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Aquella noche, las dos mujeres consiguieron conciliar el sueño a duras penas. Freen planeaba la forma de conseguir ese extra de valor necesario para pelear por Becky, para convertirse en una princesa guerrera y no en la princesa florero que sentía que era en aquel momento. Becky se sentía culpable y lamentaba haber sido excesivamente dura con ella. Probablemente Heng de haber hablado con ella, le habría dicho que debía ser un poco más paciente, que afrontar una situación tan nueva y tan difícil como la que Freen había vivido, debía dar puntos extra para canjear por un poco de comprensión y ayuda por parte de la joven castaña. Pero no podía arrepentirse ahora de las decisiones tomadas, aunque el dolor se hiciera insoportable, porque ambas sabían que era lo mejor para ellas.

Becky buceaba en sus recuerdos para lograr dormir cada noche que no estaba a su lado. Su memoria y sus sentimientos se aliaron en un plan para vencer al olvido y que el recuerdo permaneciera intacto. Nada fue sencillo para ellas las semanas que siguieron a su último encuentro: Becky trabajaba todas las horas del día y algunas más para sacar su proyecto adelante, invadida cada minuto por el nombre y la imagen de Freen revoloteando en su alma, y Freen no dejaba de cantar cada noche para ella, soñando con que estaba entre las butacas del teatro, echándola tanto de menos como Freen la echaba a ella. Había pedido no librar ninguna noche para asegurarse de estar el día que ella decidiera ir, soñaba con distinguirla entre la nube de cabezas que veía cada noche al encender las luces del teatro, pero nunca lo conseguía. Freen no sabía que muchas de aquellas noches que la buscó, Becky se escondió tras alguna columna para librarse de sus ojos, para evitar caer en la tentación que suponía esa mirada de mil sensaciones sobre ella.

La semana del estreno de la obra de Becky llegó al fin. La joven directora trazaba con el otro productor toda la infraestructura relacionada con la prensa y la invitación a personajes populares que hicieran el estreno más atractivo y sirviera de plataforma de lanzamiento.

− Ay, Nop, de eso no tengo ni idea, hacemos lo que quieras – Becky no tenía ganas de enfrascarse en algo que no le llamaba nada la atención.

− Pero Bec, si conseguimos famosos, conseguiremos prensa y con la prensa la difusión. Estamos en la era de las comunicaciones y los influencers – decía Nop entre una maraña de fotos de famosos.

− Ya sabes que siempre te he dicho que tengo la sensación de que esta obra funcionará gracias al boca a boca. El público vendrá porque sus amigos o familiares les dirán que han disfrutado con la obra, no nos hace falta más – insistía la joven.

− Eso está muy bien, pero un empujoncito vendría mucho mejor, no lo niegues.

− Está bien, haz lo que quieras.

− Es que necesito tu ayuda – Nop dedicó la mejor de sus sonrisas – como trabajaste en Rebecca, sería genial que invitaras a los protagonistas al estreno.

− Sabes cómo fue mi salida del musical, no me hagas decir una burrada – Becky empezaba a estar molesta.

− ¡Venga!, con los actores te llevas bien.

− Mira, sólo tengo la obligación, y porque lo prometí, de invitar a Sarocha Chankimha, y no creas que no me cuesta muchísimo hacerlo – otra vez su nombre trajo un recuerdo zumbando hasta su corazón y no pudo seguir hablando.

− ¡Ahh, genial!, ella es la mejor, está en toda la prensa del país, será el reclamo perfecto – Nop estaba entusiasmado con la idea.

− ¡No!, no pienso pedirle a Freen que haga absolutamente nada, olvídalo. Es más, no quiero enterarme que le has propuesto que pose con el cartel o alguna tontería similar, ¿está claro?. Llama a quien quieras, pero deja a Freen tranquila – Becky no pudo evitar alterarse.

Otoño en Bangkok - FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora