3.- Pecador

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Al final no hizo falta que buscara excusas, sin saberlo, Karin le había facilitado el trabajo.

La reunión familiar de ese fin de semana había sido cambiada por la fiesta de cumpleaños-bautizo de su primo. Y obviamente la pelirroja no perdió oportunidad en sugerir la iglesia donde su novio estaría ese día para dicho bautizo.

Honestamente estar sentado dos horas escuchando a un señor leer sobre gente que pierde ovejas no fue muy agradable. Y ni siquiera pudo ver a Sasuke ya que el coro estaba un piso arriba y solo se escuchaban sus voces.
Pero se convencía a si mismo de que haría que todo valiera la pena.

Cuando la tortura terminó obviamente Karin se apresuró a buscar a su novio.

—Los alcanzaré después; es la última misa del día y voy a quedarme otro rato para ordenar. —explicó un apenado Sasuke cuando la pelirroja insistió en que se fueran juntos.

—Pero, amor, vas a tardar mucho en llegar a la casa. —se quejó ella con un puchero.

—No te preocupes, primita, yo puedo quedarme y esperar Sasuke para irnos juntos.

—Sí, claro. ¿Cuál es el truco? Te quejaste todo el camino de que no querías venir ¿y ahora quieres quedarte?

—El truco es que no tendré que ayudar a preparar los asientos y la comida para los invitados. No lo hago por ti. —respondió con una sonrisa astuta.

—Imbécil, ya sabía yo que no haces nada sin obtener algo a cambio.

—Si no fuera así ¿que sentido tendría hacerlo?

—Cállate. ¿Amor, entonces quieres que Naruto te espere? —su tono de vos se volvió empalagoso cuando se dirigió al Uchiha.

—Supongo que está bien. —se encogió de brazos el pelinegro, pero Naruto se dió cuenta del temblor en su voz.

—De acuerdo, entonces vete ya, ciega, yo llegaré con Sasuke en un rato.

Karin lo miró con desconfianza, y se acercó para besar a su novio. Sin embargo, el rubio se atravesó en su camino.

—Oye, estamos en una iglesia, controláte, mujer, sé respetuosa. —la "reprendió" Naruto con fingida diversión, ignorando esa leve punzada de celos al ver lo que estuvo a punto de hacer su prima.

Recibió una mirada fastidiada de la pelirroja, pero al final solo suspiró derrotada y se fue.

Sasuke se mantuvo ocupado, recogiendo y ordenando junto con las demás personas del coro, evitando a Naruto mientras este esperaba en la puerta de la iglesia.

Alrededor de media hora después, todos se habían retirado, y Sasuke era el único que aún no salía.
El Uzumaki se había dado cuenta de que el azabache se sonrojaba cada vez que cruzaban miradas, probablemente demasiado apenado después de su último encuentro.

Esbozó media sonrisa ante una pequeña idea, y entró en la iglesia.

—Deberías estar avergonzado, Sasuke. —comentó, mientras miraba con fingido interés una cruz colgada en la pared.

—¿Disculpa? —el Uchiha presionó entre sus manos una copa mientras limpiaba el altar.

—Con quien deberías disculparte no es conmigo. Tengo entendido que se debe confesar con un sacerdote después de pecar.

Subió lentamente los pequeños escalones hasta posicionarse detrás al azabache.

—Así es. Pero no sé a qué te refieres, y-yo no tengo nada que confesar. —musitó aparentando estar calmado.

—¿Realmente es así? No sé mucho sobre la iglesia, pero tengo entendido que la lujuria se considera pecado.

—Eso no tiene nada que ver conmigo.

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