2. Nunca podre odiarte.

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Todo era borroso, Andres estaba en la cama más grande y lujosa que haya visto. Era una cama floreada blanca con detalles hermosos, era como de una princesa de cuentos.

—Aquí hay un uniforme nuevo, te quedará algo grande pero solo será que para te vayas a tu casa y olvides todo.

—No se si quiero salir.

—¿Y piensas quedarte en mi cuarto toda la noche?

—Podría ir a la de Sebastián..

—...—Todo el lugar rondo un silencio. Ari por alguna razón no dijo nada, luego, suspiro y se paro de su silla, acercándose a Andrés.

—Mira, niño, Sebastián se fue con Carlos y no vuelve, créeme que no estoy de humor para hablar de él.

—..—Andrés se calló, con razón nunca lo encontró en la reja.

—Además, Carlos me pidió un favor, quiere que te de clases de Ciencia, ¿Es cierto?

—Ah, Sebastián siempre me ayudaba en esa materia..

—Bien, te ayudare, si prometes que Sebastián no se acercara más a Carlos.

—..Sabes que a Sebastian le gusta Carlos, y posiblemente a Carlos también.

—..Es imposible, tu y Sebastián siempre paran juntos, ¿no me digas que en algún tiempo no te gusto Sebastian?

—...—Andrés se quedo callado, miro a Ari y le dijo—,  Sebastián es el único quien estuvo para mi, lo admiro y aprecio con toda mi alma, pero no me gusta. ¿Acaso te gusta Carlos solo porque es lindo y ya?

Ari se sentó de nuevo en su silla, cansado, pero sonrió a tales palabras.

—Eres un idiota. Quédate ahí y duerme, yo me iré a otro lugar.

Dicho esto, salió del cuarto dejando solo a Andrés en la cama.

Andrés estrujo las sábanas, sintió mucha vergüenza al momento que vio sonreír a Ari. Sintió su corazón latir más rápido y sus mejillas tornarse rojas.

Por otro lado, Ari había salido afuera a beber un Château Lafite, una de sus bebidas favoritas y embriagantes, justo lo que necesitaba para refrescarse.

—Maldito imbecil.

Bebió toda la copa y luego aclaro su garganta, saboreando el sabor amargo y dulce a la vez. Bajo su balcón veía la noche caer. Una hermosa vista posó ante sus ojos. Sin duda, podría ser su mejor noche,si el chico un año menor que él no estuviera ahí.

Se giro volviendo a entrar a su cuarto principal. Volvió a ver a Andrés, esta vez, lo observaba mirando la nada. Eran alrededor de las once de la noche. Puede ser razón para que se sienta cansado. Respira. Ari debía entender lo que estaba pasando. No podía olvidarse la cara de los chicos, en especial, de Felipe. Sabía que era un pretendiente de Carlos, pero no que también le gustará Andres.

Se nubló su mente al volver a fijarse en Andrés quien estaba sentado con la cabeza gacha, al mirar más, se dio cuenta que el chico ya estaba durmiendo de esa manera.

Chasqueo su lengua y se acerco lentamente a él.

Maldito imbecil. Se dijo. Su mente sólo deseaba que fuera Carlos quien estuviera en ese momento. Por su parte, Andrés dormía plácidamente, sentía una calidez dentro de él.

Por lo normal nunca llegaba a conciliar el sueño fácilmente, era increíble la manera que logro dormirse sin tener que moverse por toda la cama.

—Niño, ¿donde esperas que duerma yo?

No importa. Nunca podre odiarte. Te amo [spartor]Where stories live. Discover now