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— No estoy seguro de esto

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— No estoy seguro de esto...

— Ya es tiempo Mex.

— ¿Que tal si se queda un poco más?— suplicó con el bebé en brazos

— El pediatra dijo que debía dormir en su propia habitación— dijo mientras terminaba de acomodar la cuna del bebé.

— Mi papá me tuvo en su habitación casi un año.

— Tu papá es sobreprotector, créeme, estará bien— se acerco al par que le veía desde la puerta— lo vamos a ir acostumbrando, quédense aquí mientras voy por su comida— dándole un beso en la frente salió de la habitación dejándolo solo en la habitación con el jaguar menor.

— Tu padre no sabe de que habla, está loco, a tu abuelo Portugal se le calló varias veces, él me lo confesó— murmuraba más para si mismo al tiempo en que se sentaba en la alfombra de la habitación.

Sentó al pequeño frente a él, admirando como ya podía sostenerse por su cuenta, sonrio sintiendo sus ojos picar, sin poder asimilar que su cría ya tenía seis meses, sin embargo, no dejó salir sus lágrimas por que si Brasil lo veía de nuevo lo regañaria por sobre pensar acerca del futuro.

Se talló los ojos rápido y se concentró en ver al jaguar que miraba su pequeña colita entretenido.

— ¡Listo!— la voz del brasileño sonó desde el pasillo avisando de su llegada— papilla de manzana para este caballerito— se sentó de igual forma en la alfombra, dejando un pequeño plato frente al menor— abre grande~— sostuvo una una cucharita con la comida, llevándola lentamente hacia la boca de su hijo, quien se inclinó hacia adelante mientras gustoso comía lo que le ofrecían.

— ¿Qué tal un mes? Solo uno— volvió al tema el águila.

— Bien— suspiró cansado el jaguar más grande— solo en lo que se acostumbra, la mayor parte del día la debe pasar aquí y dormirá en nuestro cuarto en las noches ¿De acuerdo?— miró a su pareja quien asintió más contento de saber que su pequeño aún podría dormir con él.

Pero.

Por supuesto que no respeto el trato, claramente lo dejaba estar en su habitación durante el día, incluso en sus siestas diurnas a pesar de que le gustaría tenerlo en si habitación, hacían la mayoría de cosas ahí. Pero lo que no iba a permitir es que no pudiera dormir con él.

El necesitaba la presencia del bebé para poder descansar, así que, en las noches del siguiente mes, donde su pequeño cachorro ya dormía en su propio cuarto, se escapaba de su habitación, siendo algo difícil ya que su querido brasileño había cambiado sus horas de trabajo para poder estar con ellos más tiempo, por lo tanto, ya no llegaba en la madrugada, sin permitirle tener al bebé un rato con el para después llevarlo a la otra habitación en cuanto escuchará su auto en la entrada de la casa.

Así fue que durante un mes y medio, en cada noche sin falta, se escapaba de los brazos de su pareja, para caminar de puntitas al cuarto de su cachorro. Abriendo lentamente la puerta y caminando despacio hasta la cuna donde su bebé dormía a gusto.

Um Lindo Probleminha.Where stories live. Discover now