Solo quería tomar una siesta... contigo

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Ese lado no era muy cómodo, pero el otro estaba demasiado acolchado.

Tal vez si giraba su cuerpo... no, tampoco funcionó.

¿Y si...?

Rainbow Dash dejó colgando la mitad superior de su cuerpo de la cama, un quejido entre agónico y fastidiado acompañó sus rígidas expresiones después de no hallar la manera adecuada de tomar una siesta. Sin importar cuanto lo intentó, fue incapaz de conciliar el sueño por siquiera diez minutos. De hecho, llevaba más de tres horas retorciéndose sobre su cama esperando que finalmente su cuerpo se agotara y simplemente se durmiera.

Pero eso jamás sucedió, su cabeza estaba hecha un desastre solo por una persona.

Fluttershy.

Ella no habló con Rainbow desde aquel día que decidió dejarla en paz, no le envió un mensaje ni nada que mostrara interés en ella. Y fue tan ridículamente espontaneo que apenas y comprendía lo que estaba pasando... no, no lo entendía y eso la frustraba como nunca pensó que sucedería.

¿Acaso eso no era agotador?

Tomó su celular del suelo, que antes había lanzado por pura desesperación, y checó si había algún mensaje de su novia. No fue una sorpresa que no hubiera nada y aun así sintió una especie de vacío en el pecho que la abrumó. No dolía, pero era como si algo presionara sobre ella de manera insistente.

—¿Por qué no me llamas? —preguntó en voz baja mientras revisaba las llamadas perdidas.

Su dedo se mantuvo a una distancia mínima del número de teléfono de Fluttershy, no sabía qué estaba haciendo y por ello dudó en hacer algo: llamarla para preguntar qué estaba pasando entre ellas o dejarlo todo como está y disfrutar de su paz tanto como quisiera. Sin embargo, se encontraba en el punto medio, donde una parte de ella le decía que la llamara y dijera algo, lo que sea, y también estaba la parte que le pedía que apartara todos esos problemas y volviera a sus intentos de dormir en un fin de semana tan agradable.

Como lo odiaba, era tan tonto.

De repente su celular vibró y con una velocidad que habría envidiado su yo normal, atendió la llamada. Sus ojos se volvieron orbes cereza inexpresivos cuando escuchó la voz de Rarity.

—Rainbow, querida. ¿Cómo estás? —preguntó con voz animada.

—Ugh, bien. ¿Qué quieres? —Rainbow preguntó.

—Te llamo porque me enteré de que Fluttershy y tú no han estado juntas —dijo inmediatamente—. Y hablé con Fluttershy hace un momento y me dijo que solo te estaba dando un poco de espacio. ¿Es eso cierto?

—¿Por qué preguntas?

—Umm... no quiero parecer una entrometida, pero Fluttershy no sonaba bien —explicó, hablando en voz baja como si ocultara alguna clase de chisme—. Tal vez no sea la misma Fluttershy que conozco, pero aun puedo distinguir su cambio de humor. Y además son mis amigas, es imposible que no conozca esos pequeños cambios.

Entonces ¿por qué Fluttershy no la había llamado? Simplemente pudo haber llegado a su casa y hablar al respecto, sea lo que sea que le preocupara. Si se comportaba de esa manera tan poco directa, cómo se supone que ella lo sabría, eso no tenía sentido y solamente tenía la intención de provocar un drama por algo que aún no comprendía.

—¿Rainbow Dash? —Rarity la sacó de sus revueltos pensamientos—. ¿Estás ahí?

—Eh, huh, sí —respondió tontamente—. ¿Qué se supone que haga?

—No te entiendo —Rarity sonó confundida—. Lo normal sería que lo hablaran. ¿No es eso sentido común?

—¿Lo es? Yo... no tengo ni idea —Rainbow respondió, rascándose la cabeza—. Esperaba que ella me dijera algo, ella fue la que me dejó de hablar.

—¿Y no te has preguntado por qué te dejó de hablar? —preguntó Rarity con un tono de voz acusatorio—. Tal vez hiciste algo que la molestó. ¿Qué fue lo último que hicieron juntas?

—Pues ella se fue después de que no me tomara en serio la escuela —su contestación lentamente fue un poco esclarecedora para ella misma—. Pe-pero eso siempre pasa: ella me dice que me tome en serio las cosas, le respondo que no quiero y entonces me obliga a hacerlo. No veo ningún problema ahí.

Y a pesar de esas palabras al final, algo seguía siendo raro. No sabía bien.

—Rainbow... —Rarity suspiró—. Ese es el problema. Fluttershy se cansó de tratar de convencerte de que hagas las cosas por ti misma. Para ti habrá sido una rutina que quizás era de lo más cómoda, pero para ella era desesperante. Si te dio tu espacio fue para que pensaras al respecto y entonces resolvieras las cosas con ella.

—¿Huh? ¿Cómo lo sabes? —preguntó, dejando caer uno de sus brazos al suelo—. Ella no me dijo nada. Si me lo hubiera dicho...

—¿Le habrías hecho caso? —la interrumpió Rarity.

—Sí, eso creo. Al menos sabría por qué no me habla —dijo, soltando un suspiro desesperado—. ¿Y ahora qué?

—¿Eh?

—¿Qué debo hacer? —reformuló su pregunta.

—Puedes cambiar por ella, al menos inténtalo y entonces díselo —Rarity soltó con una voz reconfortante—. Pero no lo hagas solo porque te sientes lastima, sino porque de verdad te preocupa.

Rainbow cerró los ojos por unos segundos, trajo a su mente de nuevo sus momentos con Fluttershy y trató de ver qué fue lo que hizo mal; sin embargo, las acciones de Fluttershy la confundían y molestaban. Si de verdad estaba haciendo mal tratando sus palabras con tan poco interés, ¿por qué la besaba y hablaba de manera sugerente como si le gustara? Si ambas estaban de acuerdo en tener una sesión de besos apasionados, no había nada malo en su relación.

¿Por qué era su culpa cuando Fluttershy tampoco era clara?

—Okey, pensaré sobre lo que me dijiste —Rainbow dijo, pasando una mano por su cara—. Entiendo un poco mejor. Pero que quede claro que no todo es mi culpa.

—Está bien, querida —Rarity rió sutilmente—. Es bueno que te lo estés tomando en serio por primera vez. Es un avance.

—Sí. Tan solo espero que no sea complicado. 

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