Soy heterosexual pero follé con aquel chico en el hotel.

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Cogí un viaje organizado con una agencia que comprendía el billete de avión ida y vuelta, estancia en un hotel de cinco estrellas en habitación individual, y viajes turísticos por la zona.
En el aeropuerto me encontré con mi grupo, en el avión me senté junto a un joven de unos veinte años, muy simpático y que no paraba de hablar, con lo cual el viaje se me hizo bastante agradable, a pesar de mi incomodidad en los aviones. Al llegar a nuestro destino nos recibió un autobús que nos llevó al hotel donde nos enteramos que había una convención de médicos.

Estaba todo el hotel completo, y por algún motivo que en aquel momento no llegué a comprender del todo, íbamos a tener que compartir la habitación. El joven que se sentó a mi lado en el avión me propuso compartir la habitación conmigo. Yo no puse ninguna objeción ya que el chico me parecía bastante simpático, y si no la compartía con él, la tendría que compartir con una señora de unos setenta años, y con un carácter muy fuerte que se pasó todo el viaje chillando por un motivo u otro.

Cuando subimos a la habitación, José, que así se llamaba el chico, me dijo que se iba a pegar una ducha, porque debido al calor que hacía, estaba sudando. Mientras tanto yo me puse a colocar mi ropa en el armario. Después elegí de las dos camas gemelas que había en la habitación, la que estaba mas cerca de la terraza. Salí a la terraza a tomar el aire pues yo también estaba sudando, cuando José me aviso que ya había terminado. Al entrar a la habitación vi a José saliendo totalmente desnudo del baño. Me fijé que tenía el cuerpo muy bien proporcionado, por lo que pensé que acudiría con bastante frecuencia al gimnasio al igual que yo.
Le dije que yo me acostaría en la cama que estaba cerca de la terraza porque tengo la costumbre de levantarme varias veces por la noche y así no le despertaría si salía a la terraza a tomar el aire. No me puso ningún problema.

Al agacharme a coger la ropa que tenía sobre la cama preparada para vestirme tras la ducha, me fije que José tenía una leve erección. Pensé que seguramente en la ducha se habría masturbado. Cuando salí del baño me encontré a José vestido con una camiseta de tirantes que dejaba su pecho y su espalda musculados casi al aire, y un minúsculo pantalón de atletismo. Le pregunte si pensaba salir a correr, a lo que me respondió que él cuando iba a correr solía ir totalmente desnudo. Pensé que me estaba vacilando, por lo que le dije que nos había dicho el guía de la agencia que por la tarde después de comer iríamos a conocer la ciudad, y que esa no era la ropa mas adecuada. Él se ofendió un poco y me dijo que seguramente sería mejor que le dejara uno de mis trajes. Decidí no discutir. Le pregunté si le apetecía bajar a tomar algo antes de comer, a lo que el accedió. Nos dirigimos al bar del hotel donde nos encontramos con los médicos de la convención, entre ellos encontré al doctor que me atendió recientemente cuando me tuve que operar de la rodilla. Me contó que había venido a la convención a aprender nuevas técnicas y a olvidarse de su mujer por unos días con alguna que otra doctora dispuesta para tales fines. Nos pusimos a charlar y yo me olvidé totalmente de José, que cuando quise darme cuenta se había marchado del bar.

Por la tarde salimos todo el grupo a conocer la ciudad, todos menos José que había desaparecido. Ya por la noche, al regresar al hotel, vi a José que estaba en la terraza del bar tomándose un whiski. Me senté junto a él y vi que estaba un poco ebrio.
– José ¿donde te habías metido?, te estuve buscando – le pregunte por mero formalismo.
– Estuve dando una vuelta por ahí, me apetecía estar solo.
– Hemos estado visitando la cuidad, ¿la conocías?
– No – me respondió de mala gana, y en un tono que me hizo cambiar de tema.
– Y tú ¿por qué has venido a este viaje solo? – Le pregunté.
Me miró con una cara que me hizo pensar que escondía algún secreto y estaba pensando si debía contármelo o no.

– He venido para olvidarme de una relación que acaba de finalizar y que me ha dejado hecho polvo.

– A mí me paso lo mismo hace unos años, me emborraché para intentar olvidar y sólo conseguí tener problemas en mi trabajo, lo que me hizo darme cuenta que la única forma de olvidar un amor es con otro.
– Ya pero es que él era único, no sé si encontraré otro chico como él.
– ¿Cómo él? –le dije con cierta sorpresa- no sabía que fueses homosexual…
– Si, soy un maricón, -dijo en tono irónico- si quieres puedes pedir que te cambien de habitación, e irte con esa vieja.
– José creo que te estas pasando, yo no creo haber hecho ni dicho nada para que te ofendas así, ni para que grites de esa manera, yo no tengo nada en contra de la homosexualidad, cada uno puede tener la opción sexual que desee y yo no soy nadie para intentar cambiar a nadie.
– Perdona –dijo llorando mientras me abrazaba- lo que pasa es que me pongo a la defensiva enseguida, bastante me ha costado reconocerme homosexual a mí mismo, como para tener que darle explicaciones a todo el mundo.
– ¿Ya se lo has dicho a tus familiares?
– Sí, pero solo a los más directos.

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