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Flashback

— Dios... ¿Qué me sucedió anoche?

Un confundido SeungMin despertó, teniendo un horrible dolor de cabeza a causa del alcohol consumido.

— Un vecino me ayudó a entrar, pero no recuerdo todo bien.

Se hablaba consigo mismo intentando hacer memoria, pero eso solo hacía incrementar su dolor.

— Maldición.

No tenía ganas de ir al baño, lo único que quería era una maldita pastilla para aliviar lo que sentía.

Con una mano apoyada en su cabeza y quejándose, se levantó de la cama caminando descalzo a la cocina, donde agarró el medicamento y una botella de agua.

Se tragó lo que en cuestión haría quitar su malestar, después fue al sofá descansando ahí un par de horas gracias a que las clases que tenía ese día eran por la tarde.

Actualidad

SeungMin todavía no recordaba casi nada de la noche que se emborrachó con un amigo que no veía desde hace bastantes meses.

Eso sí, un número rondaba por su mente, el 6 - B, y estaba seguro que era donde se ubicaba ese agradable vecino. Tenía que ir para agradecerle como se debía.

El día siguiente era sábado, el cual la mayoria de la gente no trabajaba, y el coreano estaba decidido en subir a ese apartamento para hablar con ese chico.

Ahora SeungMin se encontraba en el receso junto con HyunJin y Félix, comiendo los tres lo que había en la cafetería de la escuela.

— Entonces, ¿bebiste con JaeMin y luego no sabes lo que ocurrió?

Félix ya sabía lo sucedido, HyunJin no porque esos días estuvo ocupado y por lo tanto desaparecido, entonces le estaban contando lo de esa noche.

— La mayoría de las cosas no... Para colmo se me olvidó ese día tomar las llaves del portal. Un vecino me vió borracho y le pedí ayuda para entrar, cosa que aceptó, hasta me acompañó a mi apartamento, seguro que pensó lo desgraciado que soy.

De su boca se escapó un suspiro pesado y desesperado mientras deslizaba sus brazos por la mesa y a lo largo de la bandeja de comida.

— Mañana iré a la planta donde vive, le agradeceré por ayudarme, y espero que acepte tomar un café o algo del estilo.

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Las horas transcurrieron rápido, y en un abrir y cerrar de ojos, ya eran las diez y media de la mañana del día treinta de septiembre.

SeungMin se había levantado a las nueve ya por costumbre de los días de las clases de mañana, desayunando sus tan preciados y amados cereales de chocolate.

— Creo que no me falta nada... Vamos allá. 

Se sentía nervioso por lo que iría a pasar, ni si quiera todavía reconocía la cara del chico de arriba.

Con pasos firmes salió de su casa para ir al ascensor, dentro de este presionó el botón de la planta sexta y subió en cuestión de segundos.

¿Por qué tenía el presentimiento de que sería alguien conocido? De repente le vino y ya no se le quitaba esa sensación.

Haciendo desvanecer ese pensamiento se colocó delante de la puerta B, y resoplando dió al timbre que sonó de inmediato.

— ¡Ya voy!

La voz desde un principio ya le hizo tener un escalofrío, le sonaba de algún sitio.

Al abrirse la puerta sintió como su respiración se paraba y sus ojos se abrieron al igual que su boca ligeramente viendo al contrario. 

— Oh, eres el del otro día. ¿Estás mejor?

La persona le sonrió esperando la respuesta de quien le había visitado.

SeungMin no se estaba creyendo quien era el vecino verdaderamente, ¿no estaría soñando?

Antes de hacer cualquier tontería se recompuso mentalmente y se inclinó dando una reverencia.

— Sí, estoy mejor, muchas gracias por eso, te quería agradecer en persona y ya estando ebrio.

Su tono era mezcla de timidez y asombro todavía, sin duda tardaría en asimilarlo.

— Por cierto, soy Kim SeungMin.

Tarde de verano -ChanMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora