Capítulo dos: Necesitas compañía.

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Jisung largó un suspiro pesado, sus pies comenzaban a doler junto a su espalda, sus párpados pesaban quintales y el sudor que iniciaba desde su frente recorría su rostro en grandes cantidades y con velocidad.

Terminó de limpiar la última mesa y acomodó todo, tomó las llaves del local y sus pertenencias y salió, ese día le tocaba cerrar y ya era bastante tarde, el local estaba totalmente vacío, los turnos de sus amigos habían terminado horas atrás. El reloj marcaba las 11:40 P.M, bastante tarde para un omega tan lindo y en cinta.

Ningún bus pasaba a esa hora así que le tocaba irse caminando a casa. Jisung vivía en un sector algo prestigioso, aunque pagaba renta porque la casa no era suya, vivía bien y bastante cómodo.

Vivía en un departamento bastante amplio con todas las comodidades para él y para su próximo bebé. Cerró el local y se encaminó a casa, algo asustado por el ambiente tan oscuro.

Caminaba con lentitud, pues, su vientre pesaba y sus pies dolían en cantidad.

Pronto llegó a su edificio y entró al enorme Lobby ambientado, saludó al hombre de la recepción, quien probaba todos los pasteles que Jisung horneaba durante sus estudios. Presionó el botón del ascensor y entró, pasando su tarjeta por la pequeña pantalla que automáticamente lo dirigió a su piso.

Observó las puertas abrirse y el número nueve marcar en la pantalla sobre esta, salió y llegó a su puerta, por la que pasó nuevamente su tarjeta y abrió.

Entró con lentitud y dejó sus zapatos en la entrada, caminando por la cerámica fría, fue a la cocina y se sirvió un vaso de agua yendo al amplio balcón y sentarse bajo la luz de la luna. Suspiró.

Comenzó a acariciar su vientre y a tararear una canción, pronto sintió como el cachorro en su interior se estremecía de felicidad, según Jisung. Rió.

—Estabas muy inquieto hoy con el hijo del Señor Lee. ¿Te gusta?—habló con el cachorro, a lo cual este volvió a moverse.

Jisung observó nuevamente la vista a la ciudad que tenía desde el piso nueve en el que residía. Se levantó y cerró el balcón regresando nuevamente al interior de la casa.

Se tiró en su cama con cansancio y pronto terminó dormido.

Se tiró en su cama con cansancio y pronto terminó dormido

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El reloj marcaba las 4:50 A.M y Jisung había sido despertado por un fuerte dolor en su vientre. Se incorporó en la cama y el dolor fue aún más fuerte. Soltó un pequeño grito de dolor y con todas sus fuerzas agarró su teléfono y marcó un número.

¿Aló? ¿Jisung, que haces despierto a esta hora?—preguntó Seungmin del otro lado de la línea.

—Seungmin-ah... ayúdame, me duele, me duele como el infierno...—murmuró.

Holo, papá • MinSungWo Geschichten leben. Entdecke jetzt