LA ETERNIDAD DE LA FUERZA (fanfiction reylo)

CAPITULO XVIII: ¿ME QUIERE?

ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENA LEMON!!!

Rey estaba sentada en el frío suelo del Halcón Milenario, observando cada rincón de la nave, como si tratara de gravar en su mente todos y cada uno de los objetos de la estancia, mientras Leia examinaba sus pertenencias, buscando entre ellas algo muy valioso a la par que hacía inventario de todos los recursos que poseía, tal vez algunos servirían de ayuda a la Resistencia en un futuro no muy lejano, en la futura guerra que habría de desencadenarse con la Primera Orden y que por tanto tiempo habían permanecido ocultas en sus entrañas.

Sonrió para sus adentros, al ver la nostalgia que reflejaban los ojos de la anciana al aproximarse a Rey con un cofre de madera en sus manos. Ella se puso en pie dando un brinco, ambas se miraron tiernamente, Leia sonrió sinceramente mientras sus pálidas manos sostenían con fuerza el cofre.

---He esperado muchos años este momento Rey, jamás podría imaginar que le iba a entregar a la última Jedi mi más preciada pertenencia, que he custodiado aquí desde que finalicé prematuramente mi entrenamiento Jedi, ahora, te pertenece a ti--- explicó, mientras la tendía a Rey el cofre.

Ella lo cogió entre sus manos, parpadeó y Rey pudo distinguir un brillo húmedo en las comisuras de sus ojos, la joven tomó aire antes de hablar.

---En realidad, Leia se lo mucho que significa para ti, no creo que yo deba...--- comenzó a decir Rey, avergonzada por la creciente nostalgia que ella experimentaba.

Leia meneó la cabeza, de forma comprensiva, sabía que Rey diría que no merecía lo que se obsequiaba dentro del cofre, pero en verdad solo ella podría hacerse cargo de ello, y utilizarlo como era debido, la sonrió de nuevo.

---No Rey, me temo que ya es demasiado tarde para que yo retome mis caminos como Jedi, a cada día que pasa mi existencia se apaga silenciosamente, no puedo cambiar el pasado, pero espero que cambie tu futuro, ahora eres tú quien debe cuidar esta reliquia Jedi, eres la soberana de un legado mucho más importante y poderoso del que creías formar parte antes, por eso te lo otorgo, porque tú eres merecedora de este obsequio---.

Rey luchó por esconder las lágrimas de sus ojos, la asaltaba la emoción y difícilmente consiguió sostenerle la mirada a Leia, sin pensarlo dos veces posó las yemas de sus dedos sobre la cerradura del cofre y accionó el pestillo, una sensación vagamente familiar cruzó por su mente, rememoró la vez que abrió uno similar en el castillo de Maz Kanata, en Takodana, y tuvo la maravillosa oportunidad de tocar la empuñadura del mítico sable Skywalker.

En el interior del cofre yacía la espada láser que Leia había usado para entrenar junto a Luke, algún tiempo después de la batalla de Endor, acomodada pulcramente en el fondo del cofre, era evidente que nadie la había tocado por mucho tiempo, permanecía intacta. No podía creer que la perteneciese a ella, solo a ella, fue entonces cuando se preguntó si al tocar la espada tendría una retahíla de visiones en la fuerza, como sucedió anteriormente con el sable de Luke y Anakin, en efecto, así fue...

En las profundidades de un denso bosque, dos hermanos gemelos entrenaban mutuamente, una mujer joven y embarazada con su morena melena ondeando en el viento, vestida con una túnica color terroso, acompañada de su hermano, un joven apuesto y rubio, de ojos débilmente azules, de mediana estatura y con una túnica del mismo color.

Sus cuerpos estaban increíblemente coordinados, sus movimientos al unísono, la redondez de las esferas de entrenamiento Jedi que levitaban a un par de metros ras del húmedo suelo cubierto de plantas y enredaderas emitían monótonos pitidos, y cierta vez cambiaban de posición para propinar pequeños disparos blanquecinos que rebotaban rápidamente con la reluciente hoja de los dos sables de luz. Luke efectuaba ágiles maniobras con su espada de color añil, que parecía una rueda de fuego azulada girando entre sus manos, bloqueando todos y cada uno de los disparos.