Dolor

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La vida siempre le ha resultado complicada cuando se trata de cumplir estándares bastante altos, absurdamente perfectos. Sin embargo, se esforzó en ser lo que se le ordenó, acosta de su propia felicidad e identidad. No puede estar realmente molesto con sus padres, quienes lo usaron como un títere desde que nació, dado a que nunca tuvo la fortaleza de enfrentarlos. Tenía miedo y siempre se consideró cobarde.

El divorcio sería el primer acto de rebeldía que cometería en toda su vida. Tiene todo minuciosamente preparado para cuando suceda. Si se le niega vivir en la residencia de su abuelo, tiene dinero ahorrado que le permitiría vivir una vida tranquila lejos de la gran ciudad. Incluso, antes de casarse, suponiendo en aquel entonces que su marido podría cansarse de él, preparó cláusulas específicas en donde no podían tocar su dinero ni sus inversiones.

Por su cuenta, sin contar el dinero de sus padres, podría considerarse ser una persona de clase media. Después de todo, aunque muchos pensasen que ha nacido en una cuna de oro, nunca tuvo acceso a una vida verdaderamente acomodada. Con el pasar de los años, empezó a apreciar ciertos aspectos de la vida que no involucran el dinero y se dice que así ha evitado mucha amargura.

—¿Qué te tiene tan pensativo?

—Nada importante —hace una mueca incómodo—. ¿Realmente es necesario que te acompañe a ese evento de trabajo? Nunca antes he tenido la obligación de asistir.

—Me gustaría compartir contigo —le extiende el brazo para ayudarlo a bajar las escaleras—. Ya estamos listo, no es momento de arrepentimientos.

—No voy a desfilar como un esposo trofeo —ignora por completo la incomodidad del contrario—. Aunque no lo soy de todos modos.

—¿Por qué tienes que menospreciarte de ese modo?

Ambos suben al vehículo, Sehun saluda a Minseok tratando de dejar a un lado la mirada insistente de su esposo. Se dice que no tiene que estarle dando explicaciones de cuestiones que son en sí obvias, pero que evidentemente ignora por completo. Bueno, no es como si realmente le importara su persona, solo se siente culpable por el trato que estuvo recibiendo al ser el padre de su hijo. Es culpa lo que el contrario profesa, esa es su conclusión.

—Invitabas a esa otra mujer a tus reuniones, tu tía se encargaba de decírmelo siempre —se encoge de hombros—. Soy una adquisición que nunca te gustó presumir.

Su esposo no dijo más y lo agradeció. Minseok ha sido testigo de muchas de sus discusiones y le avergüenza todo lo que sale a relucir. Poco después llegaron a la empresa de su marido, quien de todas formas insistió en que tomara su brazo para entrar. Se limita a saludar cortésmente a quienes se acercan a ellos, lo que lleva a estresarse, pero no le quedaba más opción que mantener un semblante tranquilo y una sonrisa pequeña, casi tímida.

El lugar es agradable, lindo a la vista, pero esa clase de eventos no son de su gusto por completo. Las miradas curiosos sobre su persona lo irritan, es capaz de detectar la burla en ellos. No es una sorpresa para él después de todo, tiene una idea de lo que piensan: "El tonto esposo que no sabe que le han sido infiel". Oh, claro que lo sabe, por eso se arrepiente cada vez más de no haber insistido en divorciarse inmediatamente.

—Es un gusto verlo por aquí, señor Oh.

—Igualmente —no sabe quién es la joven que lo saluda casi por compromiso mientras devora a su esposo con la mirada—, es un placer. 

—Antes no lo veíamos con frecuencia, ¿qué lo animó a compartir con nosotros?

—La insistencia de mi marido.

Culpa a su embarazo de su pésimo humor. Las emociones las tiene a flor de piel y considera peligrosamente que no le importa mucho que su lengua se afile a tal punto de igualar a una daga recién estrenada. 

—Espero que se divierta, su esposo suele hacerlo recurrentemente —su sonrisa petulante le enferma, casi tanto como la tensión en su marido—. Puede tomar asiento en nuestra mesa, sería maravilloso compartir con usted —mece sus pestañas y acomoda su escote descaradamente—. Quizás tenga algo bueno que contar.

—No me gusta la idea de gastar saliva en vano. 

—¿Disculpe?

—Es evidente su interés por mi esposo —dice con desdén, sonríe burlón—. ¿No le da vergüenza? Es patético que la única forma que encuentre para llamar su atención sea a través de su cuerpo. ¿Realmente eso es lo que la define como persona?

—¡¿Cómo te atreves!? —la ve alzar su brazo y se prepara para retroceder, pero su marido es quien finalmente detiene el presunto ataque de la fémina—. ¿¡Señor Park!? —su rostro es completamente rojizo por la ira.

—Creo que ya es suficiente, señorita Cha.

Evidentemente llamaron la atención, era de esperarse. De por sí está en ojos de muchos al ser la primera vez que asiste a un evento como ese. La mujer sigue haciendo un escándalo, prolifera que ha sido insultada y que merece una disculpa. El alboroto lo lleva al límite y entre el círculo de personas finalmente decide alejarse lo más rápido posible. 

—Sabía que era problemático, pero no pensé que no tuviera un áspide de vergüenza.

—¡Pobre señorita Cha! Es muy bella y joven, realmente se entiende que se sintiera amenazado.

—No es de extrañar que sea la oveja negra de su familia.

Está acostumbrado a los murmullos a sus espaldas, pero duele. Se dice que tiene que ser fuerte, pero realmente parece que no lo es. Porque aún quema el rechazo en su corazón, es una herida tan profunda que crea un nudo en su garganta.

Está en un pasadizo alejado de todo. Su respiración es errática, sujeta su vientre y cierra los ojos con fuerza. ¿De qué sirve enfrentar a aquellos que solo con palabras lo quieren intimidar si al final lo hará con el corazón temblando? No es más que un chiste, un intento fallido de valentía. Espera protección, lo anhela con todas sus fuerzas, pero realmente tiene que dejar de soñar con ser rescatado. En el mundo en que se encuentra tiene que defenderse con uñas y dientes, debe ignorar por completo la necesidad de romper en llanto.

No debe llorar.

Pero aún así lo hace.

Lamenta mucho no ser lo suficiente fuerte para sí mismo... y para su hijo.

Cerradura [Chanhun]Where stories live. Discover now