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Desde ese sábado en el cual sus sentimientos fueron expuestos para ser correspondidos, Chan y SeungMin no podían estar más felices, saliendo a un par de citas cada semana, demostrándose su sincero amor.

Había transcurrido un mes casi de ese día, y un poco menos desde la planeación sobre cómo le pediría a su adorado pequeño demonio ser pareja.

Era un demonio, sí, porque le dejaba a cuadros cuando le daba la vena comportarse infantil. Menos mal que estaba medio acostumbrado a causa de su profesión, pero sin duda, los bebés de su clase tenían menos ocurrencias por su corta edad.

Bang no sabía si llevar a Kim a la playa para una mejor experiencia en la propuesta sentimental, pero al recordar las consecuencias en general que traía al estar lejos, denegó en su cabeza ese plan. Otro era en su casa, pudiendo ser un sitio más conocido, más hogareño por así decirlo, donde nadie les podía interrumpir esa intimidad que él anhelaba para la ocasión.

No había nada más que pensar, sin duda la segunda opción era la mejor. El resto ya lo tenía comprado, solamente quedaba poner cada decoración en su sitio.

Una pequeña cajita descansaba encima de una mesa grande con muchas cosas más que eran para adornar, siendo lo que más llamaba la atención, lo primero de todo lo mencionado por su color magenta.

Los detalles importaban, y bastante, por eso Chan no le estuvo dando vueltas a eso en cuestión y no tardó en comprar unas joyas simples de pareja. Lo que deseaba, era poder presumir a SeungMin, contar a los mil vientos que su chico era perfección pura y dura, y como no, solo suyo.

El periodo de clases y laboral acabó para los enamorados, estando ambos en unas vacaciones bien merecidas, y por lo tanto, más hueco libre para disfrutar de ellos.

Agradeciendo un montón el tiempo de relajación, Chan había decidido hacer al final en esas fechas su tan ansiada propuesta.

Su cuerpo en alto gracias a una pequeña escalera, le daba la libertad de colocar unos globos rojos cerca del techo al cual no tocaba de forma normal.

En la sala principal del apartamento del australiano, estaba llena de globos de dos colores distintos y de otros con formas de corazón, además de un ramo de tulipanes rosas sobre una encimera teniendo dentro la cajita magenta, siendo las flores preferidas del coreano.

Con cuidado bajó los escalones, observando tocando el suelo todo lo que había acomodado a mano. Se sintió orgulloso.

— Bien, solo falta que Minnie venga.

Miró en su muñequera derecha el reloj, sabiendo en ese instante que eran las 17:25 y que ellos habían acordado reunirse a las 17:45. Le sobró 20 minutos, en los que, estando nervioso, los esperó haciendo el amago de limpiar muebles ya relucientes sin ninguna mota de polvo.

El sonido del timbre hizo que su cuerpo se pusiera en alerta, dando un brinco en respuesta a lo que escuchó para después maldecir a lo bajo por estar con nerviosismo.

Luego de hacer respiraciones lentas y profundas para poder calmarse, caminó a la puerta.

— Cariño, date la vuelta.

El recién llegado, se extrañó ante la extraña ocurrencia de su chico y porque no llegó a abrir la puerta entera, pero de igual manera le dió la espalda. Así, fue movido y guiado por él hacia dentro del apartamento, siempre mirando a la entrada principal.

— Uno, dos... Tres.

Contó un par de números para delante, y cuando terminó, tornó al contrario para que mirara el estado de la sala.

SeungMin tenía en mente lo de siempre, literalmente no imaginaba encontrarse el lugar de Bang tan bien decorado, dándose cuenta de qué iría la cosa a los minutos después.

— Como ya podrás suponer, este no va a ser un día cualquiera, Minnie.

Empezó a hablar Chan caminando a donde estaba el ramo de tulipanes rosas bajo la atenta mirada de SeungMin.

— Hoy quiero de una vez por todas, preguntarte lo que los dos estamos anhelando de hace unas semanas.

Los orbes marrones de Kim, alternaban su vista entre la persona y las flores que esta sostenía. Las sensaciones no tardaron en almacenarse en su pecho, causando la aceleración de latidos en el corazón y un picor en los ojos.

La pequeña cajita que se encontraba escondida, hizo presencia cuando Bang la mostró fuera de su escondite y la abrió.

— Son anillos de promesa, no pienses otra cosa.

Explicó antes de que su contrario tuviera un pensamiento confuso del contenido enseñado.

Eran dos anillos preciosos, teniendo en el centro un trébol de cuatro hojas de la suerte adornado con piedrecitas, uno para cada uno de ellos.

Ambos se notaban nerviosos, pero quien más, SeungMin al ser el sorprendido con lo planeado por Chan. Este último, entre sus dedos, sujetó una de las joyas para acercarla a la mano ajena.

— SeungMin, me gustaría mucho cuidarte y protegerte en lo que resta de nuestras vidas, estar a tu lado por bastante tiempo y apoyarnos mutuamente. Este va a ser el primer paso de muchos y lo sabes. Bueno, me voy por las ramas y no digo todavía la pregunta estrella de la tarde.

Tras un profunda bocanada de aire y colocar el anillo de promesa en el dedo índice de la otra persona, se sentía preparado.

— ¿Aceptas ser mi novio?

La respuesta fue positiva e instantánea, estando los dos felices de lo que eran en ese momento; una pareja.

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Venga epílogo y listo 🫠

Aquí dejo una foto también del anillo 🍀

Aquí dejo una foto también del anillo 🍀

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Tarde de verano -ChanMin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora