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Tenía miles de cosas por la cabeza que ni me había dado cuenta de la presencia de Ivan a mi lado, gire mi vista y lo ví dormido con su cabeza recargada en mi hombro.

Teníamos 20 minutos esperando el avión y este ya había caído rendido.

—Ay que lindos ustedes. —Mar sostenía un café en su mano y me lo extendió—

—Tan considerada tú. —Bromeé y lo recibí—

—Debes estar con algo en el estómago. —Una calida sonrisa se dibujo en su rostro a lo cual respondí con lo mismo—

Por las bocinas del aeropuerto se avisaba del siguiente vuelo que sería el que tomariamos, levanté a Ivan y con pesar en los ojos se levantó ayudándome con mis maletas.

—Estoy muy emocionado por conocer a tu familia Ju. —Yo lo conocía y podría descifrar que Ivansito estaba algo nervioso—

—Yo también por qué los conozcas, sé que te van a amar. —Deposite un casto beso en su mejilla y acaricie su pelo—

Era nuevo en mi presentarles a un chico a mi familia, nunca lo hice con Caleb y estoy más que agradecida porque a mis papás nunca les agrado y siempre me lo recordaban pero con Ivan habia sido muy diferente, desde que les hable de él lo adoraron e insistieron en que lo llevará para que lo conocieran y eso me encontraba haciendo.

Recibí una llamada de mi mamá en cuanto estuvimos abordo y dijo que mi papá nos estaría esperando en cuanto llegáramos al aeropuerto de Monterrey y eso me mantenía tranquila.

Todo el camino estuve platicando con Ivan, el también me contó que ya había visitado algunas veces Monterrey pero cuando era más pequeño, le dije que lo llevaría a muchos lugares turísticos cuando estuviésemos ahí.

—Ju, Ju. —Una voz hizo que me removiera en mi asiento, me dolía la espalda—

—¡Ju! despierta llegamos ya. —La voz de Ivan cada vez se hizo presente en mi por lo que finalmente me levanté—

Comencé a tallar mis ojos y me percate que estábamos por aterrizar, me sentía muy contenta y yo sé que Mar e Ivan también.

Bajamos y por fin buscamos nuestras maletas, observé mi celular y eran al parecer las diez y media procedí a marcarle a mi papá.

—Hola pa, hemos llegado. —Avisé mientras tomaba mis maletas—

—Claro Ju, estoy esperándolos ¿Quieres que vaya?

—Oh no, está bien así ya ¡vamos pa!

Los rayos del sol apuntaban a mi cara y me sentía nuevamente en casa.

—Dejame te ayudo mi vida. —Ivan quito las maletas que tenía en mi mano y a pesar de ser dos primero fue a llevar las mias—

Él realmente era el segundo hombre perfecto porque claro, el primero es mi papá.

—¿Qué te dijo tu papá? —Comentó la pelirroja haciendo que dejara mis pensamientos—

—Que está esperandonos afuera, rápido vámonos.

Ambas salimos juntos a Ivan y una vez que ví a mi padre no dude en correr a abrazarlo.

—Mi niña hermosa, te extrañe tanto. —Depositó un casto beso en mi cabeza—

—Yo más papito, te amo. —Lo abrace más fuerte—

Nunca tuve una mala relación con mi padre y eso me encanta, es el padre perfecto sin duda alguna.

Los otros dos miraban con ternura esa escena, una vez que nos separamos le presente a Ivan.

—Papá el es Ivan. —Ambos se dieron un abrazo e Ivan acompañados de un "Mucho gusto"— Es mi casi novio.

Nuevamente se sonrieron mutuamente y fue Mar quien interrumpio el momento saludando a mi papá, Mar siempre fue como la tercer hija de mi papá.

—Bueno, mucho momento emotivo ya es hora de ir a casa. —Me pare al lado de Ivan—

—Claro, si, tu mamá preparo la mejor pasta. —Sin duda la mejor pasta era la que hacía mi mamá—

Todos subimos al coche mientras escuchábamos música cualquiera, yo estaba abrazando a Ivan y murmurabamos cosas que nos hacían reír a los dos.

—Al parecer le caiste bien a mi papá, primera fase completada. —Bromeé mientras le dejaba un beso en la comisura de los labios—

—Eso es bueno, estoy muy contento ahora de conocer a tu mamá y a tu hermanita. —Fue él ahora el que dejó un beso en mi mejilla—

Por fin llegamos a casa estaba tal y como la recuerdo, no es pequeña pero tampoco tan exageradamente grande era un lugar algo grande para nosotros pero muy acogedora, mis papás son doctores ambos y les va muy bien sin embargo yo me las ingenuo solita para mí dinero.

La curiosidad | Ivan Cornejo Where stories live. Discover now