oh, daddy ✧ haobin

capítulo 36.

Hanbin perdió el equilibrio y cayó encima de Matthew, quién no dudo ni un segundo en enrollar sus manos al cuello del chico, restándole importancia a su herida, lo besaba con desesperación porqué dejando atrás lo que quería hacer, realmente le gustaba y le parecía un chico muy sexy, necesitaba hacerlo suyo, no importaba cuando duraría aquello, no importaba si terminaba odiándole después de saber lo que en realidad quería, no pensaba en nada de eso más qué sentir las manos del peliazul recorriendo todo su cuerpo. Mientras tanto, Hanbin le estaba correspondiendo el beso, llevó sus manos a la cintura de este con cuidado de no lastimarlo y dejo de besarlo para llevar su boca al cuello del pelirubio y morderlo.

—Terminemos lo que siempre empezamos —dijo Matthew mientras mantenía sus ojos cerrados y disfrutaba de los besos del chico —Hazme tuyo.

Quitó las manos de su cuello y poco a poco se deshizo de la camisa de Hanbin, después subió encima de su regazo y su lengua viajó desde el abdomen hasta su pecho, después llevó sus manos a su pantalón y comenzó a desabrocharle el cinturón, pero antes de qué pudiera quitárselo por completo, Hanbin le dio un leve empujón y se levantó del sofá.

Pues había llegado a su mente el chico a quién le pertenecía su corazón; Zhanghao.

—No quiero hacer esto —dijo mientras intentaba agarrar su camisa pero Matthew la tomó y la escondió bajo la almohada.

—¿No quieres o no puedes? —arqueó una ceja.

—No quiero —estiró su mano para tomar su prenda— Estoy enamorado de alguien más.

— ¿Por qué me dices esto, Hanbin? —preguntó con el rostro triste— ¿No sabes lo mucho que me gustas?

—Lo siento, Matthew —tomó por fin su camisa y se la colocó rápidamente —Pero, ¿no crees que es peor que te ilusione?

—No importa, puedo hacer que te olvides de él, dame una oportunidad —le tomó de la mano— ¿Si?

Lo miró or unos segundos y finalmente contestó —No voy hacerle eso —se dio la vuelta y salió de su departamento para dirigirse al suyo.

Matthew cerró la puerta de un golpe y tiró el jarrón que tenía encima de la mesa hacía la pared, provocando que se rompiera en pedazos.

— ¡Mierda! —gritó desesperado, tenía que encontrar la manera de alejarlo de Zhanghao y tenerlo solo para él.