【乙女セミナー•弥生】•〖Yayoi〗

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【Narrado por Yayoi Aoba】

Azumi-chan se encuentra preparando un increíble convite que ni siquiera sé si podré comer (Estoy demasiado empalagada por todas las azúcares que hemos comido hoy), pero el sonido de aquella música melosa y oler ese aroma tan delicioso de la vainilla me dió mucha más energía, lo que me hizo acompañarlas en las risas mientras ayudábamos con la torta.

Azumi-chan batía la mezcla a mano, pues no quería ahogar la canción con el estruendo de la batidora, mientras yo me encontraba lavando las tazas de medida y tarareaba la melodía.

—Yasashiku nareru no?— Cantaba con una sonrisita de muñeca, poco a poco pasando desde el lavaplatos hasta el portavajillas dónde terminarían de escurrir las gotas de agua restantes.
Yo seguía pensando en algunas cosas, pero de una manera tan desordenada que ni siquiera recordaba por dónde había empezado.

Apenas sequé mis manos recordé la idea que tuvo Yukari-chan sobre escribir diarios, y busqué en mi bolso alguna especie de libreta que pudiera usar para ese propósito.
Tenía un pequeño cuaderno de color rosa pálido, decorado con calcomanías de conejitos que había puesto cuando lo compré. Es perfecto para este propósito.

Tomé un bolígrafo y de inmediato lo abrí en la primera página, escribiendo como si se tratara de una carta:

「Soy Aoba Yayoi, tengo dieciocho años de edad y ahora mismo soy una estudiante de medicina.
Esto de describirme por mi ocupación siempre ha sonado como una tontería, pero no sé cómo empezar. Nunca he tenido amigas; las demás niñas solían molestarme en la escuela y Jun era el único que me defendía, sin siquiera ser más que un simple compañero.

Tenía algo de miedo pero acepté ser la nueva manager de los chicos, y así fue que hice amistades. La verdad siempre he sido solitaria: Me encantaba leer obras de teatro antiguas como las de Shakespeare, algunas novelas de romance como los de las hermanas Brontë y mi favorito es el cuento Carmilla, de Sheridan Le Fanu. Amaba Creamy Mami, tengo aún una última muñeca de la que no me he deshecho y fue la que les enseñé.

Me asustaba mucho cuando empecé a conocer a Yoshiko-chan y Yukari-chan: Soy muy tímida y no esperaba tener amigas, pero ahora me siento segura y feliz. Es la primera vez que me junto con otras chicas desde que estaba en la primaria... 」.

¿Qué más podría decir? Divago mucho cuando estoy nerviosa, incluso escribiendo, y es que siempre he sido una niña débil y solitaria.
Me daban miradas sucias y me apartaban, además de que al inicio los chicos me intimidaban y daban órdenes como a una criada. Jun siempre fue el único para mí, y ahora me encontraba en casa de la futura esposa de mi mejor amigo de la infancia, con el cuál quise casarme desde muy pequeña pero ahora no era más que un hermano para mí.
¿Será esto una señal de que mis horizontes están por expandirse? Necesito hacerle esa pregunta a alguien: No quiero quedarme con esta bendita duda.

Traté de pensar en alguien para preguntarle, al menos de quiénes estuvieran conmigo dentro de la casa. Hmmm... San-chan no tuvo amistades femeninas hasta que inició la secundaria, ¿Será que ella entiende lo que estoy sintiendo?

—N-nee... ¿San-chan?— La llamé con nerviosismo, a lo que ella se acercó a la mesa de café dónde yo intentaba escribir.
—¿Qué ocurre, Yayoi-tan?— Me preguntó mientras se sentaba a mi lado, notando que llevaba un rato escribiendo y emborronando el mismo párrafo una y otra vez.
—T-te quiero hacer una pregunta, aunque no es obligatorio que respondas— Dije con la voz temblorosa, pero la sonrisa calma de mi nueva amiga me serenó lo suficiente para hablar— ¿Tú alguna vez supiste que tendrías amigas en un futuro?¿Cómo sabes qué esto es una señal?

Ella se quedó mirándome por unos instantes, como si la pregunta hubiera sido totalmente descabellada. Parecía no saber que decirme, pero tras unos segundos cerró los ojos y me dió una pequeña sonrisa antes de contestar.

—Bueno, yo nunca lo supe: Conocí a Yukari-chan el primer día de clases, cuando ella me defendió de unas compañeras me llamaban marimacho— Explicaba, lo que aún me costaba creer: Vale que la conocí cuando aún se comportaba de esa forma, pero nadie que la viera ahora podría creerlo. ¡Luce tan frágil y refinada! A veces pienso que esa pequeña guerrera que conocí sigue viviendo en su interior, sólo que sosegada gracias a la preciosa flor que ha nacido del mismo corazón.
—¿Y Kumi-chan?¿Cómo has podido confiar en ella todavía? Ella fue tu rival de amores, como también lo fui yo alguna vez— Eso siempre me resultó demasiado extraño: Puedo recordar cómo la mataba de celos sin quererlo, y cómo quería golpearme la vez que tomé la mano de su preciado Tsubasa.
Sanae, sin embargo, sólo dió una pequeña risita mientras tomaba su vaso de agua.
—Yayoi-tan, incluso si alguna vez disputamos por amor, creo que en el fondo siempre deseé que él fuera feliz. Si él hubiera escogido a Kumi-chan, o incluso a ti, yo habría muerto por dentro incluso si estaba feliz por ustedes y por él. Antes que todo éramos amigas, y sé que ninguna de ustedes sería capaz de dañarme o dañarse entre ustedes por más lágrimas de frustración que tuviéramos que derramar.
—Yo también lo sabía... Incluso siendo una guerra fría de damas, no deseaba hacer nada en tu contra: Un amor no puede matar al otro— Respondí por instinto, pues ella tenía toda la razón. Nosotras éramos niñas pero al presenciar su elegancia en la contienda romántica que tuvo con Kumi-chan me dí cuenta de que eso era lo justo.
Por eso confiaban la una en la otra incluso envueltas en aquella rivalidad: Porque sabían confiar en el genuino cariño que existió hasta entonces.

No sabía por qué, pero mis ojos se humedecieron al oír sus palabras.

—¿Eh?¿¡E-estás bien!?— San-chan estaba muy preocupada, creyendo que fue ella quien me hizo daño hasta hacerme llorar.
Pero yo simplemente me lancé sobre ella, y la abracé.
—¡Tienes mucha razón! Eres increíble, San-chan— Seguía llorando como una niña pequeña, pero mis lágrimas más bien se debían a que me había conmovido por sus sabias palabras— ¡Estoy muy feliz de haberte conocido!
—Yo también lo estoy, Yayoi-tan— Me contestó ella al tiempo que me regresaba el abrazo, justo como si ambas fuéramos dos chiquillas disculpándose.

No sé lo que me depara el futuro: Si seguiremos juntas o no, o siquiera si voy a estar viva mañana por la mañana. Pero sé que hoy puedo confiar en ellas sin miedo; sé que estaremos juntas cuando sea necesario, sin importar cuánto nos apartemos.
Al volver a vernos, siempre podríamos sonreír bajo el mismo cielo y charlar como si nos hubiéramos visto el día de ayer.

Sin importar la distancia a la que los sueños y el amor nos lleven, siempre estaremos conectadas.
Todo por el mismo amor que nos llevó aquí en primer lugar.

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【あなたの欲望の乙女】•〖La Dama de tus Deseos〗Where stories live. Discover now