Capítulo 14

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Ante el revuelo que se alzó al filtrarse a la prensa la verdad sobre la relación que sostenía Ryusei Miura con Ann Houston, la periodista había conversado telefónicamente con los directivos de la cadena ABC sobre lo ocurrido, confirmando que en realidad era ella quien tenía una relación con el actor japonés y no su sobrina. Ante el cuestionamiento de por qué ocultar la verdad, solo indicó que ambos llegaron a ese acuerdo porque debían ir con cuidado por las inflexibles ideas que sostenía la familia de Ryusei sobre que sería un inconveniente la diferencia de edad entre ellos. Los directivos estuvieron dispuestos en apoyarla al 100 %, por lo que ella les pidió mantener el bloque de espectáculos después de los noticieros presentando las notas sin la necesidad de conducción y que el programa de los sábados sea sustituido por películas u otro programa pasado hasta que Ryusei regrese y puedan hacer una rueda de prensa explicando la situación entre ellos. Algunos directivos no estaban convencidos de que sea buena idea que ella desaparezca de la pantalla porque eso daría más que hablar, pero Ann no estaba de ánimos para salir enfrente de las cámaras y explicar lo sucedido sin tener a su lado a la otra parte involucrada en el asunto. Al entender que ella necesitaba tiempo para superar lo ocurrido, aceptaron su solicitud, y así fue como Ann Houston desapareció de la programación de la cadena sin dar ninguna explicación.

La mansión de Onur a las afueras de New York era tan grande que la periodista podía pasar horas caminando por los hermosos jardines, viendo a los caballos de carreras que criaba el turco o leyendo alguno de los miles de libros que se guardaban en la enorme biblioteca. Sin embargo, el no tener a su lado a Ryusei la ponía triste, y la situación empeoraba porque los días pasaban y él no le daba ninguna novedad sobre la mejora de la actitud de la madre Miura con respecto a ella y la relación que tenían. Emma permanecía pendiente de su tía, al igual que el anfitrión, ya que a donde estuviera su amada inglesa, el turco quería estar. Por lo que los tres paraban siempre juntos, planificando qué harían para no caer en el aburrimiento. Sin embargo, Ann necesitaba de sus momentos de soledad, aquellos a los que estaba acostumbrada tras quedar viuda a los veinticuatro años y vivir sola por ocho años, hasta que su sobrina mayor llegó a los Estados Unidos, de ahí que era muy frecuente que regresara a su habitación a mirar por la ventana el bonito paisaje que adornaba la vista, preocupando a Emma que estuviera cayendo en la profunda tristeza, pero Ann siempre le aseguraba que solo necesitaba permanecer en silencio para oír su corazón y saber si estaba yendo por el camino correcto.

Fue en uno de esos momentos de soledad de Ann que recibió la llamada de Caeleb Phelps. Tras el segundo sábado que el programa de la Houston no se transmitió en vivo y fue reemplazado por alguna película que la cadena tenía los derechos de difusión comprados, el director de Broadway se comunicó con ella a través de su celular privado, ya que el de trabajo lo mantenía apagado. Ann no reconoció el número que aparecía en la pantalla de su móvil, pero al pensar que podría ser alguien de la televisora, respondió. Al escuchar la voz de aquel hombre con un notorio matiz de ironía y burla, Ann supo que él fue quien filtró a la prensa la relación que sostenía con Ryusei.

- Querida Ann Houston, buenos días. ¿En dónde te has escondido? ¿Acaso tu joven enamorado te dejó y ahora no sabes qué hacer? –el despecho de Phelps era demasiado obvio.

- ¿Cómo conseguiste mi número? –preguntó Ann sin intención de saludar al director de Broadway ni responder a sus preguntas.

- Por esas cosas del destino, Emma lo había puesto como referencia a quien llamar en caso de alguna emergencia.

- Bórralo y no me vuelvas a llamar –Ann iba a cortar, pero Phelps le diría algo que la haría mantenerse atenta a la llamada.

- ¿Sabes que no eres la primera mujer mayor con la que tu querido Ryusei se ha relacionado? –la mala intención de Phelps era notoria, pero Ann sintió curiosidad y por eso lo dejó hablar-. Cuando apenas era un muchachito de dieciséis años sostuvo un romance con una actriz de treinta y tres. El gusto por las mujeres mayores lo ha tenido desde muy joven, ¿no te parece?

El amante jovenWhere stories live. Discover now