Me gustaría oír

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Todas coreamos una canción cuando llegamos a la entrada del spa en auto, pero cuando la madre de Alexis apaga la música, nos quedamos calladas y echamos un vistazo alrededor para observarlo todo.

El largo camino de entrada está bordeado de frondosos árboles perennes y rosales cargados de flores rosa pálido. El auto serpentea por una escarpada colina y pasa junto a un viñedo. Bajo la ventanilla y aspiro el aroma de la hierba recién cortada y la fragante lavanda.

"¡Vaya!" exclama Anna desde el asiento trasero.

"Y que lo digas," suspira Lindsay.

"Se los dije," comenta Alexis.

"Esto es increíble. Gracias," digo a la señora Mazeur.

"Te va a encantar," me dice ella.

A Chloe también le habría encantado.

Nos detenemos en una entrada circular con una enorme fuente en el centro. Debe de ejercer algún tipo de atracción hipnótica, porque echo a andar hacia ella y me quedo allí plantada, contemplando el agua que cae en cascada por encima del borde, escuchando el ruido tranquilizador del agua al repiquetear en el estanque inferior. Cierro los ojos y dejo que mis labios esbocen la sonrisa que desean.

"¡Vengan, chicas!" La señora Mazeur nos llama desde la parte trasera del auto, y todas nos reunimos a su alrededor. "Tengo una sorpresa," dice, y abre el maletero para sacar una bolsa de felpa verde con el nombre de Alexis bordado en blanco. "Una para ti, cumpleañera."

Mientras se inclina de nuevo sobre el maletero, Alexis abre la bolsa y, a medida que examina su contenido, nos va mostrando frascos de loción corporal, crema para las cutículas y exfoliante facial.

"Y una para ti," dice la señora Mazeur, y le entrega a Anna la misma bolsa personalizada, pero esta es roja, su color favorito. "Por supuesto, púrpura para ti Lindsay," indica.

La mía será amarilla.

Cierra el maletero y me rodea los hombros con un brazo.

"Lo siento, Danielle. Traté de encargar otra ayer, pero era demasiado tarde."

"No importa," comento, y me muerdo el labio inferior para que no me tiemble.

"Pero no te preocupes. Quiero que elijas lo que quieras de la tienda de regalos, ¿de acuerdo? Hablo en serio, cualquier cosa."

Me da un apretón en el hombro y se adelanta teatralmente, señalando la entrada con la mano.

"Muy bien, chicas, siganme."

Respira. Respira. Respira.

El interior del spa huele a limpio, a pepino y menta, y es un alivio ver otra fuente en el rincón. Me acerco a ella y me araño tres veces la nuca, hasta que una recepcionista nos llama, nos da una suave bata blanca a cada una y nos asigna un casillero.

Me cambio rápidamente, envío un mensaje a mamá para decirle que todo va bien y me reúno con las demás en la sala de espera. Mientras tomamos un refresco y comentamos lo increíble que es el spa, oigo mi nombre.

"Pásatelo bien," comenta Alexis, saludándome con la mano.

La esteticista me conduce a una sala con una relajante música de estilo zen y reclina mi butaca.

"Tienes reservación para nuestro exclusivo antienvejecimiento facial," me informa. "Solo tienes que relajarte y cerrar los ojos. Dime si necesitas algo."

No sé muy bien cómo decirle que tengo dieciséis años y no necesito un antienvejecimiento facial, por lo que me quedo quieta, incluso cuando se pone a parlotear sobre los efectos dañinos del sol. Pasado un rato, dejo de obsesionarme con el error y permito que mis pensamientos vaguen hacia uno de los poemas que escribí ayer por la noche. Lo repito mentalmente, una y otra vez, hasta que se terminan los noventa minutos de la sesión.

Hasta La Última Palabra 《Daerin》《Niniz》Where stories live. Discover now