🌜12🌛

386 35 3
                                    

Las semanas estaban pasando más rápido de lo que podían imaginar. El vientre de Louis crecía un poco más, así como sus antojos, los cuales Harry los cumplía sin pensarlo. No importaba la hora, el lugar o el momento, siempre estaba atento.

Se podría decir que a veces exageraba, aún así siempre se aseguraba del cuidado de Louis, como si temiera que cualquier cosa pudiera hacerle daño.

Sabían que esperaban un varón, al que habían acordado llamarle Tomas. Todos los días sin falta, el rizado se tomaba su tiempo para hablar con su cachorro, mientras sentía cada una de sus pataditas, como si entendiera lo que él le decía.

Liam había vuelto a Londres, pero aún así,tenía sus escapadas los fines de semana para encontrarse con el moreno. No sabían qué era lo que tenían, pero estaban seguros que intentaban tener algo permanente.

Harry trabajaba a distancia, mientras se aseguraba de que su asociación con Golden iba cada vez mejor, era un éxito irrefutable.

Louis no podía negar el inmenso amor hacia el alfa rizado. Ni siquiera sus palabras hirientes pudieron apagar esa llama que ardía cada vez más dentro suyo. Eso no quitaba el hecho de que todavía no daba su brazo a torcer, amaba a Harry, no había duda...pero él lo había dudado.

Ahora solo dejaba el tiempo pasar, observando atento cada gesto o reacción del alfa, siempre atento, comprensivo y amoroso...lo extrañaba a horrores y odiaba lo que les habían hecho.

Pero la vida no es vida sin el drama.

Por eso es que se encontraba acurrucado dentro de su nido, con sus ojos rojos de tanto llorar, su nariz de botón roja y parecía que ninguna cobija le brindaba el calorcito que tanto necesitaba.

Era uno de esos días dónde la melancolía y la tristeza decidían acompañarlo.

───•❀•───

Harry llegó al departamento del castaño pasado el medio día. Al abrir la puerta fue recibido de golpe por el aroma del Omega, pero no se sentía tan dulce como todos los días, sino que había un rastro agrio en él.

Preocupado lo llamó varias veces sin recibir respuesta alguna. Se acercó hacia su habitación preocupado tocando sutilmente.

"Lou, puedo entrar?" Los sollosos alarmaron al alfa, quien entró a la habitación sin dudarlo al percibir la débil voz del Omega dándole permiso. Sus ojos se fijaron inmediatamente en el bulto que se hallaba en medio del nido, moviéndose ligeramente por los espasmos que provocaba su llanto.

"Omega, alguien te hizo algo? Qué pasó?" Louis sorbio su nariz, asomándose con una camisa del alfa en sus manos.

"Amor, puedo entrar?"

"Dejame solo, hazz"hipó.

" Déjame cuidarte hermoso...déjame rodearte con mis brazos y cubrirte con mi aroma, amor" suplicó.

"Hazz"  lágrimas silenciosas pero dolorosas caían por sus mejillas.

"Puedo entrar, osito?"

Louis asintió de manera sutil.

El alfa, ya descalzo, entró en el nido tomando entre sus brazos al castaño, quien hundió su rostro en el pecho del alfa comenzando a derramar su llanto sin vergüenza alguna.

Harry lo arrullo hasta sentirlo dormido y lentamente se acomodó, subiendo al Omega sobre su pecho.

Esa noche durmieron como hace tanto tiempo no lo hacían.

───•❀•───

Louis despertó sintiendo las caricias en su piel. Ronroneó gustoso de recibirlas. Estuvieron en esa posición por lo que parecieron horas, aunque solo fueron minutos, en donde Harry llenaba de mimos a un cabizbajo castaño que no pretendía despegarse de su lado.

"Dime qué pasó, amor?" Su voz, a pesar de sonar grave y profunda, se oía amable y paciente.

"No quiero..." Respondió escondiéndose en el hueco del cuello el alfa.

"Vamos, osito...cuéntame. Sabes que estoy aquí para ustedes, verdad?" Sus manos acariciaban la espalda del castaño, apretandolo a su costado.

"Hazz?" Titubeó con su voz rota.

"Mmm?"

"Quieres a nuestro cachorro?"

Con bastante esfuerzo, Harry logro sacar a Louis de su escondite buscando su mirada, la cual huía de él. "Mírame, Lou" habló firme.

El Omega dirigió sus ojos temeroros ante una negativa hacia su alfa.

"No lo quiero, yo amo a nuestro cachorro" observó a ese cielo que iluminaba su vida cristalizarse ante sus palabras.

"Se que hice las cosas mal, dolido te dije cosas que no sentía y se que te lastime. No me va a alcanzar la vida para pedirte perdón por no haberte escuchado...por haberte fallado y estoy agradecido por esta oportunidad que me diste de tenerte a mi lado de nuevo junto a nuestro cachorro"

"Y que hay de mi?"

"De ti?...amor, tú eres mi vida entera. Si tú me dejas voy a esforzarme cada día más para demostrarte que lo que digo es verdad. No puedo estar sin ti...sería como condenarme a estar muerto en vida"

"Hazz" sollozó. Sus lágrimas calleron sin detenerse.
El alfa tomó su rostro entre sus manos lamiendo sus mejillas, deteniendo poco a poco su llanto.

Sin dejar de mirarse, sumergiéndose en un silencio cómodo y necesario, Harry acercó sus labios hacia los del Omega en una sutil caricia que llenó de fuego sus corazones adormecidos por el frío de su separación.

Sus alientos se mezclaron entre ellos y sin dejar pasar un minuto más, Louis chocó sus labios con los del rizado. Comenzó siendo un beso suave, reparador, dónde solamente buscaban reconfortar sus emociones dañadas.

Harry con cuidado de proteger siempre a su cachorro, se subió encima del castaño, sosteniéndose con sus brazos que se encontraban a los lados de la cabeza del Omega.

Sus lenguas se probaron volviendo ese beso inocente en otro distinto, uno más demandante, reclamándose entre ellos, exigiéndose no soltarse nunca más, acabando con esa tortuosa lejanía que poco a poco los estaba destruyendo.

Los brazos de Louis se aferraron a la espalda del rizado y sus piernas se enrollaron en su cintura, como rogándole silenciosamente que nunca más se apartará de su lado. Quería fusionarse con él, si así se pudiera.

"Omega" gruñó el alfa al recibir una mordida en su labio inferior.

"Te necesito Alfa"  reclamó jadeante.

"Estás seguro?"susurró.

"Que pregun-ta más estu-pi...ah!" gimió al sentir el bulto del alfa chocando con la suya sutilmente.

Su cuerpo no pudo resistir más al sentir la lengua de su compañero lamiendo su cuello y sus colmillos raspando su piel de forma juguetona.

A la mierda su cordura, su alfa reclamaba a su compañero y él no se lo negaría.

Luchando Por TiWhere stories live. Discover now