❥ Capítulo 10

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Los rayos de sol invadieron la habitación despertando a la castaña. Los recuerdos de lo sucedido la noche anterior la invadieron y sonrió automáticamente, pero no duró mucho aquella sonrisa. Cuando buscó a Mina, no estaba. No se encontraba en la habitación.

Se asomó por el balcón viendo si la encontraba por los alrededores, pero no fue así. ¿A dónde habrá podido irse? ¿Por qué lo hizo?

Nayeon tomó su teléfono celular y marcó, escuchando el sonido provenir de la mochila de la pelinegra. Ella tiene que volver, se dijo.

Luego de un par de horas, la castaña salió ya vestida y arreglada. Mina no daba señal, así que iría a buscarla. Salió del hotel, no sin antes recorrerlo, fue al área de la piscina, al restaurante, los lugares cercanos y por último a la playa. Parejas, familias, mascotas se encontraban en el lugar, riendo, disfrutando.

Nayeon caminaba despacio deseando sentir la felicidad de esas personas. El sol casi estaba en su punto más alto, el calor no se hacía esperar. Visualizó las pequeñas olas que terminaban en la orilla de aquella playa de arena blanca.

Antes de dar vuelta y volver al hotel pudo ver una figura conocida a lo lejos. Su corazón latió fuerte de alivio. No tenía dudas que aquella persona que camina como pingüino hacia su dirección era Mina. Sin esperar más fue adelantar su encuentro.

—¡Nayeon~!—pronunció Mina cuando la castaña se le abalanzó, rodeando con sus brazos el cuello en un apretado abrazo.

—¿Por qué te fuiste? Me dijiste que no me dejarías, que no te irías— Nayeon dijo aquellas palabras que la pelinegra mencionó la noche pasada en su encuentro amoroso.

Myoui lo único que hizo fue corresponder el abrazo, sintiéndose un poco mal al haberse dejado llevar por los sentimientos y mencionar promesas que no podrá cumplir.

—Lo siento tanto, no volveré a dejarte sola — dicho eso Nayeon se separó lo suficiente para verle a los ojos. Mina había estado llorando, lo supo, sus ojos estaban rojos.

—¿Ya comiste algo?— preguntó Nayeon.

—No ¿y tú?— la vio negar— entonces vayamos a comer algo.

Separándose, ambas tomaron camino al área de restaurantes. Iban de la mano, y al parecer a ninguna le incomodaba después de la noche pasada.

—Tienes mucho apetito hoy— dijo Nayeon viendo a Mina comer su segundo plato.

La pelinegra sonrió nerviosa, la constante fatiga era un síntoma muy difícil de controlar.

—¿Ya terminaste?— preguntó dejando sus cubiertos a un lado.

—Sí, ya estoy satisfecha— viendo como Mina se limpiaba con la servilleta dijo— puedes seguir comiendo, yo te esperaré.

Dicho eso sus miradas conectaron. Nayeon sonrió.

—Vamos come, necesitas alimentarte bien— Mina asintió y reanudó a su comida. La castaña solo podía observar, sin poder hacer nada. Sacando su teléfono de su bolso, le tomó una fotografía a la pelinegra.

Luego de probar las exóticas comidas se dirigieron al hotel donde se prepararon para salir a recorrer los locales de la isla. Las siguientes horas Mina complació a Nayeon en todos sus caprichos y le compró lo que deseaba. Mientras la castaña se compró mucha ropa y accesorios de pareja prometiendo usarlas con Mina.

Fueron dos días más en aquellas isla paradisíaca, donde ambas disfrutaron de la compañía de la otra, donde cada noche durante la estadía profesaban su amor. Pero todo tiene su final y debían volver a Seúl y afrontar la realidad.

More Than Blue ❥ Minayeon Where stories live. Discover now