Culeado a las 4 de la madrugada, en Aseo público

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Eran las 3, o 4 de la mañana, cuando cansado de buscar quien me diera por el culo, o alguien que me deslechara, estaba a punto de marchar para casa.

Antes de irme para mi casa, decidí pasar por los baños públicos, que hay en una céntrica plaza de mi ciudad.
Los baños estaban en un costado de la plaza, y para acceder a ellos, había que bajar unas escaleras. Al llegar abajo, había 3 puertas; aseos de niños, señoras, y caballeros.

Bajé y como no había nadie a aquellas horas, decidí subir, y seguir ruta a mi casa, sin mucha prisa.
Al subir y pasar por el centro de la plaza, al borde izquierdo de la misma, y por la acera de los edificios, iba un hombre un poco mayor que yo; tendría unos 30 años; al verme por la plaza, levantó la cabeza, y miró hacia donde yo estaba; se había dado cuenta de donde yo había salido, y que no era otro sitio más que los baños públicos;
Tomando la decisión de cruzar la calle, para venir hacia donde yo estaba.

Al ver la maniobra del hombre, yo hice que bajaba a los baños públicos, pero como él no podía verme, ya que estos quedaban más bajos que la plaza, lo que hice por seguridad, fue seguir por la acera, que como quedaba más baja, no podía verme, y así cambiar el rumbo a la dirección que él pensaba que iba.

Como pensé, el bajó a los baños públicos, esperando encontrarme allí, pero yo había dado vuelta a la plaza, y esperar que él bajara primero. Por lo que apuré el paso, y después de que el había bajado, me dispuse hacerlo yo.

Cuando llegué abajo, él estaba meando fuera, justo al lado de la puerta de aseo de niños.
Entré en el aseo de caballeros, para cerciorarme de que no había nadie más; aunque hacía un momento, que había salido yo de allí, por supuesto no había nadie. Así que antes que se me escapase aquella pieza, salí y me dispuse entrar en el aseo de niños, por lo que tenía que pasar por al lado de él.

Cuando pasé todavía estaba terminando de mear. Entré y fui a uno de los 2 aseos que había, y sin cerrar la puerta, saqué mi polla, e hice que me ponía a mear yo también.

El hombre entró, y sin haber guardado su polla, echó una mano a mi culo, y con la otra mano, agarró mi polla, acariciando la misma.
Ooooooh, maricón, que bueno estás, mmmmmmm, que culito más bueno tienes, mariconcito, me decía, mientras me tocaba el culo, y acariciaba mi polla, que estaba más tiesa, que un mástil; mmmmm, déjame que te de por el culo, mariconcito, que mira como me has puesto la polla, y llevo los huevos que me van a reventar, mmmmm.
Al yo girarme, me largó un beso en todo el morro, empezando a saborear mis labios, mordisquear mis orejas, cuello, y meterme mano por todas partes; oooooohhh, que bueno estás putito, deja que te dé por ese culo tan rico que tienes, me volvió a soltar él.
Aaaaah, dios, que bueno estás, mmmmmm.

En un momento, me separé de él, y fui a cerrar la puerta de los aseos, como no se daba cerrado, me dijo él, es igual, déjala arrimada, que no creo que, a estas horas, venga nadie por aquí.
Así lo hice, y volví donde estaba, volviendo agarrar su polla, que ya la tenía bien tiesa, empezando a acariciarla, y sobarle los huevos. Haciendo él lo mismo, mientras suspiraba, oooooh, deja que te llene ese culito de leche, mmmmmm, ya verás cómo te va a gustar, oooooh, maricón que bueno estás, mmmmmm.
Poco a poco fuimos desabrochando el cinturón, y pantalón. Yo ya le había bajado el pantalón, y slip, hasta media pierna, y agarrando su polla, era normal; ni grande ni pequeña; tampoco era muy gruesa. Lo que sí noté, era que no hacía mucho tiempo, se había afeitado, o rapado el pelo del pubis, y huebos, y el olor que desprendía, es como si hubiera usado algún producto para las ladillas, esa fue la impresión que me había dado.
Por su parte, él después de bajarme los pantalones y slip, dejando que cayeran hasta los tobillos, estaba empezando a desabotonarme la camisa.
Cuando terminó de desabotonarme la camisa, con una mano, empezó a acariciarme el pecho, vientre, polla y huevos. Luego fue a por mis tetillas, cogiéndome los pezones; los tenía duros e hinchados, por la excitación, y calentura que en esos momentos tenía; mis pezones son pequeños, y con algo de pelo en esa parte; empezó a apretarlos, sobarlos, para luego meterlos a su boca, y darme pequeños mordiscos.
Oooooh, como me estaba calentando aquello, mmmmmm, el muy cabrón, me estaba haciendo temblar de placer, y se estaba dando cuenta, que me tenía delirando de placer.

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