Habría podido triunfar de no ser por su corazón, Boruto junto a su hermano y su amado novio habían llegado a Konoha tomandolos a todos por sorpresa dando así inicio al combate.
Pero aquellos a quienes él consideraba amigos, con quienes compartió tantos momentos hermosos, ahora lo atacaban sin piedad alguna. Si bien él sabía que todo se debía a que todos ellos se encontraban atrapados en una prisión mental poderosa, fue Kawaki quien logró convencerlo de desistir.
Kawaki sabía perfectamente cómo llegar al rubio usando así su debilidad.
— Solo dolor y sufrimiento ocasionas Boruto. Es increíble que sigas intentado lastimar a quienes solías considerar amigos. Miralos.
El rubio comenzó a ceder terreno poco a poco, cuando se dió cuenta había caído en la trampa de su hermano adoptivo. Mitsuki fue el primero en intervenir salvandolo del golpe final. Pero esto le costó su libertad, luego siguió Takeshi.
Boruto no pudo soportarlo más, le dolía intensamente ver cómo todos en Konoha lo despreciaban tanto. Por más Omnipotente que sea, él no entendía por qué nadie se resistió a ese poder. Ya no pensaba con la razón sino con el corazón, como le había sucedido en la cueva de la serpiente blanca.
Esto le costó su libertad y la victoria de esa batalla. Estando encerrado en la prisión de cristal donde había sido confinado junto con Mitsuki y Takeshi, pudo sentir el gran dolor de Kawaki al ser poseído por Shibai.
Pudo percibir su arrepentimiento, aunque fue demasiado tarde ya. A su vez supo que Ada había optado por liberarlos a todos de esa prisión anulando así el Omnipotente, solo para torturarlos a todos moralmente.
Boruto podía sentir el dolor de todos en la aldea, el arrepentimiento de todos y cada uno de quienes lo conocieron recordando al fin quién era realmente el verdadero hijo de Naruto y quién era el gran traidor.
Shibai, usando a Kawaki, les hizo saber a los tres lo que estaban haciendoles a los humanos del mundo entero sus propios y leales aliados.
Todos, absolutamente todos, eran esclavos encadenados y encerrados bajo tierra alejados de la luz y de cualquier esperanza. Solo existían para satisfaccer las necesidades del mismo Shibai y sus secuases.
Era tarde para todos, habían caído bajo el control del dios de la oscuridad. Pero Shibai era un falso dios, ya que solo destrucción deseaba.
Sin embargo Boruto ya nada podía hacer, solo esperar la muerte ya que sabía perfectamente que en el otro mundo las cosas eran distintas. La luz reinaba.
Pero él había nacido con un propósito y no podía abandonar este mundo sin haberlo cumplido.
Ahora sería mucho más difícil lograrlo, pero su maldito corazón tuvo que jugarle en contra una vez más. El dolor del rubio era intenso ¿hasta cuando tenía que padecer? ¿Hasta cuándo tendría que soportar el triunfo de la maldita oscuridad?
Muchacho solo tú llevas en tu interior el poder necesario para destruir la oscuridas. Recuerdalo.
Momoshiki, ayúdame amigo mío.
En realidad no necesitas de mi ayuda, tu grandioso poder está impregnado de luz. Y solo la luz es capaz de destruir a la oscuridad.
¿Por qué entonces me es tan difícil?
Porque tu alma sigue sangrando. Convierte esos sentimientos en fuerza vital para tí mismo. No estás solo muchacho.
Boruto sentía que su poder comenzaba a despertar una vez más, podía sentir el chakra de sus padres y los demás demasiado cerca. Habían decidido intervenir después de todo.
La batalla aún no está perdida ¿eh? Mis padres están aquí.
Y no solo ellos muchacho. Todos vinieron a ayudarte.
Ya veo.
En esos momentos Boruto abrió sus ojos activando el Jogan con el cual despedazó muro de cristal dentro del cual se encontraba prisionero.
Luego desintegró la prisión al completo ante la atónita mirada de Deamon quien aún no podía creerlo.
Mitsuki y Takeshi despertaban para incorporarse y colocarse junto a Boruto. — Lo siento chicos. No volverá a pasar, lo prometo — dijo Boruto mirando a Deamon detenidamente.
— Era hora que reacciones hermano. — Takeshi, Mitsuki, hay que salvarlos a todos — prosiguió Boruto. —Pero el Septimo junto a los demás están aquí haciendo eso — dijo Mitsuki
— Así es Mitsuki, pero no podrán ellos solos — contestó Boruto — Takeshi, ocupate de la maldita de Ada. Yo me encargaré de Deamon. En tanto tú, Mitsuki hazle frente a esos malditos monstruos que deambulan por la aldea.
Así cada quien fue a hacer lo suyo. Pero cuando Deamon quiso intervenir, para su asombro Boruto no se lo permitió bloqueandole el ataque.
— Tranquilo Deamon, aquí tienes a alguien que podrá despedazarte, maldita basura. — Intentalo entonces Boruto.
Ambos corrieron el uno en dirección del otro entrechocando sus poderes que provocó un gran estruendo en toda la aldea.
La oscuridad del firmamento retrocedió por unos instantes,ya que una poderosa luz emergió como consecuencia de dicha batalla que se sucedía entre Deamon y Boruto.
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