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chapter twenty-seven todo fue inesperado
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EL DIJO QUE BILLY PODRÍA SER el nuevo anfitrión. Al resto del grupo le resultó difícil de creer ─ No hay nada de malo en comprobarlo ─ había sugerido Mike. Votaron y la mayoría estuvo de acuerdo a pesar de sus dudas.
Montaron sus bicicletas por el medio de la carretera hacia la piscina comunitaria de Hawkins. La tormenta de la noche anterior dejó las calles mojadas, pero el sol brillaba y los pájaros cantaban. Era un hermoso día de verano si tan solo pudieran disfrutarlo sin preocupaciones.
Rue se paró en su bicicleta, dejando que la brisa calmara sus nervios mientras su cabello se agitaba con el viento detrás de ella. Fue su momento de paz mientras el sol brillaba sobre ella, calentando su rostro y dándole a su cuerpo un suave hormigueo. Ella sonrió. Dios, amaba el verano.
Lucas cabalgó junto a Rue y le dijo que se sentara para que no se cayera de la bicicleta. Ella puso los ojos en blanco, pero se sentó de todos modos, ganando velocidad para que él la persiguiera, riéndose mientras él contaba algunas bromas.
A pesar de que estaban a horas de lidiar con monstruos, solo eran niños y encontraron tiempo para ser niños.
Max empujó sus pedales lentamente, las manos de Eleven sobre sus hombros mientras montaba en la parte trasera de su bicicleta. Ella no creería que Billy fue desollado. De nada. Fue la última persona involucrada en actividades paranormales. Max quería morderse las uñas, pero ya se las había mordido en carne viva. A Rue no le hubiera gustado eso, siempre le decía a Max que dejara de hacer eso, y Max le decía a Rue que dejara de morderse el labio.
Frunció el ceño ante la idea y miró a Rue, quien condujo al grupo hacia la piscina pública con Lucas. Ella se reía mientras trataba de levantar ambos brazos del manillar como lo hacía Lucas, quien montaba su bicicleta con las manos detrás de la cabeza.
