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Dieron las nueve y media y salimos de la cabaña, no había visto a Paul por lo que pregunte por él a Larissa y está me dijo que salió a ver un poco el mar.

Se pusieron a debatir sobre que cenariamos hoy y yo puse una excusa de que iría por leña pero Ivan me dijo que me quería acompañar y le insistí en que se quedará.

Cuando por fin encontré al ojiverde me pare a su lado y hablé.

—¿Qué tienes? —Lo miré—

—En serio pensé que tendría oportunidad contigo pero ví como estabas tan pegada al morocho aquel. —Soltó—

—Lo siento, pero ya todo cambio y en serio estoy enamorada de él.

Solo sentía como la brisa pegaba contra mi y mi pelo se sacudía.

—Ok, pero dile que no me agrada y que no me hablé. —Se oía muy seco—

—Bueno pero no lo tenías que tratar así allá y en serio me gustaría que respetarás. —Se me notaba un poco molesta—

—Ju, es que no lo entiendes realmente me siento muy conectado contigo. —Me miro por primera vez—

—Ya te dije Paul, lo siento pero así son las cosas ahora y no me interesa tener algo más con alguien que no sea Ivan.

—Pues mucho cuidado porque Mía ya va por él.

—¿Qué? —Lo mire confundida—

—Si, cuando se metieron a la cabaña comenzo a decir cosas de Ivan y de lo mucho que era para tí.

—Eso no es verdad. —Ahora si estaba muy enojada—

Lo deje hasta ahí, volví a dónde estaban todos pero en el camino agarre algunos pedazos de leña, cuando llegué mire a Mía y a Ivan platicando muy animadamente y solo los mire mire mal.

Sentí la mirada de Ivan que inmediatamente se paró de su lugar y fue a por mi, me abrazo por atrás y yo le susurré algo.

—¿Qué hacias tan cerca de ella?

—Solo me estaba diciendo cosas de mi álbum, no te preocupes amor.

—Umm.

—Igual me cayó muy mal, quería que le contará todo.

Me voltee y lo besé claramente asegurándome de que Mía haya visto.

Nos sentamos en círculo para poder asar la carne que ya se habían decidido en prepar, regreso Paul sin apartar su mirada de mi lo que hizo que me incomodar e Ivan se diera cuenta.

—Ya sé por qué le caigo tan mal, le gustas ¿verdad? —Me susurro en el oido y sentí escalofríos—

—¿Tú qué crees?

—Ok, entonces ahora será mi turno.

Lo mire confundida y me robó un beso y se lo seguí, estoy segura que Paul también vio eso.

—Bueno pero ustedes van a terminar comiéndose y nosotros aún tenemos hambre así que ayúdenos. —Se burló Oscar—

Ivan se rió al igual que yo, él se paró ayudando a Óscar y a Alex a preparar el fuego.

Mar y yo estábamos platicando animadamente y a la plática se nos unió Paulette, a ella la estimabamos mucho pues cada que la vemos le contamos todo y nos aconseja demasiado.

Le termine contando todo lo que había pasado estos últimos meses y realmente se quedó asombrada pues según ella todo parecía una película de adolescente.

Terminaron de asar la carne y comimos todos entre chistes y anécdotas, realmente me sentía en casa.

—Bueno chicos como ya son las doce que les parece contar ahora cosas de terror y ¿espantarnos todos? —Dijo Alex—

Todos gritaron un "Sii" por lo que Nicholas y Sharon fueron por las cosas de dulceria que habían comprado Oscar y Paulette.

—Saquen los malvadiscos. —Dijo Paulette—

Nos pasaron a cada uno los malvadiscos y los clavamos en el palo que habían comprado especialmente para malvadiscos quemados.

Yo me encontraba muy cómoda en los brazos de Ivan y platicábamos cosas entre nosotros.

—¿Qué tal te está gustando pasa el tiempo aquí? —Dije yo—

—Es de lo mejor mi amor. —Me planto un beso en la cabeza—

Seguíamos contando cosas entre nuestro grupito y comenzaron con las anécdotas de terror, en serio eso sí se lo estaban tomando mucho en serio pues estaban contando cosas muy de miedo.

—Entonces me voltee yo porque ya sentía más cerca el ruido, y me pare en el marco de la puerta mirando hacia la sala y vi como mi silla gamer se movía y cuando volteo a ver mi cama ví un bulto entre las sábanas y después prendí las luces y ya no había nada. —Conto Alex y al parecer todos parecíamos asustados—

De repente se escuchó un ruido atrás de una de las cabañas y todos pegamos un grito a excepción de los chicos que se rieron de nosotras.

—Ivann, ya me quiero ir a dormir. —Dije—

—Esta bien mi vida. —Nos despedimos de todos y fuimos los primeros en irnos a dormir—

—Quiero que duermas conmigo Ivan.

—Claro, como eres una miedosa. —Se burló de mí—

—Sabes que, puedo dormir sola. —Me hice la enojada—

—Noo, mi vida era broma y lo sabes. —Se subió encima de mi y me abrazo—

Me quedé acariciandole el cabello y le susurré "Te amo" pero ya se había quedado dormido en mi pecho.




La curiosidad | Ivan Cornejo Where stories live. Discover now