Parte III: Reunión

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Casi todos nuestros invitados están aquí, casi. Solo falta que lleguen al salón de reunión.

Asomo mi cabeza sacándola de mi escondite para ver. ¿Quién creería que detrás de un vitral se esconde una puerta secreta? Nadie... O quizá nuestros invitados sí, estos son listos... la mayoría.

La muchacha de imponente presencia observa la entrada de mi humilde morada, jamás mira la puerta, claro, si la mira o no de igual manera no podrá salir por allí.

—Qué casita tan rústica y acogedora —dice mientras mira los pisos de madera relucientes y la inmensa alfombra roja en el medio.

—Pero esto no es Oz —barre cada espacio con su mirada esmeralda.

Si  él no estuviera casado lo secuestraría para mí.

La muchacha se acerca a la mesa que está justo en el medio de todo, allí ve una nota escrita con mi puño y letra. La toma y se la enseña a quien la acompaña.

—Parece que nos esperaban.

—Una rosa —toma la flor que estaba a un lado de la nota, uno de los pétalos tiene su nombre y eso llama su atención—. Oh, es para mí.

Él se la arrebata de sus manos y la deja en dónde estaba.

—Puede ser una trampa —se excusa.

—No creo...

—Queridos Hazel y Peter Pan. Es para mí un placer recibirlos en mi morada como invitados de gran honor —la interrumpe leyendo para ella. Cuánto cariño el que ellos se tienen..., qué soledad la que yo tengo—. Si suben las escaleras y se dirigen hacia las puertas frente a ustedes, podrán ir por un pasillo que los llevará directo al salón de reunión. Sin más que decir, que la oscuridad no los atormente y puedan llegar a su destino.

Ambos miran las dos enormes escaleras que llevan a un mismo punto de encuentro, frente a dos grandes puertas que están cerradas.

—Iremos.

Ninguno es cobarde, eso se puede notar. Los dos siguieron las instrucciones, no sin antes dejar la carta en la mesa, justo donde estaba antes de su llegada. Él abre las puertas para ella y ella luego las cierra para ambos con su magia.

Cuánta ansia me da poder conocerlos y verlos cara a cara.

Espero que mi lista de preguntas no se me pierda.

Busco entre los bolsillos de mi pantalón. No está.

Me sacudo un poco. Vuelvo a revisar mis bolsillos. No está. Ups. Toco mis mangas... Cielos, aquí está. El papel todo doblado sale de una de mis mangas.

El ruido de un portal se escucha afuera de mi casa e interrumpe mi momento de alivio. Escucho voces, un par... ¡Son ellos!

—No tenías que venir detrás de mí.

—Pues lo hice.

—¿Y sí algo te pasaba?

—¿Y sí algo te pasaba a tí?

Sin duda son ellos.

—Isa...

—¿Deberíamos entrar?

Golpea la puerta un par de veces.

No voy a atender, le quita la emoción al momento.

Golpea de nuevo.

—Deberíamos irnos.

—No sabemos siquiera en dónde estamos.

Solo unos segundos pasan y ella abre las puertas.

ReunidosWhere stories live. Discover now