Felix era un prometedor estudiante de moda, con una pasión inigualable por diseñar vestuario. Era de bajo perfil, jamás llamaba la atención y se regía por las reglas. No tenía un gran círculo social, le bastaba con su mejor amigo. Su único objetivo...
—Felix, ya llegué. — Avisó Jaewon tras entrar a la casa. —¿Lix?
El nombrado apareció en ropa deportiva y con los mechones de cabello cercanos a su rostro recogidos con ayuda de una diadema.
—Mi niño, ¿qué hacías?
—Solo limpié un poco la casa. También ordené la nevera y organicé nuestra ropa. — Le sonrió tras dejarse caer en el sofá por el cansancio.
—¿Por qué no descansas? — Rió.
—Me gusta ayudar en lo que pueda. Te pasaste todo el día haciendo las labores administrativas del bar. Lo mínimo que puedo hacer yo, es tener tu casa limpia.
—Nuestra, Lix. — Felix no respondió, lo que le causó ternura al mayor. —No eres un invitado acá. Por ende, no quiero que sientas que te corresponden todos los quehaceres de la casa.
—Pero... No me siento tranquilo si no lo hago, debo pagarte de alguna manera que me dejes quedarme contigo.
—No es necesario, mi niño. Para mí no es ninguna carga tenerte viviendo conmigo. Todo lo contrario, me hace extremadamente feliz despertar y ver tu carita preciosa todas las mañanas. — Se acercó para darle un calmado beso.
—No me gusta abusar de tu generosidad. — Se excusó.
Su novio se lanzó sobre él, sacándole varias carcajadas.
—Eres un niño muy terco. — Le mordió el cuello, jugando con él.
—Pero soy tu niño, ¿no?
—Mío y solo mío. — Le besó mientras le acariciaba el cabello.
—De todas formas, no quiero que te acostumbres a esto. — Dijo Felix, haciendo que la expresión del mayor decayera. —Amo estar contigo, pero no puedo quedarme para siempre.
—¿Quieres volver a tu vida de antes?
—No estoy seguro, pero si hay un par de cosas que extraño y que me gustaría retomar.
—Pero, ¿no dejarás de quererme?
—No, tonto. — Rió y le dio un beso en el puente de su nariz. —¿Te importa si esta noche no bajo al bar? Me siento algo cansado y quiero estar tranquilo.
—Claro, cariño. Intentaré no cerrar tarde hoy para no dejarte solo por mucho tiempo.
El dueño del establecimiento se retiró para darse una ducha y alistarse para la noche. Jaewon era un excelete anfitrión y, apesar de que era abiertamente homosexual, muchas chicas de los alrededores iban exclusivamente a ver al guapo y tatuado chico.
Felix entró al baño después que su novio para asearse y ponerse su cómodo pijama.
Ya eran las diez de la noche, así que Jaewon bajó las escaleras hacia el ya repleto bar.
El rubio se preparó un té de frutos rojos y se lo llevó a la sala de estar para gastar su noche en alguna película de drama o suspenso, que eran sus favoritas.
Ya estaba llegando a las escenas finales, pero el ruido que provenía de su teléfono no lo dejaba concentrarse.
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