-Eres mía Naia-
-Soy consciente-
-Aún cuando todos te nieguen, incluso si tú no me aceptas por completo... eres mía-
-Lo sé y me alegra pertenecerte-
Créditos de portada a @Editorialsilver y @Ivanessac10
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|| ꧁) ༒ (꧂ ||
꧁𝕮𝖆𝖟𝖆𝖉𝖔𝖗𝖊𝖘꧂
Naia
Desperté más que perdida, mi cuerpo se sentía un poco cansado, un poco bastante en realidad y tenía un poco de dolor de cabeza.
Mi cuerpo era apresado por otro cuerpo, uno grande el cuál me tenía completamente retenida.
Abrí un poco mis ojos encontrándome con esos profundos ojos azules que tanto amaba, parpadee un par de veces para poder enfocar su rostro lo suficientemente bien.
William es tán hermoso...
Llevaba su cabello mojado, por al parecer un reciente baño.
—Buenos días pequeña—
Repentinamente unos ligeros pensamientos llegaron al final de mi cabeza.
Baile.
William mirándome como cazador a su presa.
William rompiendo toda mi ropa.
Todo mi descaro.
Estoy segura de que mi cara estalló en un rojo profundo ya que Willy soltó una pequeña risa al ver mi rostro avergonzado.
Solo pude esconderme en su pecho desnudo mientras lo sentía vibrar por su risa.
¿Qué le hacía tánta gracia?
—¿Estás bien pequeña?— Rió.
El está muy alegre...
Sus manos tomaron mi rostro haciendo que lo mirase.
—Si...— Susurré avergonzada.
—En la noche no eras así de tímida princesa—
—¡William!— Volví a ocultar mi rostro en su pecho, recibiendo otra risa de su parte.
—Bien pequeña, no hablo más del tema— Rió entre dientes.
Esto en serio mejoró su humor... jamás lo vi reír tanto.
—William, sobre el tema de Tacradez...—
El torció el gesto con un poco de fastidio pero decidí no retractarme, el tendría que saber que no puede obligar a su hijo a casarse con una mujer que no quiere cuándo tiene a su alma gemela aquí mismo, no lo permitiré.
—Era lo mejor para él, pero ya véz como es—
—No, lo mejor para el es estár con su alma gemela, no con alguien que no puede amar, no puedes obligarlo a hacer algo así, tienes que comprender a Tacradez también, el solo quiere a su alma gemela, es algo muy lindo—
—Ya sé que su alma gemela es Dalia... esa demonio—
—Oh no, dime que no estas diciendo eso en tono de desprecio— Dije mientras me sentaba y lo miraba con el ceño fruncido.
