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En plena madrugada, un terrible estruendo me espantó, por lo que me desperté de golpe. Intenté buscar a Bill y a Tom con la mirada, pero fue en vano, estaba demasiado oscuro. Me estiré y encendí la lamparita de la mesita de noche. Miré a mi lado y Bill estaba fuertemente abrazado a Tom, Tom dormía, por lo que no era consciente de lo que estaba ocurriendo. Miré a Bill y él escondía su cabeza en el pecho de Tom, notó la escasa luz que prendí, por lo que levantó la cabeza y miró en mi dirección. Estaba llorando y los estruendos no cesaban.

— Bill.— Lo llamé con la voz baja.— ¿Que te ocurre?— No me contestó, pero sí se abalanzó hacia mí y me apretó contra él fuertemente. Estaba helado y temblaba. No dije nada más, pero le devolví el abrazo y él apoyó su cabeza en mi pecho, al igual que hizo con Tom.— No te preocupes, Bill... Estoy aquí contigo.— le aseguré, susurrando. Él asintió desesperadamente contra mi pecho. Nos recostamos y él se volvió a acomodar en mi pecho, mi corazón se derritió al completo, era tan tierno... Yo puse una mano en su espalda, acariciándola cada vez que volvía a temblar, le calmaba.

— Gracias...— susurró Bill.

— Ni me las des, Bill.— le susurré yo también.— La próxima vez que esto ocurra... No dudes en despertarme, Bill...— le expliqué. Él asentía y me rodeó con sus brazos, quedando así abrazados dulcemente. No tardó en quedarse dormido de nuevo, por lo que yo también me dormí rápidamente.

(...)

A la mañana siguiente, cuando abrí los ojos, Bill seguía en la misma posición, su cabeza apoyada en mi pecho y sus brazos rodeándome. Me quedé mirándolo un rato más, parecía un ángel. Tenía el pelo negro desordenado, sus largas pestañas descansaban en sus pómulos, su boca estaba levemente abierta, no demasiado. Ver su rostro sin ningún tipo de sufrimiento me daba paz. Giré la cabeza para ver a Tom, estaba exactamente igual que Bill. Se parecían tanto y tan poco a la vez... La alarma sonó en ese mismo instante, me espanté un poco, por lo que desperté a Bill sin querer. Él abrió sus ojitos y me miró asustado.

— No, mi amor, no fue nada, solo me asusté con la alarma.— le expliqué rápidamente mientras apagaba la alarma.— Siento haberte despertado, cariño.

— No te preocupes... Igual ya me tenías que despertar.— habló con la voz aún adormilada. Yo le sonreí y Bill me liberó de su leve agarre. Me incorporé y bostecé, Bill me vió y bostezó tras mí, por lo que me hizo sonreír.

— Vamos, ve a vestirte.— le ordené mientras yo sacaba mi ropa. Él me obedeció y fue a buscar su ropa para luego dirigirse al baño. Yo me terminé de vestir y bajé para empezar a preparar el desayuno. Minutos después, bajó Bill.

— Tom, ya está despierto... Se está cambiando, yo le avisé.— me explicó.

— Oh... Muchas gracias, Bill.— le agradecí de corazón, no tenía muchas ganas de subir las escaleras. Pero aún así las tenía que subir para hacer la cama. Tom bajó, y nos sentamos a desayunar. Luego, fuimos al coche y los dejé en la escuela. Allí, Georg y Gustav los recibieron con un cálido abrazo, no pude evitar sonreír, me sentía tan feliz por ellos... Me fuí y comencé a limpiar la casa, subí a la habitación y me di cuenta que todo lo que vi ayer de "Devilish" seguía allí, sé que no debía mirarlo, pero me mataba la curiosidad. Seguí mirando los papeles y habia otro llamado "Don't Jump" esas dos palabras... Esas dos palabras me quemaban por dentro, nunca pensé tener que decirlas en voz alta, y mucho menos a un niño de nueve años... Comencé a leer la letra y no pude evitar llorar, sabía porque había escrito esto, lo sabía a la perfección, y eso me mataba. Dejé las cosas tal como las encontré y me sequé las lágrimas, me miré al espejo y salí a por mis gemelos. Una vez allí, esperé a que salieran y una vez que salieron iban junto a Georg y Gustav. Estaba empezando a agarrarle cariño a esos niños. Se montaron al coche y se despidieron de sus amigos.

— ¿Qué tal el día de hoy?— pregunté un poco aterrada. No quería una respuesta negativa.

— ¡Bastante bien! ¡Tampoco nos molestaron hoy! ¡No me puedo creer que esto esté sucediendo al fin!— exclamó Bill alegremente, mientras hablaba, subía los brazos, dándome a entender que estaba muy feliz.

— Lo mismo, de hecho, la gorra me salió volando y una chica me la devolvió.— habló Tom. Yo comencé a reírme, sabía que iba a suceder.

— ¡Me alegro tanto, chicos!— les dije honestamente.— Heyy, ¿Hoy no iban a hacerse el piercing?— les recordé.

— ¡Sí cierto!— Hablaron a la vez. No dije nada más, por lo que arranqué el coche y nos fuimos a casa, hice algo de comer rápidamente y comimos, más tarde, ellos terminaron sus tareas y fuimos a hacerles el piercing.

— No siento la boca.— habló tontamente. A Tom le pusieron una anestesia para que no le doliera tanto, por lo que seguía bajo los efectos de la anestesia.

— Yo me siento muy bien.— habló Bill.

— Chicos, bajo mi punto de vista, estáis guapísimos.— les dije honestamente. Tom sonrió como pido y Bill agachó la cabeza, avergonzado. Hice un gran esfuerzo para no inclinarme y abrazarle, no lo hice ya que le rozaría la ceja y le dolería. El pobre Tom apenas podía mover la boca. Llegamos a casa y empecé a buscar un suero para los piercings, tenía varios en la oreja, y me habían sobrado bastantes. Los encontré y se los dejé a la vista. Luego, Tom se fue a bañar y luego subió Bill. Cenamos y nos acostamos. Fue un día increíblemente bueno para los tres. Esto es lo que siempre soñé para ellos, que fueran felices, me bastaba con verlos sonreír. Los amo con toda mi alma.

Autora
Muy buenaaaaaaas, discúlpeme 😭 me quedé sin datos gente, discúlpenme en serio, y, aparte, me quedo sin ideas, disfruten de los capitulos buenos, solo les advierto 🧍

La niñera | Bill y Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora