01

837 29 0
                                    

Me aviento a mi cama a llorar desconsoladamente, estaba muy roja por tantas horas llorando.

Suena mi teléfono.

—¿Bueno? —contesto como puedo pues claramente se escuchaban mis sollozos—

—Por dios Judith ¿Seguirás así todo el bendito día? te dije que me acompañaras a la discoteca está noche, sabes que no deberías estar así.

—No tengo las fuerzas ni las gana, Mar. —Respondi mientras me limpiaba las lagrimas—

—Por favor Ju, no tengo con quien más ir y algo me dice que hoy será tu noche, Caleb no merece tus lágrimas fue un completo idiota.

—Pero yo lo amaba, te lo juro, lo amaba con toda mi vida y es difícil superarlo.

Mierda, voy a volver a llorar

—Ya Judith, paso por ti a las 10:30 y ya lo dije, hoy te olvidas de ese idiota, chau apúrate. —Cuelga—

Jure que pasaría toda la semana tirada en la cama comiendo solo sandwich pero Mar tenía razón no puedo pasar todo lo que resta de mi vida así, tengo que superarlo pues una infidelidad así nunca se perdona.

Me había sido infiel con una de mis amigas que le presente una noche en una junta de amigas y el se nos había pegado, yo sé que soy fuerte y capaz merezco más que eso y a la mierda todo, hoy salgo.

—Auuuch! —habia pisado una pulsera que Caleb me había regalado al cumplir nuestro aniversario de novios—

—Joder tengo que tirar y acomodar todo esto.

Daban las 8:20 y apenas me había metido a bañar y yo ahí tardo miles de años pero nimodo, si Mar quiere que la acompañe le tocará soportar.

Acabe, eran las 9:09 y me miró al espejo, estoy rojisima de la cara y con los ojos hinchados obvio no podía salir así, puse en marcha mi skin care aplicando los serums posibles que me bajarán la hinchazón o por lo menos el color rojo de mi rostro.

Suena nuevamente mi teléfono después de colocarme el vestido que usaré, un vestido verde menta y mi suéter suelto delgado

—¿Qué quieres? ya voy a acabar. —Habló primero antes de tener que escuchar su sermón por llevar 20 minutos tarde—

—¡Apurate mujer! Por favor vamos tarde y ya quiero embriagarme.

Me rio

—Cálmate alcohólica solo me pasó el cepillo por mi hermoso cabello y nos vamos. —Contesto mientras hago lo mencionado— Ya listo acabé, ven por mi.

—Ahí voy chica guapa, espero te hayas puesto tus mejores garras porque tenemos que cazar está misma noche.

No sé por qué Mar estaba tan segura de si misma, me estaba arrepintiendo en ese momento de ir a aquella dichosa discoteca dónde seguro solo iré a llorar más recordando los momentos que pase con mi ex mientras suena cualquier canción de desamor o traición.

Cuelgo en ese momento, tomo mis pertenencias y las meto en mi pequeño bolso que llevo y salgo.

A lo lejos veo un carro enano, hablo de el Mini Cooper de Mar, un regalo de sus padres por los 17

—Sube guapa, ¿A dónde te llevo? — Sonríe con su típica sonrisa coqueta, esta chistosa que se cree—

—Vamos a dónde sea, sácame de esta maldita tristeza.

—Por eso vamos a la discoteca pequeña Ju. —Sonrie divertida mientras arranca—

Hoy me olvidó de todo.

La curiosidad | Ivan Cornejo Where stories live. Discover now