Capitulo 19

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Narra ______


Esos días le había hecho la ley del hielo a los chicos; pero cuando me invitaron ese viernes a dormir a casa de Blas, no pude decir que no, pues habían comprado mi chocolate favorito para pedirme perdón. Estaban los tres en la puerta y cada uno tenía un chocolate de distinto sabor. Sonreían como si esperaran que les dé un abrazo; fruncí el ceño.

- Que me compren chocolate no significa que los haya perdonado- les dije mientras entraba y me dirigía a la pieza de la señora Cantó. 

- Hola niña- me sonrió.- Veo que te siguen por estos lugares- dirigió su mirada hacía la puerta. Ellos seguían allí con pucheros y con el chocolate en la mano.

- A veces me asustan- le admití mientras me sentaba a su lado riendo. Ella se acomodó un poco más y le bajó el volumen a la televisión; su cabello estaba esperando a enjuagarse pues probablemente se lo iría a teñir.- Supiera usted lo que hicieron...

- ¡me han contado, y los he retado bien retados!- exclamó ella. 

- Me parece bien, porque eso no se hace...

- no se interrumpe nunca la cita de una chica por más celosos que estén...

- Exacto- sonreí- Espere ¿qué? No...- los chicos comenzaron a reír divertidos; a carcajadas- No era una cita, no...

- Es broma niña- dijo ella. Mis mejillas tomaron el color rojo como el del tomate y salí de allí antes de que alguien más lo note. Difícil sería que no porque me seguían a todas partes con los chocolates.

- ¡vale, ya! ¡Perdonados! ¡Pero dejen de seguirme como si tuviera comida y ustedes fueran perros!- les pedí.

- ¡abrazo de grupo!- exclamaron mientras se acercaban a mí para abrazarme. Me estremecí y cerré los ojos; me estaban apretando demasiado. Normalmente esos abrazos duraban ocho segundos. Uno... Intenté salir. Dos... miré hacía todos lados...Tres... Intenté poner mis brazos a sus alrededores... Cuatro... Solo quedaba la mitad...Cinco... Suspiré...seis... El suspiro seguía. Siete...Quedaba solo uno, había resistido muchas veces ya a eso y. Ocho...

- Somos los mejores amigos del mundo se puso a cantar Dani mientras se tiraba al sillón. Me tiré encima de él y Luego se tiró Álvaro. Blas se quedó parado encima de nosotros haciendo un puchero porque no le había quedado espacio. 

- te toca en el suelo- dijo Álvaro. Pero todos sabíamos que Blas no se sentaría en el suelo; así que se recostó encima de nosotros. Tenía la cabeza apoyada en el brazo de Dani que se encontraba en la esquina derecha y los pies apoyados en las rodillas de Álvaro que se encontraba en la esquina izquierda.

- ¿qué vamos a ver?- preguntó encendiendo la tele tomando uno de mis chocolates; Dani le imitó y Álvaro También. Qué bien. Se suponían que eran míos. Sin embargo, a ninguno pareció importarle; porque lo abrieron como si nada y lo comenzaron a comer. Típico de ellos. La puerta se abrió de golpe haciendo que Blas caiga y Álvaro se ría de él. 

- Hola señor Cantó- dijimos al unísono.

- ______, Álvaro, Dani, que sorpresa tenerlos aquí- dijo sarcástico con una sonrisa provocando un poco de risas.- ¿tienen casa?

- No- dijimos nuevamente al unísono. El comenzó a reír y se dirigió a la habitación donde se encontraba su esposa.

- ____ te compramos un pijama- dijo Blas de repente. Lo miré confundida.

- No necesito un pijama

- Esta vez si- exclamó Dani saltando del sillón- Hoy día salimos a comprar este chocolate que por cierto, estuvo rico, ¡ahora entiendo porque te gustan tanto! Bueno, la cuestión es que vimos pijamas súper monos!

- Y decidimos comprarlos para estar todos iguales- añadió Álvaro- te trajimos uno rosado porque Dani quería el blanco y Blas el verde así que yo me quedé con el crema con dibujos en el pecho.

- ¿qué clase de pijamas?- pregunté. El me tiró una bolsa mientras ellos se iban al baño a cambiarse y me indicaban que fuera yo también. Me dirigí a la habitación en la que yo dormía, la que era prácticamente mía, porque nada más la ocupaba además de mí y saqué el pijama de la bolsa.

Era un entero; de pies a cabeza. Tenía un gran cierre a la mitad que llegaba hasta el último pelo. Un Onepiece auténtico de color rosado. Me moriría de calor allá adentro; pero me pregunté cómo se verían los chicos con eso.

Me coloqué la prenda y me la amarré hasta la cabeza; pero me dio un infarto cuando casi me ahogo allá adentro y no podía encontrar el cierre para bajarla. Una vez que pude suspiré y me prometí a mí misma que nunca más lo haría.

La puerta comenzó a sonar.

- Ya voy- exclamé. Escuché las risas de Álvaro burlándose de Dani porque le quedaba muy apretado en la parte baja. Reí divertida y abrí la puerta; y allí estaban.

Me comencé a reír tanto de ellos como ellos se comenzaron a reír de mí.

Definitivamente, no era la talla de Dani. Y a Álvaro se le veía como un teletubbie. Blas era el único que se veía normal; pero aun así verlo me daba risa.

- Se ven horribles- les dije entre risa. Me miraron ofendidos.

- Yo creo que parecemos modelos de Victoria Secret- añadió Dani. Álvaro y Blas lo miraron haciéndole saber que su comentario no ayudaba mucho. Reí por lo bajo y corrí por las escaleras; tenía un puesto en el sillón. Ahora el que había quedado fuera era dani quien inmediatamente comenzó a tirar a Álvaro del brazo para poderlo botar. Negué con la cabeza y comencé a pensar en Carlos. ¿Que estaría haciendo él en ese momento? Probablemente estudiaba. 

Ah, que inteligente era, y que lindo se veía cuando leía. Cuando sus ojos se posaban en un libro. Que lindos eran sus ojos. Qué lindo era él, y que caballero era. Había pagado todo.

-¡____!- exclamó Uno sacándome de mis pensamientos. Sacudí mi cabeza embobada- ¿qué te sucede, chica? Dije como cinco veces tu nombre

- No escuché, es todo- respondí a la defensiva. Dani me miraba; sabía lo que pensaba tanto como él sabía en quien pensaba yo.

¿Y tu crees en la magia..? (Carlos y tu) AdaptadaWhere stories live. Discover now