[COMPLETADA]
Kathryn Miles, es una linda chica con una vida desordenada. Tiene un novio que odia, una madre que no le pone ni la menor atención, pero todo esto cambia cuando conoce al hombre.
Aquel encuentro inesperado la llevará a hacer cosas impe...
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════════════════ KATHRYN:
Esas simples palabras que escuché por meses, volvían a salir de sus labios y atravesaron mi corazón como la primera vez.
Cuando se acercó a besarme, reuní toda la fuerza de voluntad que me quedaba para abofetearlo.
Me di la vuelta, decidida a no verlo más, solo debía huir de ahí. Irme a cualquier otro lugar, cada paso que daba lejos de él era un respiro.
—¡Espera! — lo escuché detrás de mí
—¡Lárgate! — grité molesta sin voltear a verlo
—No me iré, debemos hablar — dijo cuando logró alcanzarme
—Créeme que no tengo nada que hablar contigo — me zafé cuando quiso agarrar mi brazo
—Por favor, solo necesito un poco de tiempo — su insistencia me abrumaba
—Déjame en paz — suplique con los ojos llorosos — he vivido este tiempo sin ti, por favor no arruines mi paz
—Solo dame una oportunidad, de demostrarte que ahora todo será distinto — se paró delante de mí
El estacionamiento se encontraba obscuro, solo una farola estaba encendida y realmente no alumbraba para nada.
—¡Cariño! ¿Donde te metiste? — escuchamos a lo lejos
—Maldita sea — casi sentí que Henry se jaló el cabello
—Creo que te buscan — hable con ironía
Logré caminar, fui lo más rápido que mis pies pudieron, entre al auto y juro que estaba por ponerlo en marcha, pero cuando vi a la persona que estaba colgándose del cuello de Henry... no pude contenerme.
Era la profesora Johnson
Quizá llevan juntos desde siempre y yo no fui la segunda, sino la tercera en discordia.
Un coraje inmenso se apoderó de mí cuando él la abrazó por la cintura y la besó con pasión, con deseo, como si añorara acostarse con ella.
—Maldito — limpie mis lágrimas con furia
Noté como caminaban hacia un auto, supongo que Henry cambio de carro, tardó un poco en encenderlo, pero finalmente se fueron.
Lo correcto hubiera sido conducir hacia mi casa, mi abuela y mi hija esperaban por mí. Pero en lugar de eso, comencé a manejar a una distancia prudente.
Unos veinte minutos después le entregó las llaves del auto a una persona del hotel. Debía irme, era lo correcto; sin embargo, esperé.
Creí que serían horas aquí afuera, pero al parecer solo la acompaño a su habitación.
