Prefiero el dolor físico.

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-Mamá...- susurré, mi cuerpo temblaba, me puse de pie y corrí hasta ella, la abracé protectoramente, rogando que despertara y me mirara con esos tan familiares ojos verdes.

-¡Mamá!, ¡no me dejes mamá!- mis gritos y sollozos eran desesperados, las lágrimas nublaban mi vista.
Observé las múltiples heridas de bala en su pálido cuerpo, sus manos estaban frías y la sangre había cubierto gran parte de la habitación, recargué mi cabeza en su pecho sin dejar de abrazarla, no escuchaba otra cosa más que mi llanto, era horrible saber que su corazón no latía más, que no volvería a verla, y tampoco podría cambiar lo que le dije al salir, jamás podría pedirle perdón...

Presté atención al entorno y pude ver una nota de papel con salpicaduras de sangre, la tomé entre mis manos temblorosas y me sorprendí al ver lo que estaba escrito en ella.

"Un regalo de tu padre, te quiero hija, disfrútalo."

Mis ojos se abrieron tanto como era posible, quería gritar pero las palabras no salían de mi boca, de pronto sentí unos brazos separarme de mi madre, me giré y encontré a Alex con los ojos llorosos.
Me abrazó fuertemente y me sacó de allí, trató de hacer que volviera a la realidad, pero estaba en shock.

El sonido de las patrullas aproximándose invadió el ambiente, el auto de mi tía se acercaba también.

-¡Fue el bastardo de Dereck!- grité, intentando salir del agarre de Alex para volver con mi madre.

-Tranquila...- rogó mi primo, limpió mis lágrimas y me miró.

-Necesito estar sola.- Alex asintió, aunque no estaba seguro de dejarme ir, él sentía que debía protegerme y lo entendía, pero en éste momento lo mejor para mí era desahogarme, y no quería a nadie más a mi lado por ahora.

-Anaís, prométeme que no harás una estupidez.- advirtió.

Asentí y seguí caminando sin decir nada más, me adentré en el bosque y me dirigí hasta ese árbol especial, llegué a el y me refugié en su interior.

Ya nada me dolía, mi pierna sangraba y necesitaba suturas, hacía frío y no tenía la ropa adecuada, pero no lo sentía, no podía sentir dolor físico y desearía sentirlo, porque el emocional es mucho peor, una verdadera tortura...

...

-Sabía que no debía dejarte sola y de ahora en adelante no lo haré, ¡esa herida pudo hacer que te desangres!- Alex me miró con enojo- Anaís, ¿estás escuchándome?- preguntó.

Asentí lentamente.

-Ella necesita descansar, también está deshidratada y se encuentra débil, mañana podrá salir pero por el momento le pido que salga y la deje
dormir.- le dijo la enfermera que atendía mi pierna a Alex, éste último me miró con preocupación y salió de la habitación del hospital.
Luego de que la castaña me explicó mi estado y demás cosas a las que no presté atención se fue del cuarto, me cubrí con la manta de mi cama, traté de conciliar el sueño y lo conseguí después de horas. Mi tía estaba ocupada con la policía, así que Alex me trajo aquí luego de que me encontró.

Yo no estaba pensando con claridad, ¿y quién lo haría luego de lo que pasó?

...

Me habían dado de alta hace 15 minutos, Alex hablaba con algunos doctores mientras yo lo esperaba, no me gustaba estar aquí, veía tantas personas tristes, y claramente eso no me ayudaría a mejorar.
Cuándo mi primo terminó salimos del hospital y subimos al auto de mi tía, me dio una larga charla en el camino a su casa, en la que también viviría yo ahora, la mía era la escena de un crimen.
Odio todo esto, nada es de mi agrado, quiero a mi mamá de vuelta, extraño la nueva vida que recién construíamos juntas, todo apesta.

-Saldrás de esto, sabes que te voy a ayudar.- no contesté, me era imposible pensar que lograría recuperarme, y me molestaba que todo el mundo me dijera lo mismo, finalmente ellos no lo entienden, no están pasando por esto.

...

Había llegado a la casa de mi tía, y sí, seguiré llamándola así, porque éste definitivamente no es mi maldito hogar, aquí no está mi mamá, y nada aquí me recuerda a ella.
Mi tía no estaba, Alex me mostró mi habitación y luego de murmurar un "gracias" me encerré con llave.
Arrojé mis maletas por algún lado y me recosté en la cama, estuve así durante horas, oculta en mis pensamientos y llanto.

Violet EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora