CAPÍTULO XI: INMINENTE RIESGO

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PRIMERA ORDEN

Ben se sintió destrozado, y en aquel momento juró que encontraría a Rey, da igual donde se encontrara. Recorrería toda la galaxia solo por ella, pero siempre estaba en el Halcón Milenario, y él no podía adivinar cuál era su paradero. Se sentó en sus aposentos a reflexionar sobre la daga, sobre lo sucedido con Ochi, intranquilo y ansioso. Sobre todo, se quedó pensando en ella, había permitido que se acercara, muy a pesar de que últimamente no hacían más que discutir, incluso que la tocara, lo cual le animaba, haber tocado su rostro le revitalizaba, le colmaba de alegría.

---Oh Rey--- suspiró ---Si tan solo hubieras aceptado gobernar la galaxia conmigo, te habría dado todo lo que siempre quisiste---cerró los ojos.

Si hubiera aceptado, le hubiera dado la galaxia entera, a sus pies. Sin embargo, Rey era un alma demasiado libre como para colmarse de joyas y sentarse en un trono que sepultaba bajo sus cimientos la sangre y las lágrimas de los súbditos, subordinados a su poder imperial.

¿Cuán gratificante hubiera podido ser besarla en la sombra del Lado Oscuro?

Bueno, besarla y sentirse atraído por una repentina y fulgurante luz había sido mágico. El tacto de sus labios era tan suave, como había cerrado sus ojos. Le amaba, con locura, como nunca había amado nadie.

Pero Rey nunca lo sabría.

No eres nadie para ella, ni te mereces que te quiera. Estás en el Lado Oscuro, y tienes que elegir entre ser Darth Vader o ser Ben Solo.

Se prometió que aquello sería su lema bajo el cual vivir, de todos modos, amor no era correspondido para un monstruo como él. Se acordó entonces del amuleto que llevaba ella en el cuello, tal vez aquel símbolo resultara una hábil pista para ayudarle a encontrarla.

Salió de su sala de meditación, decidido, y avisó a los caballeros de Ren, quienes estaban perfectamente familiarizados con el Borde Exterior de la galaxia y todos los planetas que lo componían. Necesitaba hablar con Mara y Emeida tenía que contarle todo lo que había descubierto, y no estaba dispuesto a perder ni un solo minuto.

Estar con ella mediante la Fuerza no le bastaba, debía verla en persona.

Rey le había besado, a él, pero de seguro seguía pensando que eran enemigos, de seguro quería matarlo y seguiría odiándolo, nada podía cambiar eso...

**********************

RESISTENCIA

La chica se dejó caer sobre la cama.

Rey cerró los ojos, mientras el último rastro de su imagen se diluía en su memoria. Era curioso, como si su retina hubiera retenido su esencia. La Jedi sonrió, algún día se grabaría a Ben en la piel y en otros lugares de su cuerpo, de eso estaba segura. Pero la mente le ayudaba a sobrellevar el distanciamiento de ambos.

Se mordió los labios.

Le amaba, le amaba por encima de todas las cosas.

Pero Ben nunca lo sabría.

Estaba en la Resistencia, sería una traidora expresamente declarada si decidía amarle. No, tal vez podían amarse en secreto, dejando a un lado la cruenta lucha entre la Primera Orden y la Resistencia.

Se había quedado sola, a pesar de que aún había muchas cosas que tenía que explicarle. Necesitaba su consejo. Ellos dos tenían muchas cosas en común, más de las que ella quería reconocer.

Se llevó la mano al cuello. ¿Por qué él lo había tocado?, acaso habría descubierto su paradero a costa de su despiste. Se quedó bloqueada. Quería hablar con Leia, pero no era el momento. Estaban analizando la daga, tratando de encontrar pistas.

LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora