| Capitulo 4 ✓

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El sonido de los cubiertos invade el comedor. Me esfuerzo en comer y aunque no tenga hambre tengo que alimentarme, y más teniendo encima la mirada de mi madre y la de Adrián. Sé que no me dejarán saltarme ni una sola comida. Miro el reloj y me apresuró

—Hija, ¿qué tal van tus secciones con la doctora Juliana?—Pregunta mi Madre.

—Bien...

Mi hermano Alex toma un sorbo de su jugo.

—Me alegra tanto que estés mejorando cielo. —Sonríe

— ¿Hermana no has pensado hacer algo que te guste? además de estar en esa cueva que tienes como habitación—Pregunto de la nada Alex, ganándose miradas de reproche por parte de mis padres y de Adrián. — ¿Qué? solo digo que puede hacer otras cosas que estar encerrada.

Aprieto la cuchara en mi mano, perdiendo lo que tenía de apetito.

—No, prefiero estar en casa, estar segura.

Adrián me dirige una mirada triste.

—Ya terminé —Me pongo de pie y finjo una sonrisa —Estaré en mi habitación.

Al salir de su vista, me quedé de pie en el pasillo. Puedo escucharlos susurrar sobre lo que acababa de pasar. Mamá comienza:

—Muy sutil, Alexander. ¿Cuantas veces te diré que no me gusta que hables de eso cuando comemos? le quitarás el apetito.

—No lo hago por mal, y lo saben. Necesita encontrar cosas que le gusten, no puede pasar todo el día encerrada ¿o sí?

—Por primera vez estoy de acuerdo con, Alex -Dice Adrián —Necesita encontrar cosas que le gusten, que pueda hacer en su tiempo libre.

— ¿Y qué más podemos hacer? —Cuestiona mi padre hacia mi madre

—La doctora Juliana dice que tenemos darle su tiempo, ayudarla y apoyarla en lo que decida. Que sepa que no está sola.

—Digo que tenemos que dejarla tranquila, dejarla disfrutar.

—Tú te irás en una semana y no lidiarás con esto. —Alex le reprocha a Adrián.

— ¿No has hablado con Alessa? —Pregunta mi madre confundida.

¿Mi hermano se irá? ¿Me dejará sola?

Me voy a mi habitación con las palabras de mi hermano, Alex en la cabeza: «Tú te irás en una semana y no lidiarás con esto».

Torciendo los labios y con lágrimas en mis mejillas agarro mi celular y audífonos, abriendo la aplicación de instagram.

Con los audífonos puestos me siento en el suelo a un lado de mi cama fijándome en la fotografía sobre la mesa de noche: estamos mi abuela y yo sonriendo abiertamente en mi cumpleaños número catorce con las decoraciones detrás, ninguna de las dos éramos perfecta pero al estar con ella sí lo era.

Mis tres días sin llorar llegan a su final cuando más lágrimas se acumulan en mis ojos y caen por mis mejillas. Tomo la foto, pasando mi pulgar por la brillante sonrisa de mi abuela. La extraño tanto.

¿Porque se fue?

¿Porque si yo la amo tanto?

¿Es que con mi amor no es suficiente?

Me lanzo en mi cama quitándome los audífonos, no puedo soportarlo, duele demasiado, sin más comienzo a llorar encima de mi almohada desconsoladamente, hasta sentir mis ojos cerrarse.

Me lanzo en mi cama quitándome los audífonos, no puedo soportarlo, duele demasiado, sin más comienzo a llorar encima de mi almohada desconsoladamente, hasta sentir mis ojos cerrarse

Me sacuden el hombro sumamente, abro mis ojos lentamente encontrándome a Adrián

— ¿Te sientes bien Alíen? —cuestiona al verme.

—Si...

—Sabes que la intención de Alex no era incomodarte, solo queremos lo mejor para ti, alíen; comenzar hacer algo que quieras y te guste puede ayudarte en tu proceso.

—Lo se

—Además, te preparé waffles; tus favoritos. —Me acerco un plato con dos waffles con miel.

—No tengo hambre, pero gracias de verdad.

—Alíen, tienes que alimentarte.

—lo dices cómo si fuera muy fácil, ¿sabes lo difícil que es que te comparten con tus compañeras; las cuales son más delgadas y bonitas que tú? ¿Sabes lo que se siente cuando te dicen que has comido mucho o cuando has comido poco? —Comencé a llorar — ¿Adrián sabes lo difícil que es verme el espejo y no ver lo que quiero? ¿Qué te critiqué o susurren cosas ti cuando te das cuenta que hablan de ti? no, no lo sabes...

Adrián se quedó uno segundo en silencio mientras me miraba —Tienes razón Alíen, no lo sé, pero te diré que me siento mal de verte así ¿sabes qué?, ven —Tomo mi muñeca y me encaminó hacia en gran espejo en mi habitación -¿Qué es lo que ves?

—Es obvia la respuesta, a mí

—Yo veo a una adolescente con problemas de autoestima que está luchando para vencer la ansiedad y la pérdida de un ser querido, pero realmente es muy hermosa, las más hermosa de todas.

—Lo dices porque eres mi hermana, sino no pensarás así. -Caminé nuevamente hacia mi cama.

—Claro que no alíen, veo a una adolescente muy inteligente, con mucho potencial para hacer cualquier cosa que se proponga, genial en todos los aspectos y cualquier persona a tu alrededor es tan afortunado de tenerte —Dio una pausa y continuo —alessa, erres hermosa tal y como eres y no necesitas la aprobación de nadie; y, los comentarios negativos solo eso comentarios negativos, si los tomas les estarás dándole gusto a esa personas, te aseguro que solo tienen envidia de lo especial que eres y, por esa razón te dicen todas esas cosas.

Para este punto trataba que mis lágrimas no salieran.

—Por eso júrame que vas a alimentarte bien y no necesitas la aprobación de nadie.

—Lo prometo —Dije lanzándose sobre el

Me abrazo hasta que me calme un poco. — ¿Qué tal si mañana salimos al parque un rato?

—Sí, me parece...

¡¡Hola hermosura!! ¿Cómo han estado? Espero que se encuentre bien, sé que he estado desaparecida y no había vuelto a actualizar pero todo tiene una buena causa y como siempre digo:

"Después de una gran tormenta sale un pequeño rayo de sol"

Y ustedes hermosuras son ese rayito en mi tormenta porque yo sin ustedes no sería está jexi que tiene.

Preguntitas:

¿Qué opinan sobre la relación de Alessa con sus hermanos?

¿Alguna vez se han sentido como Alessa?

Hasta la próxima actualización

Jeximar

Una Chica Invisible ©Where stories live. Discover now