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— No puedo creer que esta cosita tenga ya tres meses— hablo el brasileño tomando a su pequeño entre brazos quien lo ignoraba al solo estar atento a su padre omega

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— No puedo creer que esta cosita tenga ya tres meses— hablo el brasileño tomando a su pequeño entre brazos quien lo ignoraba al solo estar atento a su padre omega.

— Yo tampoco— dijo con una sonrisa mientras terminaba de peinarse— ¿No es una lindura?— hablo suave llevando sus manos a los cachetitos del pequeño jaguar haciendo que soltara un chillido alegre.

— Oye ¿Por qué no hace eso conmigo?— reclamó el alfa— Tonatiuh solo te quiere a ti.

— Eso es mentira, también te quiere, solo tienen que pasar más tiempo juntos...— Brasil solo miró como el moreno más bajo tomaba su teléfono y bolso— y hoy podrán compartir un lindo momento de padre e hijo. ¿De acuerdo?

— Bien...

México se acercó al Jaguar mayor, dándole un corto beso en los labios, recibiendo así ambos pequeños quejidos de parte de la cria que seguía en brazos del brasileño, en busca de atención.

— Yo también te voy a extrañar, mi hermoso sol— termino regalándole varios besos en sus mejillas.

Y así ambos Jaguares vieron desde la ventana de la habitación, como el mexicano se marchaba en el auto, dejándoles completamente solos.

— Bien Tonatiuh, tu te quedas aquí— dijo en el momento en el que lo recostó en la cama, poniendo a su alrededor almohadas que creaban una barrera para que no se acercara a la orilla— en lo que yo voy por tu biberón— dio caricias en sus cachetes esperando tener algún sonidito de alegría a cambio, pero solo recibió una mirada desconcertada del bebé.

Se apartó algo dolido y fue a la cocina a preparar la leche del pequeño que había empezado a consumir cuando cumplió su segundo mes ya que su pareja no podía seguir produciendo leche materna después del primer mes.

Por otro lado, el pequeño jaguar estaba recostado boca arriba removiendose incomodo al sentir una inquietud extraña.

El aroma de su papá omega estaba en la habitación, pero no lo sentía cerca, tampoco estaba el otro tipo, el que siempre tocaba sus mejillas y olía un poco a su papá y a otra cosa que no podía diferenciar.

Estaba empezando a desesperarse, soltó un pequeño chillido, luego otro, y otro hasta que empezó a soltar su llanto, manoteba y pataleaba mientras que lágrimas salían de sus ojos.

— ¡Ya voy!— Brasil llegó casi corriendo a la habitación, con una mancha enorme en la camiseta, resultado del agua que había derramado sin querer cuando iba a calentarla.

Dejo el biberón en la mesita de noche y se quito la prenda mojada, para después tomar a su pequeño jaguar y apegarlo a su pecho, meciendolo suavemente, pasando su mano libre por su espalda con suaves caricias.

Um Lindo Probleminha.Where stories live. Discover now