Capítulo 32- Sanar heridas.

72 10 1
                                    


Sabía lo que me aguardaba al llegar a casa pero por primera vez en mucho tiempo me importaba muy poco lo que Leo pudiera pensar o decir. Sus reclamos por según él abandonar a nuestro hijo para ir a jugar a la gánster, sus gritos y sus amenazas no me provocaban ninguna emoción.

—Espero estés contenta con lo que has hecho…— me dijo cuando llegamos a la mansión procedentes de Croacia.

—Tu también Andros…por un segundo pensé que tenías al menos un poco de sensatez —agregó Leo.

—Leo yo…—decía Andros.

—¿Quieres dejar de ser un dramático? Sam está bien. Lucas estaba contigo, cuál es el problema ahora?— preguntó Klaus a Leo, y enseguida las llamas apoderándose de sus ojos verdes.

—Cuál es el problema? Se… se están escuchando acaso? Asesinaron a alguien! Esa mierda es retorcida y anormal! Y no me pienso quedar aquí a esperar que me arresten involucrándome en sus cosas!— gritó Leo.

—¿Qué quieres decir con eso?— pregunté.

—¡Que me largo!— respondió. Klaus comenzó a aplaudir sonriendo;
—Genial, por fin. Preparen el auto — ordenó a uno de sus empleados.

—Klaus…— le llamé enseguida la atención.

—Me llevaré a mis hijos — dijo Leo y fue entonces cuando volví en si. Leo no podía hacer algo así.

—No, de qué hablas? Escuchaste eso Klaus?— pregunté al alemán riendo nerviosa. Leo me miró a los ojos y yo a los suyos borrando enseguida la sonrisa de mis labios porque sabía que hablaba enserio;

—Si te vas, lo harás tú solo. Andrew y Lucas no salen de esta casa— dije.

—Ni loco dejó a mis hijos contigo, te quiero lejos de ellos , estás enferma, todos ustedes lo están —

—Leo te recomiendo que bajes el tono con el que nos hablas…— decía Klaus.

—¿O qué? ¿Me vas a asesinar? Vas a matarme? O lo harás tú Samantha?—

—Jamás te tocaría un pelo Leo, ni dejaría que nadie te hiciera daño, eso deberías saberlo…—

—Debería? Enserio Sam? Quién diablos eres tú?— me gritó. Enseguida Klaus quiso acercarse a Leo pero me interpuse.

—Cálmate — le dije en voz baja. Tomé entonces la mano de Leo y lo obligue a acompañar me hasta el despacho en donde nos encierre para poder hablar.

—Déjame salir, no hay nada que discutir — decía queriendo me quitar de la puerta.

—Si hay. No puedes quitar a mis hijos Leo. No puedes, ellos estarán bien…—

—¿Estarán bien? ¿Cuál es tu defunción de bien? Crecer rodeados de pistolas, sangre y narcóticos?—

—Aquí nadie usa drogas —replique enseguida.

—Los felicito por eso? —

—Leo…—

—Amdrew intentó matar a Klaus. ¿Escuchas eso Sam? Un niño de diez años intentó matar… todo esto es culpa tuya… —

—Podemos arreglar lo….— me acerqué a él, besé sus labios con todo lo que pude, al principio él no me respondió pero luego me dio paso a sus boca, me pegó de la puerta, sus manos acariciaban mi cintura por debajo de la blusa, su lengua jugueteó con la mía;

—Contenta? — preguntó apartándose de mí, se limpió los labios con el puño. —Conmigo no puedes usar el sexo como método de manipulación Samantha— dijo.

Marcada: Imperio. Libro I: Dos caminos, un corazón.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora