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«¿Qué tan enferma podía estar su mente para cortar las alas del ave, enjaularla y aún así pensar que todo eso era amor?»



Sí, lo había hecho...

Había huido de casa.

Y no me arrepentía.

Solo lamentaba no haberlo antes; pues de haber actuado con tiempo, quizás muchas cosas se habrían podido evitar.

De haber aceptado, que mi papel en el mundo, era ser la bolsa de sangre de científicos y de Hunter Callahan, mis seres queridos no habrían pasado por tanto.

Sin embargo, había sido una cobarde, una testaruda egoísta, que se había creído capaz de cambiar su destino sin saber, que este ya estaba escrito desde mucho antes de que naciera y no podía hacer nada contra eso.

Pero, sin importar cuántas cosas malas me sucedieran continuaba rehusándome a aceptar esa realidad dando vueltas en aquel círculo desgastante que terminaba lastimando a los pocos que se aventuraban a quererme.

Mientras lo único que podía hacer era cuestionarme interiormente sobre cuál sería la gota que colmaría el vaso...

Cual sería aquel suceso que me haría darme cuenta que solo yo podía poner fin a la absurda contienda entre familias que no hacía más que lastimar.

Y sí, me sentía como una mierda por estar esperando a que llegara lo peor para armarme de valor, y todo porque mi miedo a morir era más grande que cualquier otra cosa...

Hasta ese día.

El día, en que habíamos descubierto que teníamos la daga equivocada, que arriesgarnos había sido por nada.

Parecía un suceso bastante pequeño e insignificante como para lograr que alguien se replanteara toda su vida, pero había sido suficiente para mí, para que al fin abriera los ojos y aceptara de una vez por todas, que nada nunca podría mejorar para mí...

Pero sí para mi familia.

El olor a carne quemada que invadía mis fosas nasales me tenía aturdida, desorientada, los gritos eran ensordecedores y de seres desesperados que me rodeaban me hacían sentir sofocada.

Por ello, no dudé en intentar abrir las cortinas rojas, para escapar de tan horrible escenario.

No me traía buenos recuerdos.

Empuñando la tela, intenté correrla hacia un lado, sin embargo, rápidamente una mano masculina aprisionó mi muñeca, ejerciendo la fuerza suficiente para apartar mi agarre sobre la cortina.

El pulso se me disparó y al ladear mi cabeza, mis ojos se encontraron lentamente con los suyos.

Y en cuestión de segundos, quedé sumida por completo en el verde profundo que todos los días deseaba no haber heredado.

«No podía parecerme a alguien tan despreciable.»

Pese al caos que nos rodeaba, él lucía impecable con su traje formal y el cabello dorado perfectamente peinado hacia atrás.

"Debería empujarlo e irme."

Pensé, pero mis pies fueron incapaces de dar un paso lejos de él.

Estaba presa en su mirada...

Siempre había tenido ese efecto en mí, pero lo odiaba porque ahora solo podía buscar en sus ojos del amor que alguna vez me había profesado.

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⏰ Last updated: 7 days ago ⏰

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Alma de acero y corazón de cristal [En proceso]Where stories live. Discover now