VEINTIDÓS

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Mariela

Ya han pasado cinco meses desde que iniciamos los trámites para adoptar a Adrián, James ha estado yendo y viniendo de Minnesota a Colombia, unos meses más y estará de vuelta para siempre, nunca más nos volveremos a separar. Hoy es el día en el que Adrián viene a casa, James ha venido desde Minnesota para recibirlo. Ayer mi hija se puso muy triste cuando creyó que Hugo se iría de la casa porque yo estaba con James y habíamos comenzado a formar una familia. Hugo tuvo que consolarla más tarde y explicarle que por nada del mundo la iba a dejar y que no se preocupara por sus sentimientos porque Diana los tenía a buen recaudo, todos se sorprendieron con la respuesta de Hugo, realmente, Diana y él han llevado en secreto su relación. James pasea de un lado a otro muy nervioso. Nos vamos a ir con él una semana a Minnesota, estuvimos hablando y ambos creemos que lo mejor para nuestro hijo es que esté con los dos los primeros días y él no puede tomarse unas vacaciones en estos momentos. Tadeo se enfadó mucho cuando supo que estaría una semana lejos de casa, lejos de él, pero terminó aceptando la situación.

—No lo veo desde hace un mes— dice James nervioso— ¿Crees que me reconocerá?

—Mi amor, has estado hablando con él por videollamada casi a diario, claro que va a reconocerte.

—¿Y por qué a mí no me llama papá? A ti ya te ha empezado a llamar mamá.

—Mi amor, Adrián ha tenido una vida muy dura y sólo tiene cuatro años, su padre era un monstruo, dale tiempo.

James asiente a la vez que traga grueso.

—Tienes razón, bebé, tengo que darle tiempo.

—Él te quiere, dale su espacio y verás cómo sin decirle nada te llama papá.

James me da un beso en los labios, la puerta de la sala de espera del orfanato se abre, Marina sonríe, ahora ella es la nueva directora y hay que admitir que lo está haciendo muy bien, ha conseguido que mucha gente invierta en este lugar, ha renovado muchas de las habitaciones y áreas comunes de los niños, también tienen juegos nuevos en el patio, todos los niños están en trámites de ser adoptados o acogidos.

—¿Dónde está?— le pregunta James.

Marina le pide silencio con un gesto. Escuchamos los pequeños pasos corriendo por el pasillo. James y yo nos arrodillamos en el suelo para recibirlo.

—¡James! ¡Mamá!— grita Adrián.

Se lanza a los brazos de ambos.

—Hola, mi niño— lo saludo.

—¿Ya puedo irme con vosotros?— nos pregunta.

James le da un beso en la frente.

—Primero tienen que firmar unos documentos— dice Marina— Después de eso podrás irte con tus papás para siempre.

—¿Para siempre?— pregunta Adrián sorprendido.

—Para siempre, peque— le dice James— Ahora te llamas Adrián Belmonte y eres nuestro hijo.

Adrián me mira, le doy un beso en la frente. James se levanta del suelo con nuestro hijo en sus brazos, lo lanza hacia arriba provocando la risa más hermosa del mundo, Adrián chilla y se ríe. James lo abraza y le da besos por toda la cara.

—¿Quieres ir a conocer a Luna?— le pregunta.

—¿Quién es Luna?

—Tú sobrina— contesta James— Es un bebé, pero le gusta mucho jugar.

—¿Y va a jugar conmigo?

—Claro que sí, mi amor— le digo.

Después de formar todos los documentos necesarios, por fin nos podemos llevar a Adrián con nosotros, James lo asegura en la silla del coche en los asientos de atrás mientras yo guardo su pequeña maleta en el maletero del coche, me subo al lado del conductor y me pongo el cinturón. Adrián está tan sonriente y feliz.

FRÁGIL #1.3 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora