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Jung Beomgyu aún no creía lo que estaba por pasar.

Ahí, frente a la entrada del salón, había cien personas esperando que llegara. Entre esas cien, Choi Soobin, vestido de traje y sonriendo.

Cien personas de las cuales no conocía a la mitad a pesar de que pocos habían sido invitados ya que era una fiesta exclusiva y apenas habían entrado dos periodistas demasiado reconocidos y el fotógrafo personal de su madre.

Estaba del brazo de su padre, el cual, miraba hacia al frente. Tan frío, duro y calculador que ni siquiera volteaba a ver a su hijo.

Jung había logrado no sentirse dolido por el constante rechazo de su padre desde hacía mucho tiempo y el tampoco miraba al hombre. Tenía más cosas por las que preocuparse.

Como el que pensaría Soobin.

Sus inseguridades salieron a flote.

Casi doce años juntos para eso.

Yeonjun se había negado a ir a la fiesta y Beomgyu lo aceptaba. Era una situación incómoda para los tres.

De un momento a otro las puertas se abrieron y Beomgyu tuvo que contener el aire.

Hasta el fondo lo vio.

Lo vio joder ¡Ahí estaba!

Choi Soobin. El que en tan sólo unos instantes sería su esposo.

Su padre comenzó a caminar aunque las piernas de Beomgyu no querían responder y su padre lo llevó casi arrastrando medio camino hasta que sus traicioneros pies se movieron de nuevo.

¡Dios! Beomgyu se había dicho que no haría el ridículo el día de su boda, pero su estúpido cuerpo se burlaba de él al parecer.

Soobin.

Su mente se inundó de él. Era su único pensamiento. Era su día.

Caminó hacia el chico soltándose de su padre y se aferró a las manos cálidas de Bin.

Se sonrieron. Beomgyu nervioso y Soobin feliz. Y no era que Beomgyu no fuera feliz. Pero el temblor en sus piernas y la posibilidad de arruinarlo, lo ponían más que nervioso.

No era una iglesia. Era un salón. Y no era un sacerdote. Era un juez.

Sin embargo a pesar de las notables diferencias como la carencia de objetos religiosos y demás, no parecían importar ya que casi parecía una boda normal.

El juez habló y la mente de Beomgyu estaba en una sola persona. Esa que estaba frente a él, mirando con su sonrisa cuadrada como un niño. Como su bebé.

Jung sonrió apenado y esperó que el juez siguiera hablando. No escuchó una mierda, se limitó a decir el: Si, acepto cuando había llegado el momento.

Soobin apenas había dejado que el juez acabara cuando ya había soltado el: si acepto.

Beomgyu se sintió estremecier. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa cuando un pequeño niño, primo de Soobin les entrega los anillos.

-Yo, Jung Beomgyu, con este anillo, te tomo a ti, Choi Soobin, como mi esposo.

Beomgyu paso el bonito enlace de oro por el largo dedo de Soobin.

Choi tomó también el otro anillo y tomando las bonitas y grandes manos de Jung, lo toma como esposo igual.

En el bien, y en el mal. En la salud y en la enfermedad. Siempre tu.

No lo podían decir. No se podían jurar amor eterno en nombre de Dios, porque su amor al parecer, no era bien visto por él. Pero ambos se juraron amor el uno al otro. Era más que suficiente.

𝙨𝙚𝙭&𝙘𝙖𝙣𝙙𝙮! | Choi line. ♡Where stories live. Discover now