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     Evelyn cayó dormida segundos después. Kristian esperó largos minutos para dejarla descansar en la cama, observaba su pecho, subía y bajaba con lentitud.

     El corazón le iba tan deprisa, y golpeaba tan fuerte que temía que el ruido la despertarse. Ese beso... Lo que había pasado... ¿Y si Evelyn no hubiese estado borracha? Kristian sabía que si hubiese estado sobria nada de aquello habría pasado. Aunque en el fondo le gustaba pensar que ella correspondía sus sentimientos ligeramente.

     Soltó un corto suspiro. ¿Y si no le quería? ¿Y si él deseaba que fuese reina de Xirian pero ella no tenía los mismos planes? Como príncipe podía ordenarle vivir con él, bastaba con un par de palabras para conseguir que Evelyn permaneciese a su lado.

     Pero no podía hacerle eso, no si ella no quería.

     Acarició un par de mechones de su oscuro pelo mientras no podía retener una sonrisa. Se veía tan tranquila durmiendo... Esperaba que descansase. Le depositó un corto beso en la frente, colmado de cariño, y volvió a cargarla para llevarla a la cama.

     Luego meditó durante pocos minutos dónde iba a pasar él la noche. Podría haberse ido a alguna habitación de invitados, pero, ¿Y si Evelyn necesitaba su ayuda durante la noche o al despertarse? Acercó la única silla que había en su dormitorio al lado opuesto de la cama en que había tumbado a la joven y allí se recostó, esperando conciliar el sueño.

     Aunque no le costó dormirse, mantener el sueño fue una tarea totalmente distinta. La imagen de su padre eliminando a Evelyn se repetía constantemente, y no solo su eliminación... Se despertaba alterado, y volvía a dormirse cuando veía a Evelyn tan tranquilamente; para desvelarse nuevamente.

     En cierto momento, cuando los rayos del alba apuntaban por el horizonte, Kristian volvió a desvelarse. Y no había sido el único. Evelyn miraba al techo con el entrecejo fruncido y las manos acariciándose la barriga en movimientos lentos y circulares.

- ¿Cómo estás? - Preguntó el príncipe en voz baja al verla con los ojos abiertos.

     El movimiento que hizo la seleccionada al girar la cabeza para poder mirar al príncipe a los ojos ocasionó un cambio drástico en su expresión. Y rápidamente se llevó una mano a la boca.

- Necesito ir al baño.

     Se levantó del colchón y se dirigió al cuarto de baño que había en la habitación a la carrera, dejándole a Kristian poco tiempo para reaccionar.

     Evelyn llegó a levantar la tapa del váter justo a tiempo. Una sensación desagradable asaltó todo su cuerpo mientras intentaba eliminar lo que había bebido horas antes.

- Marchaos, alteza. Por favor. - Consiguió articular entre arcadas. ¿Cómo podía dejarse ver de tal manera frente al príncipe? Si no hubiese estado sintiéndose como si moría mientras echaba lo último que había ingerido en el día, habría sido consciente de la vergüenza que acarreaba aquella situación.

     Pero Kristian no salió del baño. Se acercó a Evelyn y se agachó a su altura, para poder sujetarle el pelo con cuidado. Ya suponía que el alcohol no le sentaría bien, a nadie le sentaba bien. Y Evelyn necesita ayuda, un amigo que le acompañase... Él iba a estar ahí para lo que necesitase.

- Es horrible...

- Tú échalo todo. Verás que cuando acabes te sentirás mejor.

     Evelyn asintió como pudo. Lo odiaba, odiaba la sensación que se instalaba en el cuerpo a la hora de vomitar. Por no mencionar que un dolor le martilleaba la cabeza de forma constante. Se dejó caer, derrotada, cuando terminó, cerrando los ojos en el acto.

- ¿Te encuentras mejor? - Preguntó Kristian con paciencia. Había soltado su pelo y le acariciaba la espalda con la palma de la mano. Arriba y abajo, despacio.

     Evelyn asintió algo distraída, pero no se atrevió a responder. ¿Qué podía decirle para hacerle olvidar aquel momento? ¿Cómo volvería a mirarle a la cara? Encima de todo, el pensar no ayudaba a aliviar su dolor de cabeza.

- ¿Necesitas algo? ¿Quieres volver a la cama?

- Me duele la cabeza. - Respondió la joven con un hilo de voz. Era incapaz de establecer contacto visual con él.

     Kristian asintió, comprendiendo la situación. También era consciente de lo avergonzada que se encontraba Evelyn, quería decirle algo para aliviar su malestar, pero las palabras no salían de su boca en la forma que quería.

- Iré a por algo para el dolor. ¿Quieres tumbarte mientras? - Preguntó con voz dulce, o eso pretendía.

     Evelyn negó despacio. Esperaba que el príncipe desapareciese del dormitorio para poder pensar, o intentarlo al menos, sin que la cabeza le estallase.

     La primera pregunta que se hizo cuando Kristian ya había salido del cuarto fue: "¿Qué pasó anoche?". Tenía borrosos recuerdos. Recordaba la carta que recibió de sus hermanos y lo que ella contenía. Recordaba correr por el palacio y salir de él... Y un guardia, se encontró con un guardia.

     Cerró los ojos con fuerza y se masajeó las sienes como si así pudiesen aclararse todos sus recuerdos. La cocina... Y estaba bebiendo con aquel hombre. Recordó vagamente cómo Kristian apareció. La imagen se vio sucedida por otra en la que el príncipe le llevaba por un pasillo de palacio... Para acabar en su dormitorio.

     Había reconocido la estancia en el mismo momento que había abierto los ojos, por culpa de ese insoportable dolor de cabeza que no desaparecía y un malestar en el estómago.

     Soltó un suspiro, rindiéndose. No podía recordar más cosas, y los martillazos que se extendían desde su mente hasta el resto del cuerpo no hacían más que aumentar. Se apoyó en el retrete, ya cerrado, y relajó la expresión de su rostro.

     ¿Cómo iba a mirar de nuevo al príncipe a la cara? Después de lo que había pasado... Escuchó el ruido que hacía la puerta de la habitación al cerrarse segundos después de haberse formulado aquella pregunta. Y volvió a suspirar.

- Toma, para el dolor. - Dijo Kristian nada más entrar al baño, ofreciéndole a Evelyn una pastilla y un vaso de agua que una criada muy madrugadora le había ofrecido amablemente.

- Gracias, alteza. - La seleccionada hizo desaparecer la pastilla velozmente y el agua, algo más despacio. Tenía los ojos abiertos, pero la vista desviada hacia el suelo. Sentía la mirada de Kristian, compasiva, observándola. Y el corazón empezó a latirle deprisa.

- ¿Te encuentras bien? ¿Quieres... Hacer algo en especial? - Kristian automáticamente se arrepintió de aquellas preguntas. ¿Por qué tenía que ser tan ridículo? ¿Por qué no podía actuar con un poco de decencia frente a ella?

- Me gustaría... Dormir un poco más.

Holaa!! Ya está la que en un principio va a ser la última parte de "La Selección". Espero que os guste!! :)

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