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⚠️ Atención: Este capítulo contiene material que puede resultar sensible para algunas personas, (autoles*ón, burlas y baja autoestima) por lo que si decides no continuar, lo entenderé. 🌸

Se recomienda discreción.


«He visto ese lado oscuro tuyo»


Enero del año 2008

Pequeña aldea en los confines de la ciudad de Medus
(Un año antes de la masacre)

—Deberías oscurecer aún más tu cabello, sestra —recomendó mi hermano mayor al tiempo que plantaba un beso en mi mejilla con cariño.

Esa mañana debía irse a trabajar en los cultivos con nuestro padre y los demás hombres de la aldea.

Volteé los ojos, algo fastidiada de tener que ocultar mi apariencia, pero sabiendo que tenía toda la razón.

—Pensaba tintarlo mejor esta tarde, pero como es demasiado, necesito la ayuda de madre y en estos días ella solo tiene la mente puesta en decorar la nueva casa. —le expliqué, señalando a la mujer que frente a nosotros, se encontraba pintando con una brocha el umbral de la entrada.

Mi hermano mayor suspiró, siguiendo mi mirada antes de comentar:

—Siempre se empeña en hacer lo mismo sabiendo que no dudaremos más de dos meses. —expresó lo mismo que se me pasó por la mente pero que no fui incapaz de decir.

—Ella sólo desea un hogar estable, y por mi culpa no lo puede tener. —contesté en voz baja, agachando mi cabeza para evitar que viera la tristeza en mis ojos.

Pero entonces, con sus suaves manos, él tomó mi mentón y me hizo mirarlo a sus bonitos ojos entre el verde y el azul. Y con uno de sus dedos, pasó a secar la lágrima que salió de mis ojos.

—Por favor, no llores, no cuando todo esto es culpa de ese monstruo, y no tuya. —me suplicó en tono cálido y comprensivo.

Pero, en el fondo, ambos sabíamos que si yo no hubiera decidido hipnotizar a todo un pueblo para que se rodillada antes mis pies, no nos encontraríamos en aquella situación tan... es que siquiera podía describirlo con palabras.

El haber tenido que abandonar nuestro hogar para comenzar a huir como si fuéramos los peores crimínales y recibir el rechazo de todos los reinos y naciones vecinas, era algo que había dejado marca en cada uno de nosotros.

Por mucho que intentáramos seguir adelante siempre, por mucho que volviéramos a empezar, encontrarnos en aquella situación era lo peor que le hubiera podido ocurrir a nuestra familia.

Y por ello, cuando nadie me escuchaba me maldecía fuertemente a mí misma.

Porque por mi jodida culpa, ahora los seres que más amaba estarían condenados al rechazo de la sociedad y a vivir asustados durante toda la eternidad.

Durante varios minutos, Jeremiah me consoló en silencio con palabras reconfortantes colgadas de compresión, hasta que al final, depositando un suave beso en mi mejilla, se despidió para comenzar a caminar en dirección hacia los cultivos.

Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Where stories live. Discover now