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Kura parpadeó un par de veces

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Kura parpadeó un par de veces. Estaba de vuelta en su cama, usaba la pijama de la noche anterior y se encontraba completo. Lo que recordaba era demasiado surrealista para tomarlo en serio, pero que sintiese un agarre en su tobillo y otros dos a lo largo de su torso le hacían sospechar que no fue un sueño extraño.

¿Qué había hecho?

Él se tocó los labios con los dedos y se percató de que tenía heridas de mordidas.

Peor: ¿a qué clase de monstruo había despertado?

Él sabía que la forma en que Tobe lo había mirado no traía nada bueno, esa era su mirada después de matar. Y aun sabiéndolo, no podía evitar un estremecimiento.

De cierta manera, era un logro conseguir una reacción tan fuerte de una persona de naturaleza inexpresiva.

¿Se sentía complacido con esto?

También estaba un poco preocupado por las repercusiones, pero...

El agarre en torno a él se apretó durante un segundo, llamando su atención. Unas palabras aparecieron flotando frente a su rostro.

"Deja de flojear. Tienes cosas que hacer hoy"

Kura se levantó contra su voluntad y se percató de que estas extremidades no lo dejaban moverse solo. Se mantuvieron sobre él todo el camino hacia el baño y continuaron ahí mientras se lavaba la cara y cepillaba. Sólo se apartaron por un momento cuando regresó al cuarto y se cambió, pero no tardaron en estar sobre él de nuevo.

—¿Qué te pasa hoy? —Kura sospechaba que Tobe tenía una conexión mucho mayor con estas de lo que él comentaba, por lo que acarició la que estaba alrededor de su pecho y le habló con suavidad.

"Estoy esperando. No me gusta esperar" las palabras aparecieron flotando frente a él.

Kura decidió hacer una prueba. Siguió tocando la extremidad en su pecho y volvió a hablarle.

—¿Estás pegajoso por lo de anoche?

Sintió que su rostro ardía un poco al mencionarlo, pero se calmó al no recibir una respuesta.

Fue sólo que Tobe se demoró unos segundos. Cuando el "sí" se formó frente a él, el ardor en su cara empeoró y sintió un apretón de parte de las extremidades invisibles.

Le dio un débil pellizco a una de las extremidades y prefirió desviar el tema para no recibir comentarios acerca de este evento.

—¿Así que me puedes oír cuando estás pegado a mí, además de saber dónde estoy y mi salud?

"También siento que acabas de pellizcarme" replicó Tobe. "Y me parece muy maleducado"

Kura repitió el gesto y hubo un apretón más fuerte esa vez.

Bien, sí. Lo sentía. En tiempo real.

No quiso pensar en cuántas veces hablaba consigo mismo antes de dormir teniendo una alrededor del tobillo ni en cuando las acariciaba distraído.

Besar al demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora