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En la habitación del joven empresario Jungkook habían adornos, que si bien no eran muchos, eran frágiles, y cómo él tiene un dineral enorme contrató a un servicio de limpieza para su hogar que consistía en dos chicas y un chico. Se sorprendió puesto que nunca había visto a un hombre ser de empleado doméstico, es decir, no le encontraba nada de malo, sólo que lo desconocía.

Sin embargo quedó encantado apenas el chico pisó su casa.

Piel de porcelana, rasgos finos y ni hablar del cuerpo que poseía, tenía una voz preciosa y manos de bebé. El cabello color negro y algunas perforaciones en las orejas. Siempre vestía ropa más grande que él, cosa que lo hacía parecer más pequeño aún y tenía una personalidad tímida y amable, haciendo al chico perfecto.

Si, le gustaba su empleado, ¿Y qué?

Dejó de pensar un momento en el chico y siguió tecleando en la laptop frente a él, acomodándose los lentes de descanso que usaba en casa.

Mientras tanto, Jimin temblaba porque jamás le había tocado limpiar la habitación de su jefe y temía romper algo. ¡Lo echarían a patadas! Malditas sus compañeras que decidieron no haber ido a trabajar hoy.

Abrió la puerta de la habitación y la cerró despacio, sólo para admirar lo gigante que era; el color blanco de las paredes sólo hacía que se viera aún más grande, y el ventanal tenía una vista preciosa. Luego miró hacia los cuadros y adornos, todos frágiles.

Pasó primero un trapo por encima de los muebles, luego los cuadros que estaban encima de los mismos y siguió con la aspiradora, asegurándose que hasta el lugar más recóndito de la habitación quedase limpio.

- Uhm, me faltó aquel... -fijó su vista en un jarrón posado sobre la mesa de luz.

Tomando la franela caminó hasta el objeto y cuidadosamente lo tomó entre sus manos, comenzando a limpiar la tierra del mismo.

En un mal movimiento el jarrón se resbaló de sus temblorosas manos e hizo estruendo contra el limpio piso de madera, probablemente se había escuchado en toda la casa.

- Ay no... -susurró.

- ¿Qué sucedió? -habló la voz de su jefe tras él.

- S-Se me c-cayó el jarrón... -murmuró apretando las mangas de su sweater.

Jungkook se quedó embobado mirando al pobre chico, estaba temblando cual chihuahua y mantenía la cabeza gacha.

- L-Lo siento... -levantó la vista- Yo lo p-pagaré, cómo sea...

El gran cuerpo de Jeon comenzó a avanzar hacia el de complexión más pequeña, olvidándose por completo de todo el trabajo que tenía para hacer hoy.

- ¿Cómo sea? -supongamos que trató de no malpensarlo, dije supongamos porque no lo hizo.

- S-Sí... De verdad l-lo siento- -&fue interrumpido por el mayor.

En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba recostado en la cama matrimonial con Jungkook encima. Las clavículas y cuello al descubierto fueron una enorme tentación para el mayor, por lo que fue el primer lugar que sus labios tocaron.

- ¿Q-Qué haces...? -murmuró removiéndose debajo del chico, sintiendo suaves mordidas y lamidas en su piel.

- Cobrando mi jarrón.

Jimin no sabía si eso estaba bien o mal, porque a sus veintiún años lo único que había dado fueron besos con su ex-pareja.

Pero si Jungkook es una buena persona, él no le haría hacer cosas malas ¿No?

Dejó de pensar cuando los labios de su jefe tocaron los suyos, el contacto se sintió tan bien que solamente dejó a sus labios moverse al compás de los ajenos.

" Inocente " kookmin OsTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon