Desde que terminó el encuentro con todo el equipo, Becky intentó huir de allí. Necesitaba tener claro un plan: Freen era la protagonista del musical, un personaje público, tan hermosa que probablemente tuviera una docena de parejas y, un pequeño detalle sin importancia pero que estaba ahí, seguramente completamente heterosexual. No podía entrar en su vida para ponerla patas arriba a los cinco minutos, tenía que hacer lo posible para verla como una compañera de trabajo y nada más. "Pero es que mírala, ¿cómo puede sonreír de esa manera tan dulce y luego poner esa mirada y hacer eso con su pelo, si es que me pondría de rodillas en dos segundos?. Bec, que te embalas, deja la obsesión", se repetía mirando al suelo e intentando salir de allí.
El torbellino de ayudante y chico para casi todo y al que dudaba que pudiera mantener la etiqueta de amigo detuvo su huida.
− ¡Bec! – llegó hasta ella y la sujetó por un brazo reclamando su atención - Freen me ha preguntado si tenía algo que hacer, que me invitaba a comer a cambio de enseñarle algunos sitios de la ciudad. Tranquila, no pensaba llevarla a ninguno de nuestros antros, quiero mantener el trabajo – sacó la lengua y mantuvo el agarre porque sabía que si no lo más probable es que su amiga lo dejara tirado – tú te vienes con nosotros, que algo me dice que es una idea magnífica.
Becky quiso protestar pero Heng tapó su boca con una de sus enormes manos y no la dejó hablar.
− Te callas. Ya sabes cómo funciona esto: tú dices que no, yo que sí, vuelves a decir que no, yo te amordazo, con la pereza que me da buscar algo con lo que atarte, en fin... ¡Venga, Bec!, Freen es increíble, te va a encantar, en serio.
Precisamente por eso no quería ir, pero quién se lo decía.
− Heng, mira, no. No pienso discutir contigo y sólo te digo que justo ahora es muy mal momento, tengo miles de cosas que hacer y necesito salir de aquí, ¿puedes entender eso? – Becky contestó con un tono duro y seco confiando en que esta nueva Armstrong la sorprendiera y con eso la dejara tranquila.
− ¡Bah!, ¿te piensas que puedes intimidarme con ese metro y medio? - y el muy sinvergüenza le hizo el abrazo del oso. Heng podía ser odiosamente persuasivo. - Lo pasarás bien, y si no lo haces, mmm, prometo... prometo no pedirte nada en toda la semana, ¿hay trato? - estiró su mano buscando un apretón que cerrara el acuerdo.
La voluntad de Becky era débil, Heng y ella misma lo sabían. En realidad moría por estar cerca de aquella mujer, por adivinar su perfume y aprender el lenguaje de sus ojos y sus gestos al hablar. Estarían semanas sin coincidir y quizás esta iba a ser su oportunidad de eliminar sus dudas y regresar a su estado anterior de cordura o de perder de una vez los papeles por aquella morena que la intrigaba y le ponía la piel de gallina con tanta facilidad. No era algo que hubiera vivido antes y eso la desconcertaba, jamás se había sentido así de atraída por alguien que apenas conocía. Al diablo con todo.
Freen los miraba desde lejos y su nerviosismo iba creciendo conforme comprobaba por los gestos cómo Becky pasaba de un no rotundo a asentir con la cabeza. ¿Significaba que ella iría con ellos?. Su corazón se aceleró, esta parte no entraba en sus planes. Le había pedido a Heng que la acompañara a conocer la ciudad porque temía que si volvía a su casa inevitablemente se pasaría la tarde entera en aquel parque esperando que ella apareciera y no quería cometer una estupidez, necesitaba desintoxicarse de aquellos pensamientos como fuera. Estaba jodida, los dos se acercaban a ella: Heng con una sonrisa vencedora y Becky con un gesto que Freen no lograba descifrar. Se resistía a mirarla a los ojos, estaba tan preciosa así, tímida e insegura, que Freen sintió la necesidad de abrazarla y desaparecer con ella en ese abrazo. No lo hizo, porque una puede obsesionarse con alguien sin necesidad de que se note. O no mucho, al menos.
− ¡Mira a quién traigo!, Bec se viene con nosotros que ella se conoce la historia de la ciudad y es mucho mejor guía que yo.
− Espero que no te moleste – Becky de repente se mostraba introvertida, de una manera que hizo que Heng se diera cuenta enseguida de que su amiga se sentía atraída por Freen.
− ¡No me jodas! - exclamó soltando una carcajada.
- ¡Heng, esa boca! – Becky le reprendió el vocabulario mientras le dirigía una mirada afilada.
− Esto..., perdón, es que acabo de caer en que viniste en la moto esta mañana Bec, y pensaba en que fuéramos en tu coche, que sabes que me encanta que me dejes conducirlo – salvó la situación como pudo – vamos, que el mío está aquí mismo.
− ¿Por qué tengo la sensación de que en lugar de un amigo tengo un "chupa sangre"? - preguntó Becky fijando la atención en su amigo.
− Bec, espabila, que sabes que podría hacer un chiste fácil con eso que me has dicho y no quiero que te pongas colorada – Becky automáticamente se sonrojó.
Freen la observó mientras veía cómo aquellas mejillas tomaban un tono ligeramente sonrosado y supo que aquella mujer iba a hacer con ella lo que quisiera. Oficialmente había perdido cualquier defensa disponible porque ¿cómo no hacerlo con esa cara, con ese gesto tan infantil como peligroso?.
− Bueno, bueno, vamos que si no perderemos toda la tarde – Becky quería salir de allí y dejar de ser el centro de atención.
− ¡Sí, vamos!, ¿a dónde me vas a llevar? - Freen le preguntó feliz.
− Mmm, deja que piense – hizo un gesto deliberadamente coqueto ladeando la cabeza pensativa, los ojos brillando de anticipación y apretando una sonrisa traviesa.
"No. Hagas. Eso.", le reprendió Freen mentalmente mordiéndose un segundo su labio inferior.
- Creo que podemos ir al Centro Cultural, en Sukhumvit, donde actúa la Bangkok Ópera, a Wat Arun, Lumphini Park y a Khosan Road. Otro día te llevo al barrio chino y sus alrededores que son muy divertidos y al Museo Nacional, ¿te parece?.
Heng podía haber desaparecido y no lo habrían notado.
− ¡Ah!, y si se hace tarde, te invito a cenar por Khosan Road, que tiene mucho ambiente y Heng y yo solemos ir a un sitio muy bonito cuando estamos en época de vernos, ¿verdad trasto? – miró divertida a su amigo.
– "Nos" invitas – aclaró con una sonrisa burlona - Bueno, ya sabes que cuando el amor me alcanza pierdo el norte y la brújula entera, pero que me quiten lo 'bailao', ¿no? - dijo en ayudante mientras hacía un gesto flamenco.
− Por favor, no dejes que te cuente sus aventuras amorosas, de verdad, confía en mí, saldrás ganando – le dijo Becky pasando el brazo por la espalda de la morena en un gesto cariñoso.
Becky había olvidado por un segundo todo lo que le provocaba Freen, que no estaba en Inglaterra y que no era Heng, que era tan proclive a mostrar el afecto a sus amigos como lo era ella. Quiso abrazarla un momento porque para ella hacerlo con las personas muy cercanas era algo normal y se había sentido así con ella de manera natural. Los preciosos ojos negros de la morena se posaron en los suyos, muy cerca, brillantes... y fue consciente de lo que estaba haciendo en ese preciso instante. Carraspeó nerviosa pero fue capaz de retirar la mano dejando una caricia en la espalda baja que la puso muy contenta.
− Después me traes a recoger la moto, no creas que la voy a dejar aquí – dijo subiendo en la parte de atrás del coche.
Freen se sentó en el asiento delantero en silencio, repasando en la memoria la sensación de ese brazo rodeándola. Todo lo que ella había conocido hasta el momento con respecto a las relaciones había bajado en su escala personal de importancia. Un gesto tan sencillo y sin doble intención le había puesto el corazón a galopar como nunca, enfrentándola al hecho de que la atracción era real y probablemente imparable.

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Otoño en Bangkok - FreenBecky
FanfictionUna actriz desencantada del amor y las relaciones y una escenógrafa extrovertida y llena de vida ¿podrían enamorarse a primera vista?. El otoño y un nuevo proyecto laboral para ambas las harán encontrarse...