Capítulo cinco: A mi me gustas tú.

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Carritos de supermercado y el sonido tan desesperante que hacían sus ruedas cruzaban de aquí a allá. Jisung llevaba uno al igual que todo el que va al supermercado.

Le hacían falta algunas cosas en casa así que decidió ir a comprarlas luego de salir del trabajo. En dos días sería su salida con el alfa y no negaría que estaba emocionado.

Tomó las bolsas entre sus manos listo para tomar el bus de vuelta a casa. Miró sus pies dándose cuenta de que sus cordones estaban desatados, suspiró y trató de agacharse para amarrarlos, sin embargo, no pudo.

El vientre ya le comenzaba a incomodar para cosas como lavar la ropa o amarrar sus agujetas. Hizo un puchero al no poder alcanzar los cordones y se cruzó de brazos.

Volvió a intentarlo, fallando en el intento.

—¿Te ayudo?—preguntó alguien. Jisung alzó la mirada.

—¿Doctor Lee?—dijo atónito.

Jisung y Minho estaban en el mismo supermercado, Jisung en una situación algo vergonzosa y Minho muriendo de los nervios.

—Ese mismo. Ven.—pidió y se agachó hasta los pies del omega y comenzó a amarrar sus agujetas. Una vez terminó se levantó otra vez.

—Muchas gracias.—agradeció. Minho asintió.

—¿Vas en bus?—se atrevió a preguntar. Jisung asintió acomodándose las bolsas entre las manos, le empezaban a incomodar y su vientre estaba más pesado de lo normal.

—Te llevaré a casa, vamos.—invitó y Jisung no se quejó y lo siguió. Llegaron hasta el auto del mayor, quien metió todas las bolsas al maletero y ayudó a Jisung a subir.

Minho arrancó siguiendo las indicaciones del menor, quién veía por la ventana entretenido con el paisaje y las personas caminando de aquí a allá.

Nunca fue una persona de esas que salía muy seguido, comenzó a salir cuando quedó en cinta y se propuso no llorar ni una sola vez por aquel alfa tonto, así que salía a distraerse.

Sus padres viven en Estados Unidos y él y su hermano se quedaron a hacer la vida en Corea, aunque antes solía visitar a sus padres por navidad, la navidad pasada no pudo hacerlo.

Jisung nació en una cómoda familia, hasta que su padre por asuntos de trabajo decidió dejar el país, Jisung regresó a Corea a estudiar lo que tanto soñaba y por fin se quedó.

En la radio sonaba una canción que el omega tarareaba con ánimo, cautivando la atención de Minho, quien subió un poco más la canción, escuchando así al omega cantar.

Se sentía atraído por la hermosa voz del más bajo, su cabello, que por cierto, era un rubio precioso, estaba despeinado y llevaba puesto un hoodie azul que resaltaba a la perfección su color de piel.

—'I'm only here passing time in her arms, hoping I'll find, a glimpse of us...'—cantó sin percatarse que el alfa lo observaba con un brillo en sus ojos.

Jisung volteó la mirada desde la ventana hasta el mayor, dándose cuenta que este estaba mirándolo con una sonrisa tonta pintada en su rostro. Le devolvió la sonrisa haciendo que salga de su trance, inmediatamente figuró la situación regresó la mirada al frente con el rostro rojo.

Vio la luz del semáforo cambiar a verde y arrancó.
Pronto llegó a la cuadra donde vivía Jisung y aparcó a un lado de la acera.

Salió del auto y ayudó a Jisung a cargar algunas bolsas. Entraron al ascensor y pronto llegaron al departamento de Jisung.

—Pasa.—ofreció. Minho asintió y entró. Dejó las bolsas en la isla de la cocina, donde Jisung le había pedido.

Holo, papá • MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora