Capítulo 28

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No es la mirada de antaño

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Desde hace unos minutos, las manos de Eilen se movían débilmente sobre la cerradura de la reja que trataba de abrir. Una celda de barrotes la separaba de los pasillos del lugar en donde se encontraba; veía varias puertas, vitrinas y habitaciones de las que no alcanzaba a distinguir su interior. No conocía su ubicación pero tenía claro que quería salir de allí cuanto antes, aunque, a decir verdad, tampoco era consciente de cómo había llegado; tenía un último vago recuerdo de haberse desmayado tras encontrarse con él, su esperanza estaba puesta en que fuera quien creía que era, no obstante, también percibía la sensación de estar en peligro quedándose allí encerrada. Las paredes blancas la rodeaban y un olor amargo se percibía a lo lejos. Sus pensamientos se revolvían entre sí.

Mientras que sus dedos continuaban jalando inútilmente la puerta, unas palabras interrumpieron su acción, dejando su cuerpo helado al reconocer la voz de la persona que ahora estaba parada frente a ella, del otro lado de los barrotes.

—Eilen, detente

Ella alzó la cabeza y la vista para poder verlo, observándose a sí misma en el reflejo de los ojos azules que la miraban de vuelta. Así lo recordaba, pero ahora no se sentía para nada como antes.

—No intentes escapar, sé muy bien que es imposible

Eilen soltó la puerta, retrocediendo unos pasos para ver completa su silueta. Entre más lo divisaba, su vista se nublaba con las recién llegadas lágrimas, y tontamente su sonrisa crecía poco a poco.

—¿Byron?

—¿Qué haces aquí sola?

En ese momento fue que recordó lo que pretendía hacer, su sonrisa vacilaba al recibir la apatía del contrario; limpió sus mejillas y dejó salir el verdadero sentimiento que poseía en su interior, junto al cariño de volver a ver a uno de sus mejores amigos. Tal vez así, el otro mostraría lo mismo.

—¡Y-Yo buscaba encontrarlos! ¡Y ahora tú estás aquí! ¡Sólo nos queda Tyler!

—¿Tyler? —Cuestionó incrédulo 

De nuevo, la presión en su pecho. ¿Él acaso no estaba feliz de verla? ¿Y por qué parecía que tampoco le interesaba su otro amigo?. La chica comenzó a explicar su misión personal, moviendo sus manos a la vez que hablaba y al mismo tiempo dando vista a la pulsera que fielmente portaba. Byron, aunque se dió cuenta, ignoró por completo ese detalle y en cambio, su mirada fue hacia el cuello de Eilen.

—¿Y tu gema? —preguntó, interrumpiendo totalmente lo que ella decía. Ni siquiera le había puesto atención.

—No la tengo más —Respondió luego de vacilar unos momentos, su sonrisa se borró por completo —¿La tuya?

El aludido alzó su mano, sacando de debajo de su playera una gema, igual a las dos anteriores, pero tan oscura como el vacío. Su manga de la chamarra también bajó, dejando ver su muñeca, y donde Eilen antes veía una tercera pulsera, ahora había nada.

Ambas miradas se cruzaban sin mencionar palabra alguna. Veían lo que hace mucho extrañaban, pero actualmente parecían no conocerse en absoluto. Ella volvió a acercarse, tomando los barrotes con sus manos y dejando a sus ojos volverse a cristalizar.

—Déjame salir Byron…

—No puedo hacer eso

—¿Por qué?

Él apartó la vista, volteando hacia el fondo del pasillo. Eilen insistió una vez más mencionando su nombre, pero el más alto no hizo ningún caso a su súplica, cerró los ojos con fuerza y por fin decidió regresar su mirada a quien estaba encerrada.

—Tyler —Retomó él —¿No te buscó?

—Después de esa noche me quedé sola

—¿Y así estuviste estos meses?

A pesar de que no quería decir nada, su silencio y sus manos que sostuvieron aún más fuerte los barrotes la delataron. Byron sólo la miraba, Eilen no hablaba, algo en ella le decía que por más que quien tenía enfrente fuera su amigo, no tenía que decirle nada.

—¿Con quién estuviste?

De nuevo, silencio. Dispuesto a cumplir con lo que debía hacer, el joven volvió a tornar sus ojos en aquel blanco puro y atrapante que nublaba la mente de quien le veía, perdiendo completamente el control de sí mismos.

—Eilen ¿Con quién estuviste todo este tiempo? —Repitió la pregunta.

—Amigos, ellos terminaron dentro de todo esto por mi culpa, también tienen habilidades.

Ella reaccionó de inmediato, parpadeando varias veces para recuperar su consciencia; sabía que había dicho justamente lo que no quería y en contra de su voluntad. Los ojos de Byron regresaron a su color original, dándole a entender a Eilen lo que realmente había pasado. Sus manos comenzaron a temblar, luego soltó los barrotes y terminó por alejarse de la puerta.

—Byron… No hagas esto… Mira… Tyler nos puede ayudar, él sabe de esto ¿no?

—¿"Nos"? —Cuestionó pasando rápidamente del tema anterior.

Eilen intentó que en su mano aparecieran aquellos fragmentos oscuros que tanto miedo le causaban, provenientes del poder que no sabía aún controlar. Byron miraba atento hasta descubrir lo que la menor le mostraba, una nueva manifestación; pronto ella lo deshizo. El rostro del chico cayó hasta mostrarse más serio.

—Byron, sólo necesitamos a Tyler, no me gusta nada de esto

—Deberías haber pensado en eso antes de aceptar ayudarlo —Su voz ahora era más distante que antes, incluso acusatoria.

—¡Es nuestro amigo!

—Corrección… Tu amigo

Nuevos pasos llamaron la atención del par, una chica de cabello negro miraba a Eilen con disgusto, posteriormente, su vista pasó al más alto y las comisuras de sus labios se alzaron ligeramente.

—¿Qué quieres? —interrogó Byron a la recién llegada, dándole la espalda a quien estaba en la celda. 

En cuanto a ella, su cuerpo se tensó al notar el brusco cambio en la forma de hablar de Byron, aún más tosco y hostil. Si antes no lo reconocía, ahora menos.

—Cuida tu tono al hablarme, y guarda esa mierda —Señaló con un movimiento de cabeza hacía su pecho, Byron volvió a ocultar la gema bajo su playera —Te están llamando.

—Ya voy 

La joven se retiró, Byron soltó un suspiro y con una liga que tenía en su muñeca ató su cabello castaño en una coleta caída. Después, introdujo su mano en uno de los bolsillos de su chamarra, sacando una manzana y girándose para extenderla entre los barrotes, ofreciéndosela a la confusa Eilen. 

Ella no dejaba de observarlo, cada movimiento era distinto en él… Ese poder que tenía daba miedo… Él no era así…

—¿La vas a tomar o no?

—Byron-

—¡Eilen!... ¿La tomas o no? 

Ella se resignó al recibir tal subida de voz. Se acercó de nuevo, tomó con temor la fruta y se alejó al instante, dando un mordisco, tenía hambre… bastante. Cuando alzó la vista para agradecerle, Byron ya no estaba ahí.

«¿Qué fue lo que te pasó?...»

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