hacían de cuenta que ese beso no pasó y esperaban el tiempo que se necesitara.

Y con eso en mente y Long cantando en bucle fue que se levantó de la cama y se preparó para ir a la escuela. En su mente ideaba el plan y las frases perfectas para decirle a Leo todo lo que pensaba y lo dispuesto que estaba a esperar aún así fuera necesario que pasaran años. Y en eso mismo fue pensando mientras caminaba lo poquito que lo separaba de su casa, también lo siguió pensando mientras esperaba que saliera.

Sin embargo cuando Lionel finalmente apareció, Memo se dio cuenta que todo lo que había estado imaginando que le iba a decir se podía ir mucho al carajo.

—No tenés que esperarme diario, che, que pesado sos— Dijo Lionel.

Memo lo miró con cara de no entender un carajo y apenas atinó a decir:

—Es que caminando contigo se me hace más chido el trayecto.

—Voy con mis primos hoy, no me esperes más.

El de rizos se quedó parado como pendejo un momento, analizando lo culero que estaba siendo con el su argentino bonito. Hizo una mueca, asintió y se puso los audífonos antes de empezar a caminar hacia la escuela.

Habrá quien te quiera, pero no quien te ruegue, pinche mamoncito. Pensó.

—Che, sos un borde— Dijo Julián cuando Leo les terminó de contar lo que acababa de pasar con Guillermo.

—Él se lo ganó, estuvo jugando conmigo todo este tiempo mientras le coqueteaba a ese bobo.

Leo se sentía herido, y al mismo tiempo se sentía culpable por haber sido tan grosero con el chico que le gustaba tanto, pero es que simplemente no podía dejar que Guillermo pasara por encima de él, burlándose de esa manera. Él era valioso, no iba a ser plato de segunda mesa y dejarse de cualquiera por mucho que ese cualquiera fuera el mexicano más precioso que había tenido el gusto de conocer.

—Dejate de cosas y ve directamente a decirle lo que viste, boludo. No tiene caso que te hagas ideas tontas en esa cabecita tuya— Dijo Kun deseando darle un golpe a su primo por suponer en vez de preguntar directamente.

—Es que está más que claro, estaban coqueteando.

Kun solo se encogió de hombros y volvió a lo que estaba haciendo, tratando de resolver el maldito ejercicio de química con el que no podía hacer nada.

—Quizá Kun tenga razón y deberías hablar con él— Sugirió Julián, ajeno a que Kun se estiraba en su pupitre para copiarle todo.

—No sé, supongo que lo pensaré.

—¿Por qué nos va a dar clase de Historia de México si usted es polaco? — Preguntó un chico sentado en la última fila.

—Porque su profesor está enfermo y porque yo tuve que estudiar historia cuando me nacionalicé mexicano— Respondió Lewandowski comenzando a escribir datos importantes sobre la última etapa del porfiriato y el comienzo del antirreeleccionismo de Madero.

—Y ¿Por qué quiso ser mexicano si viene de primer mundo? —Preguntó una chica sentada en la primera fila, que miraba todo con cara de aburrimiento.

—Por la biodiversidad. Este país es como el cielo de los biólogos. Ahora dejen las preguntas personales y enfóquense en esto— Dicho eso, dio suaves golpecitos al pizarrón con el plumón que sostenía.

Gavi no tenía idea de lo que su novio estaba explicando. Le importaba un cuerno el antirreleccionismo y la política de un país que no era el suyo, él estaba muy concentrado en admirar cada línea del cuerpo del hombre al que amaba, en cómo el traje oscuro se ceñía a su cuerpo y cómo los ojos azules resaltaban a causa de la corbata roja que portaba.

—El club verde fue considerado el principal club antirreeleccionista— Alcanzó a escuchar Gavi que decía. —Incluso tuvo un vals, y esto les interesa si quieren jugar a que son románticos.

La atención de Pablo regresó entonces y miró con mayor atención a Robert, recibiendo de vuelta la mirada azul clavada en sus ojos café.

Si alguna vez dudas de mí y del amor que te ofrecí, piensa que yo no olvidaré todas las horas que junto a ti gocé. 

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⏰ Last updated: Jul 05, 2023 ⏰

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