| Capitulo 2 ✓

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¿Qué hacía el en esta clase? ¿Porque está asignatura?

<Siendo un alumno ejemplar escogería francés, alessa.> A veces odiaba a mi subconsciente.

—Lo siento profesora, no volverá a pasar, se lo aseguro — Su voz suena apenada pero con su toque seguro y varonil.

Es el.

Al dar sus disculpas. La Dra. juliana, le da un asentimiento de cabeza por lo que comenzó a caminar en mi dirección y por inercia cubro mi cara con mi libro.

Siento que todo pasa en cámara lenta, pasa por mi lado y para cuándo me giro a mirarlo solo alcanzo a ver su espalda sentándose a dos asiento detrás. Volteo a mirarlo.

Dylan acaba de pasarme por un lado, no lo puedo creer. He estado a un paso de él.

Es tan lindo. —Me quedé embobada viéndolo. — ¿Que estás diciendo alessa? —Sacudí mi cabeza y regrese mi mirada hacia mi libro.

La clase comenzó con normalidad, de vez en cuando volteaba a mirarlo cuando estaba distraído anotando en su cuaderno.

...

Al terminar, la profesora Juliana me indicó que me quedará, por lo que esperé que todos salieran de la clase; Al estar completamente vacía me acerque.

— ¿Cómo te has sentido pequeña?—Pregunto al llegar a un lado de ella; mientras me analizaba, siempre analizándome. Y no la culpo es lo que ella hace.

—Bien, supongo.

— ¿Mareos? ¿Efectos secundarios?

Niego.

—Ningún síntoma.

Suspira con alivió.

—Sí, sientes lo más mínimo tienes que decírmelo, Alessa; los calmantes y antidepresivos, no son algo que tengas que tomar a la ligera—Recordó. —Sabes que la confianza...

—Es lo más importante de todo-— Termine la frase por ella, —Nunca he mentido.

Tuvimos está conversación cuando comencé en su consultorio, las primeras semanas me costó mucho abrirme y contarle lo que sentía un cien por ciento. Pero con el paso del tiempo la comencé a considerar parte de mi familia; Al tiempo de a ver mejorado, volví a recaer. Era como una montaña rusa; un día estaba bien y al otro sentía que me moría.

—Y te creo pequeña.

Tomo mi mano y comenzamos a caminar hacia la salida.

Comencé a caminar rumbo a mi casillero. Ya que de seguro Bev seguía en su clase o planificando su coreografía para las animadoras.

Al llegar, introduje la combinación y lo abrí.

Guarde mis libros y algunas libretas, por el pasillo caminaba la secretaria de la biblioteca. La cual caminaba apresuradamente.

Al verme me sonrió y le sonreí de vuelta.

Lo que no me fijé era que al igual que la secretaria también se acercaban Marietta y las gemelas Russel. Las conocía perfectamente.

Marietta me molestaba desde primaria, siempre competía por el puesto de mejor estudiante y ahora por ser la delegada.

Pero junto a las Russell comentaron a maltratarme física y emocionalmente.

—Ahora además de la favorita, eres la delegada de la clase ¿eh? —Pregunto cínica con una gran sonrisa fingida al posicionarse a un lado de mí.

—Sí. —Respondí constante, mientras cerraba mi casillero — ¿También vas a molestarme ahora por eso, Marietta? —Volteo los ojos irritada, al igual que las gemelas.

Una Chica Invisible ©Where stories live. Discover now