Capítulo 3

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No había una sola nube en el cielo.

Y eso molestaba un poquito a Miles.

"Buen-"

"Buenos días, Cream. Sin Cheese otra vez, ¿huh? ¿Te parece que el cielo luce bien?"

"¿Qu-que? No, él es- perdón, pero ¿Que estás haciendo, Señor Tails?" Cream sonaba perpleja.

"Mirando el sol. No pasa nada, estoy usando goggles." Tails golpeó el aparato de lentes oscuros en su cara, aun mirando. "Entonces, ¿tú qué piensas?"

"Pienso que probablemente no deberías mirar el sol, Señor Tails."

"Eso no. El cielo."

Hubo una breve, presumiblemente cortés, pausa.

"Creo que es un cielo muy bonito, Señor Tails. ¿Te sientes bien? ¿Cuánto tiempo has estado aquí afuera?"

"No se. ¿A qué hora te fuiste?"

Unas manos agarraron sus hombros gentilmente, aunque con firmeza.

"Creo que hoy seria buena idea llamar al Señor Sonic, por favor."

Miles se espabilo. "Cierto, cierto, buena idea. Sonic sabrá qué hacer."

"Muy bien, ahora vamos adentro, Señor Tails."

Aceptando la firme guía de Cream, Miles rápidamente se encontró en un espacio completamente negro. El tacto de Cream lo dejo, y estiro sus manos y colas hacia fuera, intentando cartografiar su entorno.

"¿Uh, Cream? No puedo ver nada."

"... Quítate los goggles, Señor Tails."

"Oh." Tal vez no fue una buena idea pasar tanto tiempo debajo del sol abrasador. Miles removió el accesorio perjudicial con una tímida sonrisa, para encontrar una mano extendida sosteniendo un vaso de agua justo debajo de su nariz, y a Cream mirándolo con una expresión expectante. "Uh. Gracias. Y perdón, debí verme muy raro ahí afuera. Vamos a, uh, llamar a Sonic."

Engullendo el frio líquido, Miles tecleaba los comandos en la consola con una mano, aun esperando a que sus ojos se ajustaran. Una cancioncilla empezó a sonar por unos instantes antes de cortarse.

"¡Tails! ¿Cómo te va, amiguito!

"¡Hola, Señor Sonic!" Cream interrumpió.

"¿Cream? Hey, que bueno verte. ¿Tú y Tails se andan divirtiendo?"

"¿Sonic, estas bien? Miles intervino apresuradamente. "No has llamado en días."

"Uh, ¿sí? Estoy bien. Knux y yo estamos checando esas lecturas de energía. Cosas importantes, ya sabes."

Miles rodo sus ojos. Por supuesto, checar algo en Casino Night significaba, que los dos estaban jugando. "Okey, bueno, termina de divertirte. Solo diré que algo raro está pasando aquí."

"¿Raro cómo?" La voz de Sonic se puso seria de inmediato. "¿Eggman?"

"No estoy seguro. El clima ha estado extraño. Sin nubes por tres días seguidos, cosas están desapareciendo en el laboratorio..."

"Espera, ¿estás preocupado porque ha habido días soleados? Tails, amigo, tienes que relajarte. Eggman ha estado callado por meses. Claro, el probablemente ha estado cocinando algo grande, pero debes aprender a relajarte cuando puedas ¿okey?"

"Hablo en serio, Sonic, es-" Miles se estremeció cuando un destello del exterior lo interrumpió, seguido unos instantes después por un profundo estruendo. "A-aurita vuelvo."

Dejando a Cream hablando con Sonic, diciéndole cosas que sonaban sospechosamente como "mirando el sol" o "golpe de calor", Miles abrió cautelosamente la puerta de su laboratorio.

El clima cálido y soleado había sido sustituido por espesas nubes grises y una lluvia torrencial empezaba a caer sobre el suelo. Los relámpagos rugían entre las nubes, y Miles aporreo la puerta una vez más, volviendo al interior a toda velocidad y bajo el escritorio con un impacto que envió una avalancha de herramientas y plumas derrumbándose a su alrededor. Cream lo miro con sorpresa.

Los truenos volvieron a repercutir por las paredes del laboratorio. Miles se acurrucó más, su pelaje erizado hasta que casi parecía una esponjosa bola de pelos.

"Uno punto setenta y dos." El tembló. "Quinientos noventa."

"Tails, ¿todo bien amiguito?" La voz de Sonic sonó desde el altavoz, llena de preocupación.

"Hay una tormenta ahora, Sonic. Esto no es normal." Miles murmuro. "Por favor regres- ¡ah! – por favor regresa pronto."

Truenos volvían a retumbar. La voz de Sonic se empezaba a distorsionar.

"¿Qué no djiste qu~ no había nubes? Vas ~ est~r bien, am-go. Sol~ es una to~menta. Si algo pasa y Egg~n aparece, llámame. Estaré ahí en un flash ¿ok~y? Cream, cuíd~lo."

"¡Lo hare, Señor Sonic!" La voz urgente de Cream sonó cerca del oído de Miles. "¡Señor Tails! ¿estás bien?

"E-e-estado mejor." Miles tembló cuando luz brilló a través de la ventana principal del laboratorio, esperando el trueno. "Doscientos cincuenta y seis."

"¿Que estas contando?" Una mano presionó ligeramente su espalda. Podía sentir a su corazón latir contra esta. 

"Distancia." Miles murmuro. A estas alturas, su voz apenas se escuchaba por tener la cabeza escondida debajo sus colas. "El sonido viaja a trescientos cuarenta y tres metros por segundo en condiciones de labor-AGH-torio." Otro destello penetró en sus párpados. "El tiempo que transcurre desde que se produce un relámpago hasta que suena el trueno es la proximidad aproximada del r-AHH-yo. Mil ciento sesenta y nueve."

Una cálida presencia se posó a su lado.

"Es increíble que puedas contar tan bien cuando estas asustado, Señor Tails." La suave voz de Cream le cosquilleo por detrás de su caída oreja. "Cuando estoy asustada, tan solo pararme me cuesta trabajo y necesito esforzarme mucho para ser valiente."

"No soy valiente. No con rayos." Miles murmuraba estremeciéndose ante otro destello. La mano en su espalda le acarició suavemente. "No entender. Nadie enten- Doscientos catorce."

"Entonces, ayúdame a entender, Señor Tails." La suave voz de Cream erosionó su miedo, aunque sea, muy ligeramente. Como la lluvia a una montaña.

¿Cómo lo podía explicar? ¿Cómo ella no sabía? El rayo era muerte. El miedo era completamente racional.

Millones de voltios surcando aleatoriamente el cielo, ¿totalmente al azar? Los aviones tal vez sean jaulas de Faraday voladoras, pero él no lo era. Había visto pajaritos – amigos – ser freídos solo por estar cerca de un relámpago. Casi había muerto a causa de los incendios forestales cuando las tormentas azotaban la isla. Tantos accidentes...

"Ya veo." Cream dijo sencillamente, todavía frotando su espalda. "Eso que suena aterrador."

¿Qué? Miles se tensó. Ni siquiera se había dado cuenta de que había dicho algo.

"Pero ahora estas adentro, Señor Tails." Cream murmuro. "Y la tormenta está ahí afuera." Su mano alisó el pelaje erizado de su espalda. "Se está alejando cada vez más." Un cálido aliento sopló en su oído.

Y tenía razón. Poco a poco, los relámpagos se volvían menos frecuentes, menos cercanos. La presión alrededor del pecho de Miles se aflojó lentamente, y el terror se desvaneció.

Y cuando Miles abrió los ojos una vez más, la luz del sol se filtraba por la ventana. Sin rastros de Cream por ninguna parte.

Y no había una sola nube en el cielo.

Eternal Tails: Días FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora